viernes, 26 de octubre de 2012

CARRILLO Y EL DUQUE DE VERAGUA


GARZÓN
http://maremagnumdequisicosillas.blogspot.com.es/2012/10/cosas-de-carrillo-que-no-han-sido.html



anadeespañaanadeespaña11:44 | 08 de febrero, 2012

julián tiene ahora 55 años.
vive en un pueblecito cercano a madrid
y quiere olvidarlo todo. lo que vio teniendo 14, 15 y 16 años, 

lo ha revivido ahora para que los jóvenes
comprendan la postura de sus abuelos
cuando acuden, en estas fechas,
al aniversario del genocidio de paracuellos.

 “el estudiante” de hace 41 años,
nos ha acompañado, una por una, a todas las “checas”
–donde estaban las “checas”,
claro-,
recordando anécdotas que le ocurrían cuando llevaba,
desde el despacho de carrillo
en la calle pontejos, l
as listas de los que debían detener y asesinar.


hemos estado en la carretera de fuencarral,
buscando el lugar donde fue muerto el duque de veragua,
siguiendo las indicaciones
que la memoria de “el estudiante”
le recordaban.

“allí tiene que haber una granja,
y más adelante un cauce de agua
 –decía julián-,

justo por aquí. sí, sí,
fue aquí donde nos bajamos con el ford.

venían también los chequistas
santiago escalona,
sagrario ramírez
y ramiro roig, “el pancho”.

este último fue quien le cortó el dedo al duque
para sacarle el anillo.

y desde aquí les dispararon
–se pone en posición de tiro-,
y aquí cayó el duque de veragua,
así –julián cae al suelo imitando la posición
en que quedó el cadáver del duque
antes de que carrillo le disparara
los “reglamentarios” tiros de gracia-
de lado,
sangrando por todas partes”.


el recorrido hasta llegar al cementerio de paracuellos del jarama
fue también relativamente fácil,
recordando lugares y gentes.

al llegar al cementerio,
después de santiguarse,
julián empezó a caminar como hipnotizado
recorriendo las diversas zanjas,
cubiertas con algunas cruces y flores.

“esta es mi zanja, dios mío;
esta es la zanja que yo hice con mis manos
-exclamaba “el estudiante” llorando como un niño-.

aquí hay miles y miles de asesinados.
¡dios mío, qué tragedia!
¿por qué has vuelto, carrillo?
¡que no vuelvan esos tiempos, por favor!”,
gimoteó, finalmente,
aferrado a una de las cruces donde se leían
algunos de los nombres
de los que allí dormían
desde el año 36.

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