viernes, 26 de octubre de 2012

120 COSAS DE CARRILLO QUE NO HAN SIDO JUZGADAS

Garzón
http://maremagnumdequisicosillas.blogspot.com.es/2012/10/cosas-de-carrillo-que-no-han-sido.html




anadeespañaanadeespaña11:36 | 08 de febrero, 2012

testimonio para la historia

¡esta es mi zanja!... ¡dios mío!

julián “el estudiante” relata la intervención de carrillo en las “checas” de madrid y en paracuellos del jarama.
no hace aún muchos días circuló una carta abierta a santiago carrillo firmada por “el estudiante”, en la cual, con ciertos visos de verosimilitud, se vertían una serie de acusaciones contra el hoy secretario general del pc. como quiera que el firmante del escrito muy bien pudiera tener un nombre y unos apellidos completos, los reporteros de el alcázar se pusieron de inmediato a realizar las oportunas averiguaciones. en efecto, existía un nombre, un testigo. en este reportaje, julián “el estudiante”, narra los detalles de unos acontecimientos en los cuales santiago carrillo tuvo, de manera directísima, una participación destacada. “el muchacho de los recados” de las “checas” de madrid, acompañó al dirigente comunista a alguna de sus “actividades”. este es su relato.
“delante de nosotros mataron a un jesuita”
aquella mañana –cuenta julián a el alcázar- entraron en el colegio cierta cantidad de milicianos y milicianas quienes, delante de nosotros, mataron a un jesuita que nos daba clase de química en aquel momento. mi abuelo me sacó del internado y quiso que viviera con ellos en cuatro caminos, en la calle de jaén. pero la guerra había sido declarada y todo estaba en ruinas. los adoquines de la calle bravo murillo estaban levantados sirviendo de parapetos para que los frentes no entraran. por las noches no había luz, y yo escuchaba el tiroteo mientras me dirigía al metro de alvarado, donde dormí varios años. mi familia no podía proporcionarme alimentación porque escaseaba. me enteré, por mis amigos, que también dormían en el metro, que en la “checa” del marqués de cubas daban carne de búfalo. me presenté allí y le dije al miliciano que estaba en la puerta que tenía hambre. recuerdo que aquel miliciano me pareció demasiado joven. vestía con un mono azul y un gorro con orla; tenía puesto un correaje con una bayoneta, llevaba un mosquetón.
me preguntó si pertenecía a los “pioneros”. “yo no sé qué es eso” –le respondí-. “pasa dentro, pionero”, me dijo. al rato, trajeron un plato de aluminio con carne de búfalo y un chusco de pan. no dejé ni las migajas. el miliciano de la puerta me prometió que si iba todos los días me darían de comer. yo, con catorce años, pero bien desarrollado, empecé a acompañarles a donde me llevaban. vi como saqueaban las casas, como sacaban las remesas de, según ellos, “los martirizados”.
carrillo: “¡córtale el dedo, leche!”

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