Ayer han condenado a tres funcionarios policiales, entre ellos el que era comisario en Puente de Vallecas cuando apareció la famosa mochila, a un total de 13 años de cárcel por detención ilegal, por falsificación de documento público y por coacciones (por este último delito, sólo a uno de ellos).
http://www.libertaddigital.com/bitacora/lucrecio/comentarios.php?id=1132
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¿Estamos hablando del 11-M? Pues, aunque parezca mentira, no.
Al hablar de detención ilegal, no nos estamos refiriendo a esas cinco personas que fueron detenidas en plena jornada de reflexión el 13-M por el simple hecho de vender tarjetas y teléfonos móviles. No. A lo que nos referimos es a la detención ilegal de militantes de la oposición, un escándalo sin igual en ningún pais democrático de nuestro entorno.
Al hablar de falsificación de documento público, no nos estamos refiriendo a los numerosos informes falsos entregados al juez Del Olmo, como por ejemplo muchos de los informes relacionados con los explosivos del 11-M. No. A lo que nos referimos es a la falsificación de informes y reelaboración de diligencias en el caso de la detención de esos dos militantes del PP.
Al hablar de coacciones no nos estamos refiriendo a esos testigos e imputados que han declarado ante el juez Del Olmo cómo algunos policías les indicaron lo que tenían que decir al juez y les amenazaron con deportarles a Marruecos para que acusaran de integrismo a otros imputados, como por ejemplo Zougham. No. A lo que nos referimos es a que algún funcionario policial honesto fue depurado por negarse a detener ilegalmente a los dos miembros del PP.
No estamos, por tanto, hablando del 11-M. Aunque podríamos estar haciéndolo. Y en el futuro habrá que hacerlo.
Porque, si detener sin motivo a dos militantes de la oposición es gravísimo, el asesinato de 192 personas es infinitamente más grave. Y tapar con una falsa trama islamista a los verdaderos culpables es una atrocidad, fundamentalmente porque contribuye a dejar que los verdaderos culpables sigan en la calle. Y, cuando llegue el momento de exigir responsabilidades, cada uno deberá dar cuenta de sus actos, y cada palo aguantar su vela.
Y lo que pasará, como todos sabemos, es que, en el momento de las responsabilidades, todo el mundo tratará de quitarse de en medio. Así que el marrón se lo acabará comiendo el último mono que haya cometido el error de no cantar. ¿Estamos hablando del 11-M? Sí, pero también hablamos de otras cosas. Hablamos, por ejemplo, de que tres funcionarios policiales han sido condenados a prisión, mientras que quienes les dieron las órdenes se limitan a dimitir de su puesto. Quizá para ocupar otro en un plazo breve.
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