lunes, 28 de abril de 2008

Vivir junto a la central de Ascó

POR JÚLIA GIRIBETS.
TARRAGONA.
ABC

Ascó es un pueblo tranquilo de la Ribera del Ebro.

Esta tranquilidad se respira en sus calles pero, sobre todo, en sus habitantes.

El río y el verde de sus campos le sitúan en un entorno paisajístico ideal, que sólo se rompe con la inmensa torre de refrigeración de un titán industrial de gran actualidad estos días.

Hace 25 años nada de esto era así.

El pueblo vivía básicamente de la agricultura o de trabajos de fuera del municipio. La construcción de las centrales nucleares de Ascó I y II desató sentimientos muy contradictorios entre la población.

«Cuando supimos que se iba a construir una nuclear al lado del pueblo, se generó mucha expectativa en la zona, porque entonces vivíamos básicamente de la agricultura», recuerda el alcalde de Ascó y trabajador de la central, Rafael Vidal.

«Nos lo tomamos como algo positivo porque dio trabajo a muchísima gente. Sólo en su construcción participaron casi 6.000 personas».

Pero no todo fue un camino de rosas. «Se creó una división social, hubo enfrentamientos entre familias.

Por un lado estaban los antinucleares, y por otro, el resto de gente, que no se proclamaba a favor de la construcción, pero tampoco en contra».

Según explica el alcalde, hubo familias que abandonaron el pueblo por su rotunda oposición a la central, aunque algunos de los opositores, muy pocos, «aún viven en Ascó».

En los años ochenta, cuando se inició la construcción de la gran infraestructura, incluso el ayuntamiento se oponía.

En 1978, el consistorio acordó la suspensión de las obras de la unidad II de Ascó por motivos urbanísticos.

Un año más tarde, la Audiencia de Barcelona licitó las obras y se continuó con la construcción.

Renta per cápita

«La central ha permitido que los habitantes de Ascó tengan una de las rentas per cápita más altas de Cataluña», explica Vidal.

Aun así, la central nuclear ha sido noticia durante las últimas semanas por la dispersión de partículas radiactivas en el exterior de las instalaciones, incidente en el que aún quedan por responder muchas preguntas.

En el pueblo no gusta hablar de este tema.
«Yo de esto no tengo nada que decir», comentan varios vecinos cuando se les pregunta su opinión.
Parece que entre ellos haya un pacto de silencio para no opinar sobre lo ocurrido o, simplemente, para que sus palabras no vayan más allá de las fronteras de su pequeña localidad y permanezcan allí como un tesoro a buen recaudo.
Quizás sea eso, o quizás sea miedo a hablar demasiado.

Otros sí se atreven a alzar la voz, pero la mayoría bajo el mismo lema:
«Aquí no pasa nada», se autoconvencen.

Los vecinos se muestran tranquilos ante el tema, «no tendría que haber pasado, pero aquí hacemos vida completamente normal desde hace 25 años y no nos sentimos inseguros», comenta Javi, habitante del pueblo.

Este vecino cree que se ha creado una alarma mucho mayor fuera de Ascó que en el propio municipio. «La prensa ha tratado el tema desmesuradamente y llega un momento que la noticia pasa a convertirse en morbo.

Lo que ocurre es que como se trata de una central nuclear, eso hace que se genere más alarma».

Algunos habitantes del pueblo creen que se les está dando mala publicidad con las informaciones sobre la fuga de partículas ya que «la gente de fuera debe pensar que si vienen aquí se encontrarán un entorno destrozado por el impacto nuclear».

«Volveríamos a la miseria»

«Mis dos hijos trabajan en la central y yo estoy muy tranquila», explica Rosa

Otra vecina, que añade: «Si la central nuclear no estuviera, volveríamos a la miseria».
Rosa ha visto prosperar al pueblo y sus hijos han crecido junto con la central nuclear.
«Si no trabajasen allí, se tendrían que haber ido del pueblo».

Pese a que se altera de vez en cuando al hablar, Rosa dice estar «muy segura» de vivir en Ascó y cuando se le pregunta si teme que alguna partícula radiactiva haya llegado al pueblo contesta:
«¡Eso son tonterías!».

demás de los dos hijos de Rosa, actualmente trabajan casi 400 personas en las centrales de Ascó, aunque a esta cifra hay que sumarle cientos de trabajadores de empresas colaboradoras.

«Tenemos que intentar que trabaje el máximo de gente en la nuclear.
Desde el ayuntamiento promoveremos la formación para que la gente tenga más facilidades para trabajar en la central y no sienta la necesidad de irse del pueblo a buscarse la vida fuera», comenta el alcalde.

El pueblo tiene un plan de emergencia nuclear por si algún día ocurriese un incidente más grave.
«La ciudadanía conoce este plan y, si pasara algo, sabemos qué hacer y, en función de la gravedad del suceso, tomaríamos las medidas adecuadas».
De momento, ninguna de estas medidas se ha tenido que llevar a cabo.
Después del incidente, Ascó sigue su vida igual que el curso del río que lo baña; buscando siempre el lado positivo a la presencia de la central.
Aunque el resto del mundo diga lo contrario.


INDUSTRIA RECHAZA QUE EL INCIDENTE DE ASCÓ INFLUYA EN EL DESARROLLO DE LA ENERGÍA NUCLEAR

El secretario general de Energía, Pedro Marín, afirma que se trata de un "incidente menor que está perfectamente bajo control" y que no tiene porque "perjudicar"
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PÚBLICO - EFE - Madrid - 28/04/2008 16:50

El secretario general de Energía, Pedro Marín, rechazó hoy que el incidente de la central nuclear de Ascó (Tarragona) perjudique un eventual desarrollo de esta energía en España ni "prejuzgará" ninguna actuación posterior en esta materia.

En declaraciones a los medios tras la presentación del informe World Energy Outlook en español, Marín afirmó que se trata de un "incidente menor que está perfectamente bajo control" y que no tiene porque "perjudicar en absoluto" la renovación de las centrales nucleares ni "debería prejuzgar ninguna acción posterior en esta materia".

Las instalaciones de Ascó registraron el pasado 28 de noviembre un escape de partículas radiactivas procedentes de la ventilación de la planta atómica, pero no fue hasta el 4 de abril cuando la empresa gestora de la central notificó al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) este incidente.
El peso de la energía nuclear

Marín, que eludió pronunciarse sobre si es partidario de aumentar el peso de la energía nuclear -"todavía no puedo hacer declaraciones sobre ese tema"-, se remitió a la prospectiva energética con el horizonte 2030 que presentará Industria este año, donde se definirá el papel que debe jugar esta fuente en el mix de generación español.

El escenario presentado por el Ministerio de Industria en el avance de esta prospectiva prevé que las nucleares mantengan la potencia actual (7.716 MW) y las renovables pasen a tener 83.330 megavatios (MW) frente a los alrededor de 33.000 MW actuales.

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