martes, 26 de marzo de 2013

11 - SUICIDIOS Y MUERTE DEL GEO


10. El supuesto suicidio de los terroristas y la muerte del GEO en Leganés el 03/04/04
Según informaciones policiales posteriores al suceso, a través de las escuchas telefónicas a Jamal Ahmidán, “El Chino” y a “El Tunecino”,  la Unidad Central Informativa sabía ya que el número 40 de la Calle de Martín Gaite era uno de los pisos en que se reunían los terroristas. Con esa información, no hay que ser un avezado detective para concluir que resultaba policialmente mucho más fácil, eficaz y necesario desde el punto de vista de la acción de la justicia —si es que, de verdad, se quería esclarecer los hechos— incluso para garantizar la seguridad y el patrimonio de los demás moradores del edificio, proceder a capturarlos uno a uno y con total discreción cuando salieran o entraran en la vivienda. Más aun sabiendo de que todavía obraba en su poder buena parte de los explosivos que no habían utilizado en los atentados y que podían tener almacenados allí.
Muy por el contrario, se procedió a rodear el edificio de forma tan ostensible, que fue advertida hasta por el propio vecindario. Luego se difundió la versión de que uno de los acusados bajó la basura y, percatado de la presencia policial, avisó —primero se dijo que por el móvil y después que a gritos— de lo que estaba en marcha. Dadas las condiciones objetivas del procedimiento en cuestión, semejante protocolo de actuación es algo impensable para cualquier policía del mundo y no se sostiene por ningún lado.
<(Fernando Múgica:“Una versión policial repleta de incongruencias” En “El Mundo” 18/04/04)
A las siete de la mañana de aquel sábado, los miembros del Grupo Especial de Operaciones (GEO) que estaban de facción ese día, recibieron la orden superior de presentarse una hora después ante el escenario de los hechos. Según versión posterior de los propios GEO, en ese momento los agentes disponibles en la unidad eran pocos para lo que teóricamente suponía el operativo, dado que la situación aconsejaba una acción mucho más ponderada. El jefe de guardia del GEO se vio en la obligación de convocar a los efectivos de la unidad que se encontraban de vacaciones o de permiso. Al final se formó un grupo de 13 agentes.
A su arribo al escenario de los hechos de éstos profesionales altamente cualificados —con basta experiencia en el asalto a lugares con gente armada altamente peligrosa— se encontraron ante la exigencia de unos mandos que habían planeado operar en condiciones por completo inadecuadas para cumplir las reglas del protocolo de actuación previstas para el caso y así lo expresó el responsable de los GEO: No se esperó a que llegara el negociador, un psicólogo cualificado para el necesario dialogo previo con delincuentes peligrosos. No se dispuso de intérprete. No se postergó el asalto para la hora de la madrugada, cuando el cerebro de los terroristas está más aletargado. Tampoco se consideró el trámite de pactar con ellos las condiciones de su entrega, lo cual supone un proceso que asegura su desgaste psicológico y merma de reflejos para el momento del desenlace en caso de no llegarse a un acuerdo. Ni siquiera se sabia el número de los ocupantes del piso.
Tales fueron las consideraciones que los jefes del GEO expusieron al subdirector general operativo de la Policía Nacional como método más conveniente de actuación para el caso, mostrando su disconformidad con la orden de asaltar inmediatamente el piso en el que permanecían atrincherados los terroristas. El GEO quería crear una burbuja policial alrededor del edificio para estudiar sin demasiadas prisas la mejor acción por sorpresa en el momento más apropiado. Fue el subdirector general operativo de la Policía, quien, desoyendo este criterio, ordenó la intervención inmediata, incluso a pesar de que la más elemental racionalidad de la causa judicial, exigía agotar todos los medios para capturar con vida a la mayoría de los ocupantes, a fin de conocer la verdad de lo ocurrido el 11-M.
Resulta evidente que para las autoridades políticas que decidieron actuar en semejantes condiciones, la finalidad del operativo fue que entre los terroristas no quedaran supervivientes, como así sucedió, incluido uno de los miembros del GEO, el subinspector de 41 años Francisco José Torronteras. Pasados unos días, algunos de los GEO participantes acusaron al subdirector general operativo de flagrante irresponsabilidad profesional. Por su parte, la cadena radiofónica “SER” contactó con el Ministerio del Interior, y después de que en ese organismo se hubiera supuestamente hablado con el miembro de la Policía Nacional responsable de esa intervención armada, se dijo que éste negó haber dado ninguna orden precipitada. No obstante, la “SER” solicitó al Ministerio del Interior hablar directamente con el subdirector operativo de la policía, pero el Ministerio se negó a ello.
A continuación damos a conocer el testimonio de Algunos de los agentes de operaciones especiales que participaron en el asalto del piso de Leganés, donde  cuestionaron la forma en la que se ordenó el asalto al inmueble, tal y como ha sido recogido por la cadena “SER”:
<(en referencia al subdirector  general operativo de la Policía Nacional) .
Nosotros sabemos que el subdirector general operativo, de cuyo mandato es bajo el que estamos directamente el Grupo Especial de Operaciones, fue el que dio la orden al jefe del dispositivo de realizar el asalto. Pedimos responsabilidades. Nos gustaría (…) que se investigara y que se tomaran responsabilidades por dejadez de sus funciones que han realizado ese jefe o el que fuera de cara a no dejar realizar su trabajo al jefe de operaciones como se deja realizar al TEDAX o a todos los compañeros profesionales. Gente que no es su trabajo no puede tomar decisiones sobre la vida de compañeros o sobre intervenciones peligrosas que no sólo nuestra vida, principalmente, es la vida de civiles y de gente normal y corriente para la que trabajamos que con muchas interferencias de ese tipo pueden salir perjudicadas, como hemos visto.
 Tenía la opinión de uno de los jefes de que se debía traer un traductor y había que esperar, que había que cansarles... Estaban atrincherados, nos estaban esperando y tenían explosivos. Fue una locura... Y nos llaman héroes. No somos héroes, somos... Se podría decir que hasta tontos. Por ir adonde fuimos.
Nuestros jefes pidieron tiempo, tiempo para hablar con ellos, un negociador, un traductor. En otros países, no hace mucho tiempo (en Inglaterra) se tuvo a un individuo, durante una semana, encerrado en su casa porque se sabía que estaba armado. Hay que esperar, hay que esperar, hay que esperar... Cansarles, utilizar el gas y cualquiera otra cosa hasta que se entreguen o que hagan lo que tengan que hacer pero sin estar nadie alrededor. Y esa es una de las posibles formas que hay, cercar toda la zona. Es un trabajo que llevaría mucho tiempo. El ejemplo lo tenemos es que al día siguiente, o a los dos días, en Alicante se tardó en solucionar un secuestro doce horas y era un individuo, un yonqui, un delincuente común que probablemente nadie sabía que no tenía ni la granada ni arma. ¿Por qué en este caso se tarda doce horas y no se puede dilatar más el sábado sabiendo que eran terroristas islámicos y que tienen explosivos?
Nos llamaron sobre las seis... Seis y media de la tarde. Cuando ya se había producido el altercado entre la policía o los compañeros de información y los miembros del grupo terrorista.
Una vez que nos dan la orden, lo único que planteamos entre nosotros son las diferentes formas de poder entrar a ese domicilio. Nos dan la orden y nosotros realizamos nuestro trabajo y fuimos a hacerlo lo mejor que podíamos y se barajaron un par de opciones. Se optó por esa, que parecía contra cualquier atracador o delincuencia organizada o los mismos terroristas de ETA. Era una opción perfectamente válida. No era la mejor, como ya he dicho, lo mejor en un caso de estos es tiempo, tiempo, sitiarlos y esperar. Se optó por eso y nada...... Donde hay patrón no manda marinero.
(…)
Nosotros, para cada una de las intervenciones para las que somos requeridos, tenemos un protocolo de actuación, el que entrenamos día a día durante todo el año y para el que estamos preparados. Siempre pueden salir incidencias, pero gracias al entrenamiento que tenemos, suelen salir las cosas, gracias a Dios, bien, que este caso no fue. Lo que pedimos es que se respete nuestro entrenamiento diario, que se respete nuestro protocolo de actuación, que nos dejen aplicarlo, que los especialistas en estos temas somos nosotros. Nuestros jefes, con el buen criterio que tienen, y con el trabajo diario… pues que las cosas se resuelven de esa manera. Que nos lo dejen aplicar, y que no a última hora, como muchas veces pasa, que por presiones políticas o por cosas que son ajenas a nosotros y a nuestro trabajo diario, a nuestro sacrificio y al sacrificio de nuestras familias, no se nos deje trabajar como sabemos y como debemos, y luego salgan las cosas mal y lo paguen los compañeros con la vida".
Somos dos compañeros que no quiero que quede que vamos en representación de la unidad. Creemos que representamos el sentimiento de la mayoría de los compañeros, creemos, pero no representamos a toda la unidad. Yo pido perdón si alguno de mis compañeros no comparte la actitud que hemos tomado, les pido perdón. Creo que lo hago, o que estoy actuando de la mejor forma posible. Solamente les pido perdón si alguien no está de acuerdo de la forma que lo hemos hecho. Creemos que representamos el malestar y el sentimiento de todos nuestros compañeros, lo creemos pero no representamos a toda la unidad. >> (Op. Cit. Lo entre paréntesis es de la “SER”) (http://www.cadenaser.com/articulo.html?d_date=20040407&xref=20040407csrcsrnac_5&type=Tes&anchor)

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