http://cosinasdeleon.blogspot.com/2009/09/calle-del-cabrera.html
León rinde pleitesía a un río traidor que después de discurrir por tierras de pobre aspecto que no aprovechan para mucho sus excelentes y casi, abundantes aguas, a causa de que no gastan mucho en su sustento general a causa de la despoblación y otros accidentes, lleva su, cada vez mayor caudal, será porque cada vez gastan menos, hasta la vecina provincia de Orense de la Comunidad de Galicia.
Poco aprovechan los Cabreireses de sus aguas, y cada vez menos.
No se sabe si por desidia, por olvido o porque, son tan ricos que ya no necesitan batirse el cobre para cultivar sus pobres campos.
Quien ha visto estos pueblos cuando en los años 50 y 60, eso si tiempos de Franco, tenían una población mucho mayor a la actual y se cultivaban todos los bancales que tenían cuatro metros cuadrados y se tenían en uso y disfrute todas las presas que ahora ya están destruidas y algunas como la de Nogar que ya no sirve ni para fabricar luz.
¡Que ricos somos!
Yo recuerdo cuando pasaba allí una parte del verano y por la mañana teníamos que tener tiempo, antes de ir con las vacas y el ganado, cuando aún no había amanecido, para ir a espantar los zorros que nos comían los pocos garbanzos que quedaban.
Luego al ganado, a las vacas, a segar hierba, pan (de centeno), a regar porque aún había agua, a arrancar cepos, a acarrearlos y amorenarlos, otra vez con las vacas y entre medias al campo a sembrar, quitar hierbas, a dar de comer a las vacas, y otras cosas que se me olvidarán.
Porque eran muchas, quizás demasiadas y duras.
Pero que quieren que les diga, me gustaba más esperar las pocas fiestas que había, que la fiesta perenne de la TV con los partidos, las pelis, la basura y los anuncios frente a unas partidas de cartas, que antes se disfrutaban más y mejor.
El cuerpo descansado dinero vale.
Pero:
¡Y lo que se ha perdido en el camino!
Ahora ya no se madruga, ahora se trasnocha.
Y se saca la cosecha de la tierra sin sembrar, a base de los yacimientos de pizarra.
Por eso ahora ya no se necesitan las presas.
Pero cuando los dueños de las canteras no tienen negocio, dejan al personal en los puros cueros, dependiendo de lo que alguien tenga a bien darles.
¿No era mejor pasar un poco de hambre y vivir como hombres, dependiendo de si mismos?
¿No había más cosas para hacer que marchar a otras tierras donde sólo eres un número, cuando aquí eras, Género, Número y Caso, además de Persona?
Muchos de los que han quedado piensan que sus emigrantes atan los perros con longanizas, pero las sogas que se utilizaban para atar la hierba, el pan, los cepos y tantas cosas, eran más robustas que las longanizas, y mas suyas.
Ahora, a lo mejor no tienen ni "lengua" para expresarse y eso les hace pobres en sus lugares de "acogida". No han ganado nada.
Antes éramos más orgullosos quizás porque el orgullo era una de las pocas cosas que nos sobraban, porque, la verdad no eran muchas,.....ni abundantes
Aunque de todas formas, seguimos igual, hay quien manda y se forra y quien es mandado.
Y como decía aquel:
"Dentro de 100 años, todos calvos"
A algunos ya nos faltan menos.
Pero hay formas y formas de vivirlos
Un saludo
-
MITOS DE LA CABRERA
10 horas andando para ir a coger el coche de línea a Castrocontrigo
Año 1940, aún no había carretera, ni hasta Truchas
http://www.saber.es/web/biblioteca/libros/personajes-leoneses/html/cabrera.php
-
Mi prima Olimpia: Maestra nacional
Doña Olimpia
Eso le ocurrió a 'don Manuel' el cura,
pese a que él sí conoce la dureza de esta comarca, cuando escuchó la historia de Olimpia Álvarez,
una mujer que estudiaba Magisterio en León cuando no había carreteras, en los primeros años 40.
Cruzaba esta mujer toda la Cabrera Alta y algo de la Valdería,
desde Losadilla,
para coger el autobús en Castrocontrigo.
Diez horas caminando,
el mismo tiempo que tardaba en desandarlo
cuando regresaba a casa
y además de noche.
«Los caminantes cantaban sin cesar para matar el miedo».
pese a que él sí conoce la dureza de esta comarca, cuando escuchó la historia de Olimpia Álvarez,
una mujer que estudiaba Magisterio en León cuando no había carreteras, en los primeros años 40.
Cruzaba esta mujer toda la Cabrera Alta y algo de la Valdería,
desde Losadilla,
para coger el autobús en Castrocontrigo.
Diez horas caminando,
el mismo tiempo que tardaba en desandarlo
cuando regresaba a casa
y además de noche.
«Los caminantes cantaban sin cesar para matar el miedo».
No hay comentarios:
Publicar un comentario