VIDA Y OCIO
Un enigmático paraje balizado desde la antigüedad
como lugar mágico e impregnado de misterio
como lugar mágico e impregnado de misterio
28.01.09 -
xisten lugares marcados por el misterio, parajes donde se siente la impronta de lo sagrado, enclaves privilegiados como ventanas abiertas a lo transcendente que los hacen ideales para la contemplación y el encuentro con la Divinidad. Entre estos se encuentra sin duda Camposagrado, cuyo nombre evoca con claridad la sacralidad del lugar.
La carretera comarcal C-623, nos dirige a este enigmático lugar, situado a unos 20 kilómetros de la capital leonesa. Sin duda es bien conocido por la devoción mariana que acoge la ermita de excelentes dimensiones, que se alza en una pequeña pradería, donde milagros y apariciones secundan las creencias religiosas. Sin embargo no son los únicos misterios y enigmas que alberga, pues en la investigación realizada nos hemos encontrado con extraños fenómenos espacio-temporales y con supuestos encuentros con seres extraterrestres.
Camposagrado es el epicentro de un atractivo ciclo legendario. Gira en torno a una supuesta batalla entre moros y cristianos allí librada en los albores de la Reconquista, y que algunos no han dudado en considerar la Covadonga leonesa. Fue, según la versión más difundida, un crudelísimo enfrentamiento entre las tropas de Don Pelayo y los invasores sarracenos comandados por Almanzor, que se resolvió en favor de los primeros merced a la treta ideada por un astuto capitán hispano, de nombre Colinas Rodríguez. Éste, tras pedir permiso al rey, excavó en una sola noche, trece pozos, y escondió en ellos a sus tropas (50 hombres en cada uno), engañando así a los musulmanes, que resultaron vencidos. De hecho asegura la tradición que tras la cruenta batalla y victoria final para el bando cristiano, Don Pelayo en medio de una gran solemnidad mandó llamar al intrépido capitán; y bendiciéndole con la espada le comentó: «Tú sin nos los has vencido, y éste será tu apellido (Tusinos)». Un relato recogido por Antonio Fernández Álvarez y Miranda en su obra, datada en 1653: «Antigüedad de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Camposagrado de las montañas de León, estatutos y loables ejercicios de sus cofrades». Cita como fuente suya a un cronista irlandés afincado en la corte de Ramiro I. Got Vila y su «Crónica Religio Gothorum». El autor nos pone sobre pista del extraño topónimo del paraje, datando además los legendarios hechos: «Ganóse esta memorable batalla el año del Señor de 722. Volvieron los vencedores al puesto primero, adonde compadecidos, con la piedad cristiana, de ver tantos cristianos muertos, y de que se quedasen sin darles sepultura, hallándose siete obispos y el arzobispo Urbano, fiel compañero del infante, determinaron de bendecir todo el campo, para que quedasen en sagrado los cuerpos de los cristianos». Cuenta además la leyenda que la Virgen María y el Apóstol Santiago, se aparecieron a Don Pelayo para anunciarle su apoyo en el combate. El monarca astur ordenó hacerles en agradecimiento por la victoria cristiana, a cada cual su ermita, la una, dedicada al patrón de las Españas, desaparecida hace tiempo; la otra, precedente del actual santuario. En él se depositó una imagen milagrosa: «...después de haber hecho una ermita, se colocó en ella nuestra Santa Imagen (venerada y de grandes milagros en la iglesia de San Lucas en la ciudad de Toledo, antes de la invasión de los moros)...».
Bella leyenda
Una bella leyenda épica, mítica y legendaria; donde existen evidentes anacronismos, ya que Pelayo y Almanzor son personajes separados en la historia por dos siglos y medio. Además nada se sabe de la supuesta imagen allí venerada, pues la más antigua está datada en el siglo XII, no correspondiéndose tampoco en las fechas. Tampoco los famosos pozos excavados por Colinas están datados en aquella época (pueden ser visitados hoy en día), sino que según estudios arqueológicos datan de tiempos protohistóricos, desconociendo su verdadera función, las hipótesis van desde almacenes de cereal, sepulcros familiares o túneles para recoger agua. Todo esto no es ápice, para que siga habiendo gran fervor religioso a la Virgen allí venerada, prueba de ello son los numerosos exvotos allí depositados por los favores recibidos. Por tanto sus orígenes, toponimia, milagros y apariciones están envueltos en un halo de misterio, donde la historia y la leyenda se conjugan hábilmente, señalizando el paraje como un lugar lleno de enigmas, refrendado por sorprendentes testimonios.
El magnifico investigador Alberto Barrio me hacía llegar un asombroso relato en una de sus visitas al lugar: «El día 3 de mayo de 1994 a las cuatro de la tarde, día claro, abandonamos la autopista A-66 en la Magdalena para dirigirnos a La Robla. Antes de llegar a la primera bifurcación nos vemos envueltos en una espesa niebla que nos impide observar los carteles indicadores por lo que tomamos la dirección equivocada, a la derecha, por la comarcal 623 que conduce a León y que dista de la Magdalena unos 30 kilómetros. La primera sorpresa fue cuando la niebla se hace menos espesa y divisamos en un claro la ermita de Camposagrado. Estaba claro que nos habíamos equivocado de ruta. Decidimos seguir hacia delante para evitar la niebla, sin embargo cada vez se hacía más espesa, obligándonos a detenernos en dos ocasiones y reduciendo durante todo el camino la velocidad a escasos 20 kilómetros hora. A las cuatro y diez minutos, se disipó la niebla de repente y apareció frente a nosotros la rotonda del puente que cruza el Bernesga y que nos permitió constatar que estábamos dentro de la ciudad de León». Es decir en diez minutos habían recorrido a escasa velocidad 30 kilómetros de distancia, lo que evidencia una distorsión espacio-temporal sorprendente. Le pregunto a Alberto Barrio si constató alguna anomalía más y esta fue su sorprendente respuesta: «La niebla, sumamente densa, no presentaba ninguna particularidad, salvo que pese a su intensidad no dejaba agua en el parabrisas. La radio dejó de captar emisoras durante el trayecto y el pequeño compás-brújula que tenía instalado en el salpicadero no paró de girar desde nuestra aparición en León, aunque no pudimos observar el momento exacto en que dejó de funcionar. Quedó inservible desde entonces». Además este enigmático lugar fue el escogido por el grupo Rama para una convocatoria multitudinaria en mayo de 1980 (acudieron más de 600 personas de todos los puntos de España, incluidas las islas). Una organización liderada por el contactado Sixto Paz que asevera estar en contacto con entidades extraterrestres, como ha 'demostrado' con filmaciones, fotografías y testimonios de numerosos testigos.
Según narran los protagonistas de aquel encuentro los guías extraterrestres entregaron los nombres cósmicos «nuestra propia vibración, nuestro yo universal, nuestro yo infinito, el nombre de nuestro espíritu» y los cristales de Cesio «sirven para aumentar el potencial psíquico extrasensorial» a los participantes. Una experiencia trascendente en un lugar enigmático que se vio refrendada por una extraña iluminación de todo el campamento y por el encuentro de ocho personas con un ser extraterrestre de tres metros de altura.
castillaoculta@hotmail.com
1 comentario:
Je.
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