ESE "ALGO MÁS" DE ROBERT CAPA
De fotos trucadas
Por Carmen GrimauJacques Rigaud, secretario de Cultura del Gobierno de Georges Pompidou, gestor de prestigio a quien debemos el primer proyecto del museo del Quai d'Orsay, dejó escrito lo siguiente: "Al llegar a cierta edad, uno ya no visita museos ni exposiciones, le basta con frecuentarlos". La sabiduría adquirida con los años se mueve en una elipsis elegante y benéfica para el alma. |
No basta con tener talento, además hay que ser húngaro.
Nada más engañoso que una foto de guerra.
Nunca tuve mucha fe en las fotos de aquellas décadas: existen demasiadas tomas falseadas, con hombres camuflados, identidades cambiadas; otras borradas, y algún que otro pie de fotos que es una sentencia de muerte.
¿Instantáneas o montajes? Ambas cosas. Porque ambas cosas son consustanciales a la foto. Capa no se engaña; tampoco engaña. Explicará en sus memorias de guerra, Slightly out of focus ("Ligeramente desenfocado"), la naturaleza misma de su arte:
La foto es una parte del acontecimiento (...) y es algo más que la verdad del asunto.
Ese "algo más" es exactamente lo que hace Capa. Dispara con su Leica y en esas imágenes se dan a la vez la falsificación y la apariencia. En fotografía, lo natural es el artificio. Por ello, el enorme talento de Capa está a la altura del negocio de las mixtificaciones, que bordea la trampa y cuya veracidad está puesta permanentemente en tela de juicio.
El escritor Irwin Shaw, que coincidió con Capa en Israel, definió el embrujo de sus fotografías:
Capa es una influencia peligrosa porque ha perfeccionado el truco de convertir la vida en las ciudades bombardeadas y los horribles campos de batalla de nuestro tiempo en algo alegre, elegante y atractivo.
Extrañamente, no hay dolor en sus fotos, donde sí abundan los muertos, los huidos, los heridos. Su propio estilismo lo corta de raíz, no hay sangre, ni muecas, sólo desolación enfatizada.
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