martes, 7 de septiembre de 2010

CRISIS, BROTES VERDES, JA, JA, JA, JA. ME RÍO DE JANEIRO, EL DE JESULÍN

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NGEL MARTÍN

Uno de los indicadores a nivel agregado -de la economía en su conjunto- más importantes para el seguimiento del ciclo económico es el del nivel de deuda. En el caso actual, la época de bonanza vio cómo la deuda total de diversas economías, como la española o la estadounidense, se disparaba, un proceso insostenible apoyado sobre lapolítica expansiva de bajos tipos de interés de la banca central.

La etapa de crisis no es sino el reverso de la expansión. Los agentes económicos, endeudados hasta las cejas y ante la caída de la actividad productiva y del empleo, deben reajustar sus hábitos y conductas económicas para repagar las abultadas deudas y mejorar su posición financiera: su relación entre activos y pasivos, es decir, entre las "cosas" que ponen dinero en su bolsillo -activos- y aquéllas que se lo sacan -pasivos-, según la definición de Robert Kiyosaki.

Esto se manifiesta en un proceso de desapalancamiento o reducción notable de deuda en el sector privado, que puede resultar doloroso, pero que resulta imprescindible para poner la economía en orden.

Sin embargo, la realidad de este proceso plantea cuestiones de elevado interés: ¿Qué es lo que ha ocurrido hasta ahora en esta crisis respecto a la reducción de la deuda? ¿Queda mucho por hacer? ¿Qué nos enseñan episodios históricos similares de crisis bancarias? ¿Cuáles son los costes del desapalancamiento para la economía real?

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