11-M - MUCHA FURGONETA KANGOO

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Cortoletraje

Introito

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Comentarios del autor

La primera es que alguien envió a buscar esa misma mañana unas prendas de ropa pertenecientes a aquéllos a los que se quería cargar el muerto del atentado. Esta posibilidad encajaría con la "teoría benévola": la inmensa patraña de la versión oficial se improvisó a posteriori de los atentados. Sin embargo, para que esta posibilidad se diera, hubiera sido necesaria una rapidísima capacidad de reacción. Hubiera habido que seleccionar sobre la marcha a los candidatos a cabeza de turco.

La segunda posibilidad es que alguien tenia ya reservadas las prendas de ropa con el ADN de los cabezas de turco y se limitó a introducir las ropas en la furgoneta. Eso nos llevaría de lleno a la hipótesis del golpe de estado cuidadosamente planeado.

La tercera posibilidad sería que, en realidad, los informes de ADN estén falsificados. Esta opción sería descartable de inmediato en circunstancias normales, pero hemos visto ya tantas falsificaciones de informes en el sumario que a estas alturas no cabe descartar nada.

La cuarta posibilidad es que se añadieran aquel 11-M en Canillas unas prendas de ropa, a las que luego se impregnaría, días después, con los elementos necesarios para poder cargar el muerto a quien hiciera falta.

Y la quinta posibilidad es que, en realidad, nadie introdujera nada en la furgoneta aquel 11-M. Podría haber sucedido que aquel día se determinara, simplemente, qué es lo que tenía (aproximadamente) que aparecer dentro de la furgoneta. Por eso sólo se le envía al juez Del Olmo aquella noche una relación escrita de efectos de carácter "provisional", sin fotografía ninguna. Por eso no existen pruebas fotográficas de los elementos encontrados en la furgoneta. Posteriormente, se añadieron las prendas de ropa una vez que se hubo procedido a los registros oportunos en casa de los seleccionados como cabezas de turco.
¿Cuál es la verdad? Pues no lo sé. Pero, sea cual sea la opción verdadera, lo que está claro es que nos mintieron a todos desde el principio. Y, lo que es más importante, que la decisión de mentir se tomó con una inusitada rapidez, en la propia mañana de los atentados. ¿Quién podía tener la cabeza tan fría, con 200 muertos sobre la mesa, como para poder pensar en los detalles de la inmensa patraña que nos tenían que vender?