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La antigua Vanguardia Española, ahora, ni siquiera catalana se debate para subsistir regalando periódicos en las dependencias de la Seguridad Social de Cataluña.
Yo, que voy a veces, aprovecho y la cojo.
Pero es una cosa tan inaudita, que la gente no se lo cree, porque piensa que están allí para vender y duran, y duran y duran, más que una pila de duracell.
Y no es para menos considerando la importancia que tuvo y la poca que tiene.
Ahora es un periódico nacionalista, que debe vivir de la subvención, y tiene que aprovechar los regalos, para aumentar la cifra de ventas, porque, a lo mejor le ponen unas cotas, que si no alcanzan, no cobran.
Lo que es más cierto es que la publicidad si que se cobra de acuerdo con las ventas, o los números de lectores.
Y por eso hay que hacer eso y muchas otras cosas que a lo mejor hace, pero que no nos enteramos.
De todas formas, ya lo dijo no se quien:
Que dura es la vida.
Porque siendo de inspiración nacionalista, deberá escribir al dictado de los nacionalistas, ocultar lo que molesta y airear lo que beneficia y eso tiene un coste importante, que no se nota hasta que se empieza a perder credibilidad, y cuando un periódico pierde credibilidad, sólo lo compran los amigos.
¿Y tampoco crean que son tantos?
Son menos de lo que parece
Los lectores se buscan otra cosa, vamos donde enterarse de lo que pasa.
Vanguardia:
Quien te ha visto y quien te ve.
O
Ver para creer
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