viernes, 22 de agosto de 2008

AGUA EMBOTELLADA SE VENDE MUCHA, MUCHA, PERO A QUE PRECIO? LOS EOLOGISTAS ATACAN Y CON RAZÓN

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En una década, la demanda mundial de envases de agua se ha duplicado

Se gastan millones de barriles de crudo del petróleo para fabricarlas, en su fabricación y en los transportes varios que debe sufrir:

1 – Petróleo a refinerías
2 – Bases a fábricas de granza de plástico
3 – Granza a mayoristas
4 – Mayoristas a fabricantes de botellas
5 – Botellas a envasadoras
6 – Envasadoras mayoristas
7 - Mayoristas a Supermercados
8 – Clientes a su casa

Hay tres problemas esenciales:

1 – Que deben faltar transportes intermedios en algunos casos
2 – Que del grifo sale agua que es buena para la salud
3 – Hay artilugios para mejorar el agua del grifo, que no son caros

El problema es que se ha creado un problema ficticio, como todos los problemas de este tipo, y eso conduce al consumidor a gastarse un pastón cada año en resolverlo, siempre con los euros de su bolsillo.

Hay formas de contraatacar el problema:
Chicago grava las botellas;
en España, Donostia promueve el agua de grifo

Y ya se suceden los llamamientos para restringir su consumo.

Estados Unidos es, de largo, el primer consumidor, con cuotas que superan el el 17%, respectivamente.
Según las estimaciones de Pacific Institute, se necesitó una cantidad de petróleo equivalente a 100 millones de barriles (el crudo que importa España en dos meses) para producir el plástico de todas las botellas que se utilizaron en 2006 en el mundo.
Casi todas son de PET, del que en EE UU sólo se recicla un 14%.
Y que además es difícil de reciclar porque los envases ocupan mucho volumen y pesan poco, por lo que es más caro hacerlas nuevas que recogerlas, lavarlas, triturarlas y reprocesarlas

El caso favorito de los ecologistas es el de Fiji Water, una marca con un meteórico éxito en Estados Unidos. Su botella cuadrada es un complemento habitual de los famosos, encandilados por su exotismo: el agua proviene de un acuífero bajo una tupida selva de esta isla del Pacífico de la que la compañía destaca que está a "cientos de kilómetros de distancia de cualquier continente". Aquí atacan las asociaciones ecologistas: para llegar a sus consumidores norteamericanos, las botellas deben recorrer una enorme distancia en barco, con el gasto en combustible que eso supone. Y, más grave aún, en esta recóndita isla del Pacífico, casi un tercio de sus habitantes no tienen acceso garantizado a agua potable.

Las protestas conservacionistas cogieron vuelo hace un año cuando la conferencia anual de alcaldes estadounidenses aprobó una moción para promover el consumo de agua de grifo.

1 - San Francisco secundó una decisión de Los Ángeles para prohibir la compra con dinero público de agua embotellada.
2 - Nueva York y Boston financian campañas para lavar la imagen del agua de grifo.
3 - Y Chicago ha establecido un impuesto de 10 céntimos de dólar (7 céntimos de euro) por botella para desincentivar su consumo.
4 - Una tasa ya recurrida por la patronal estadounidense.

En Estados Unidos, más de un tercio del agua embotellada es, simplemente, agua del grifo, tratada o no;

un negocio monopolizado por
Nestlé
y Danone,
los dos líderes mundiales.

Pese a las críticas, el ritmo de expansión de la industria no decae.
En 2007 se consumieron en el mundo casi 190.000 millones de litros,
un 47% más que en 2002.
España es el séptimo país en consumo por habitante,
con 120 litros per cápita.
"En la huelga de transporte de junio, lo primero que se agotó en los supermercados fueron las botellas de agua"

"Con el agua, está pasando como ocurrió con el vino,
hay mucho interés por conocer aguas con características muy singulares", comenta Gambus para glosar un fenómeno que ha dejado de ser noticia:
1 - en las cartas de los restaurantes más lujosos, se han hecho hueco aguas que provienen de un manantial bajo un volcán japonés (Finé),
2 - de la lluvia recogida en Tasmania (Cloud Juice),
3 - o filtrada de glaciares canadienses (Berg).
4 - Si el precio del agua mineral más común es entre 350 y 1.000 veces más cara que la que sale del grifo, en estos casos la comparación es disparatada.
5 - La botella de la marca estadounidense Bling, decorada con cristales de Swarovksi, pasa por ser la exclusiva del mundo: no se encuentra por menos de 35 euros, casi 40.000 veces más que el precio medio del agua en las ciudades españolas.

En España, las críticas apenas se han traducido en iniciativas concretas.

La que abandera el Ayuntamiento de San Sebastián desde hace un año es la más llamativa. 70 establecimientos donostiarras se han adherido a su campaña para sustituir las botellas por agua de grifo en los menús.
"Aquí el agua de la red es de altísima calidad. Nuestro objetivo es reducir en origen la producción de residuos", señala Victoria Iglesias, directora de medio ambiente de la corporación vasca.

"Queremos concienciar al ciudadano de la importancia de un consumo responsable. Es una solución más económica, más respetuosa con el medio ambiente", defiende Iglesias. El Ayuntamiento predica con el ejemplo: no se compra agua envasada y en las reuniones oficiales el agua, de grifo, se sirve en jarras.

"El consumidor debe tener en cuenta el impacto ambiental de una botella, pero en muchas ciudades el sabor del agua de grifo es muy malo", recalca Rubén Sánchez, portavoz de la asociación Facua. Es un mal generalizado en la costa mediterránea; en Barcelona, por ejemplo, se bebe más agua embotellada que de grifo, según la Agencia Catalana del Agua.

Invertir en llevar al grifo agua de calidad
"Hay que invertir más en los sistemas de abastecimiento", mantiene Sánchez. Otra opción contra el mal sabor son los filtros, una inversión que se amortiza en unos cuantos meses.

Pero para las asociaciones de consumidores, la principal preocupación es cómo la industria lleva al límite la publicidad.
1 - "Hemos denunciado casos en los que se juega con la idea de que el agua embotellada ayuda a adelgazar
2 - o que tienen propiedades, como la hidratación, que son comunes a cualquier tipo de agua, mineral o no",
3 - "Se ha devaluado la imagen del agua de grifo, cada vez da más apuro pedir un vaso de agua en vez de una botella en los restaurantes”.

4 - Pese a la iniciativa donostiarra, muchos hosteleros son reticentes a ofrecer jarras de agua. La explicación económica es obvia: en la venta de una botella hay margen comercial, el vaso de agua suele ser gratis.
5 - La Viña, asociación hostelera de Madrid, planteó hace unos meses que también se pudiese cobrar por el agua de grifo, una cuestión que, además de polémica, es compleja: las normas municipales dificultan la reventa del agua suministrada.

Todo esto se debe también a que loa ricos tienen dinero para eso y para otras mariconadas más y como les sobra se dedican a esas cosas, no hay más que ir a un supermercado y ver la cantidad de envases raros que llevan dntro un producto, que sin ser mejor que otro envasado en plástico, aumenta su precio escandalosamente.

Y la gente lo compra.

Tenemos que ser más conscientes en lo que gastamos en comprar productos inflados de publicidad engañosa y de precio.

Ya que, además, con lo que se ahorrara de eliminar gastos en agua embotellada se podría llevar agua a los países del tercer mundo que no tienen para beber.

Sería una bonita acción.

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