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Cogido de Internet
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PEPIÑO ACUSA AL PP, PERO EL PSOE ES PEOR
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Pepe Blanco, ese gran catedrático de medio primero de Derecho, es un hombre sin moral, sin escrúpulos y sin memoria. Él, número dos de un partido como el PSOE, se permite alentar la campaña iniciada por Prisa para hundir al único partido que puede plantarle oposición al desgobierno de Zapatero que lleva a los españoles al abismo. Dice Pepe Blanco, con alegría, que el PP es "un huracán que tiene el epicentro en Madrid, un huracán lleno de espías, de paraísos fiscales, lleno de mangoneos, que se va a llevar por delante al PP, a unas prácticas perversas que amparan miembros del PP frente a las que Núñez Feijóo y Mariano Rajoy escapan y no dan la cara".
Pepe Blanco olvida que el PSOE en 1991 mantenía una trama de financiación irregular del partido que saltó a los medios como el caso Filesa. Nada más y nada menos que Guillermo Galeote, responsable de finanzas del partido, se vió implicado en los pagos recibidos de los bancos a través de empresas fantasma. Osakidetza, 1990, oposiciones al Servicio Vasco de Salud, controlado por el PSE. Se detectan cambiazos masivos para enchufar a dedo a militantes del PSOE y UGT. Caso AVE, comisiones ilegales en torno al desarrollo del tren de Alta Velocidad. Expo 92 en Sevilla, Baltasar Garzón, entonces no sumido en las filas socialistas, se lleva por delante a la organización por pérdidas de 35.000 millones cuando las cuentas marcaban 18.000. ¿Dónde está el dinero?.
Luis Roldán, al frente de la Guardia Civil, se lucra a costa de la Benemérita, desaparece de España después de haber trincado millones y reaparece en Laos detenido por un tal Capitán Khan. Antes de descubrirse sus mangoneos, era un firme candidato a Ministro de Interior. Amenazó con tirar de la manta. Aunque no llegó a hacerlo se descubrió que nada más y nada menos que el Presidente de Navarra, Urralburu, va a la cárcel por su implicación en los hechos. La cárcel visitaron también Barrionuevo y Corcuera, ex Ministros de Interior, Vera, ex Secretario de Estado para la seguridad y Sancristóbal, ex Director General de Seguridad del Estado por los famosos fondos reservados. Muchos de ellos se vieron afectados por el caso GAL, cuando altos dirigentes socialistas montaron una banda terrorista para luchar contra ETA. Una banda que solía atentar contra inocentes a los que confundía con terroristas. Toda una serie de errores y catástrofes varias que derivaron en casos como el de Segundo Marey o el de Lasa y Zabala, con personajes oscuros como Amedo participando en unos hechos que el Presidente del Gobierno, Felipe González, dijo haberse enterado de ellos en la prensa, como Rubalcaba.
Otro alto cargo que se vió salpicado por el mangoneo fue el Vicepresidente Alfonso Guerra cuyos hermanos, enchufados a dedo en altos cargos en Andalucía, se llenaron los bolsillos a costa de los ciudadanos. En 1992 fue nada más y nada menos que Mariano Rubio, Gobernador del Banco de España, quien fue pillado echando billetes al bolsillo en el caso Ibercorp. Muchos de ellos se habían enriquecido a costa del caso Rumasa, cuando entraron a cuchillo en el hólding de Ruiz Mateos y se repartieron el botín. 30.000 millones de pesetas se llevaron De la Rosa y amigos en el caso KIO. 1.900 millones recibió Manuel Prado y Colón de Carvajael en el caso Wardbase. Un millón de marcos se llevó el PSOE en el caso Flick. 175 millones fueron los que cobraron en el caso SEAT por recalificar unos terrenos. Caso Sarasola, comisiones irregulares en la gestión del Hipódromo de Madrid.
Operación Mengele era el proyecto por el que el CESID secuestraba mendigos para experimentar con ellos, conociéndose la muerte de al menos tres de ellos. El CESID, ahora tan de moda los espías, se encargó de interceptar comunicaciones y espiar al Rey, La Vanguardia, Ramón Mendoza, Jaime Campmany, Barrionuevo, Ruiz Mateos... Como bien dijo Esperanza Aguirre, del Rey para abajo, toda España. Así conocimos a personajes como Manglano o Perote y el propio Ministro de Defensa, Narcís Serra, hubo de dimitir por controlar el tinglado.
De la Rosa pensaba que no tenía suficiente así que se metió a trincar en el caso Gran Tibidabo. 1993, caso BOE, la directora del mismo, Carmen Salanueva, se embolsa cientos de millones elevando el precio del papel. No contenta con ello, la pillaron imitando la voz de la Reina para conseguir la venta de unos cuadros. 605.000 millones de pesetas fueron los que Banesto dejó en forma de agujero. 18.588 los que a través de PSV se embolsó UGT. Millones que también le costaron el cargo a Carmen Mestre al frente de la Cruz Roja, a la que dejó casi con lo puesto. 346 millones se embolsó Palomino, cuñado de González, vendiendo una empresa en quiebra.
Hablar de corrupción socialista en autonomías y ayuntamientos podría llevar años. Sirva como ejemplo la implicación en la trama urbanística de Marbella. La Junta de Andalucía merece un caso aparte. Escuchas ilegales, corrupción de todo tipo, mangoneos en la adjudicación de cargos públicos y oposiciones, desvíos de fondos a entidades afines. También son conocidos los gastos de Touriño al frente de la Junta de Galicia, los de Montilla. Miles de euros en ventanas con mando a distancia, fuentes y sofás de cuero.
Los que tanto gritaron con el Prestige se olvidaron de sus propios fantasmas. Como la balsa tóxica de Alnazcóllar que vertió su contenido en el Coto de Doñana en 1990 ante la pasividad de las autoridades. En 1992, el petrolero Mar Egeo se partió en el puerto de La Coruña realizando la maniobra que el PSOE pidió al PP que hiciera con el Prestige. 80.000 toneladas de crudo arrasaron las Rías. Las ayudas e indemnizaciones las comenzó a pagar el Gobierno de Aznar ante la dejadez socialista. Los del No a la Guerra, en su día, nos mantuvieron en la OTAN cuando llegaron al poder pese a que defendieron el OTAN NO en la oposición. Fue el PSOE el que unilateralmente se saltó el artículo que votamos todos los españoles en referéndum que decía que nuestra permanencia quedaba condicionada a que España no participase en acciones militares. El PSOE por su cuenta nos mandó a la Guerra de Irak con soldados de reemplazo, la mili que eliminó el PP. Entonces no hubo pancartas ni pegatinas ni similares.
Por si fuera poco, varios ministros socialistas han sido protagonistas de las más negras páginas de la democracia española. La implicación en los GAL, la famosa Ley Corcuera de la patada en la puerta, la corrupción en las fuerzas de seguridad del Estado en numerosas tramas de pagos con drogas, la máxima dureza de ETA, la titular de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, negando una subvención a la Asociación de Víctimas de ETA que tuvo que ser recaudada por el diario ABC, Magdalena Álvarez, única ministra reprobada en la historia y pese a ello no deja su puesto.
Añádanle a eso el caos en el que el PSOE dejó por fín el Gobierno, con una tasa de paro del 22%, una crisis económica galopante, la Seguridad Social sin fondos, las pensiones no aseguradas, un déficit insostenible, unas cifras que estuvieron a punto de dejarnos fuera del Euro.
Ahora llega Pepe Blanco y con toda su desfachatez viene a hablar de mangoneos, paraísos fiscales y espías. Porque no puede hablar del paro, la delincuencia ni la España en pedacitos.
Además, falla Pepiño clamorosamente en sus predicciones. Dice que todo ello se va a llevar al PP por delante. Se le olvida que a su partido le dejó en pié y le devolvió el poder ocho años después. Sólo hay que ver cómo viven muchos de los implicados en aquella época, aún en el Congreso.
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