lunes, 16 de marzo de 2009

11-M - "A QUIEN CORRESPONADA", EN ESTE CASO AL JUEZ BERMÚDEZ - QUE NO PUEDE NEGAR LOS DERECHOS A LAS VÍCTIMAS

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USTED NO PUEDE NEGARNOS LOS DERECHOS
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PUES HAY QUE EXIGIRLOS, TODOS LOS HOMBRES DE BIEN, ALTO Y CLARO
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Carta de Mª Ángeles Gomínguez
Pta de la Asociación de Ayuda a las Víctmas del 11-M
Al Juez Bermúdez
Y yo me pregunto si se la habrá contestado

Angeles Domínguez escribió esta carta en diciembre al presidente del tribunal del 11-M cuando la Sala Penal se negó a entregar a su asociación una copia de la pericial de explosivos. Éste es el contenido:

«Señor magistrado, quiero que sea consciente y que interiorice la terrible sensación de soledad y desamparo que sus últimas decisiones nos han producido a las víctimas del terrorismo. Que entienda y se responsabilice del dolor que está generando a las víctimas de los atentados con su conducta, por ser ésta radicalmente opuesta a lo que nos transmitió de palabra y que, además, queda reflejado en la sentencia que usted mismo redactó.

Señor Gómez Bermúdez, no podemos entender cómo usted, que tanto nos atendió y apaciguó durante las largas sesiones del juicio, sea ahora fuente de tanto desasosiego y nos produzca este hondo pesar.

¿Qué ha podido ocurrir para que, con el paso del tiempo, haya cambiado tan radicalmente de comportamiento, alejándose de nosotros y de las promesas que realizó, tanto de palabra como por escrito en su propia sentencia?

Escapa a nuestro entendimiento cómo hemos podido llegar a esta situación tan dolorosa. Reconozco que jamás hubiera imaginado estar en la tesitura de escribir públicamente al presidente del tribunal que juzgó los atentados del 11-M para expresarle que cada día le sentimos más lejos de nosotros, cuando no debería haber ningún motivo.

Y que así, en esa incomprensible deriva que usted ha adoptado, se haya situado, ahora mismo, más cerca de algunos testigos -que, a nuestro entender, cometieron perjurio en su tribunal- que de las propias víctimas de los atentados.

Negando sistemáticamente nuestras fundadas peticiones para las deducciones de testimonio, parece como si se hubiera convertido en la primera línea de defensa de aquéllos a los que pretendemos enjuiciar por perjuros.

Créame que es duro escribirlo, pero mucho más es sentir esta realidad.

¿Cómo pueden quedar impunes esos testimonios que a todos nos soliviantaron durante el juicio?

¿Se da cuenta usted del daño que nos está haciendo?

No voy a entrar en detalles personales ni en conversaciones privadas con las víctimas pero, ¿recuerda el día en el que prometió a un grupo de estudiantes, delante de algunas víctimas, que unos cuantos testigos irían 'caminito de Jerez'?

¿Recuerda la expresión y el contenido?

No sé qué podrán pensar ahora esos estudiantes de usted o de nuestro sistema judicial, pero sí conozco lo que las víctimas sentimos y así se lo estoy transmitiendo.

Permítame recordar lo que usted dejó escrito en la sentencia y que a continuación reproduzco:

«El tribunal facilitará a las partes los testimonios que soliciten para que ejerzan las acciones que estimen convenientes una vez que la sentencia gane firmeza».

No se imagina las veces que hemos podido leer estas palabras buscando una justificación a sus recientes actos, pero no dejan lugar a otra interpretación posible y pensamos que el mensaje está bien claro.

Entonces, ¿qué ocurre?

Con sus continuas negativas a que ejerzamos nuestros legítimos derechos no tenemos otro remedio que preguntarnos públicamente:

¿con que legitimidad puede la Sala hacer cumplir sus sentencias en un futuro, cuando es el propio tribunal el primero en incumplir las sentencias que ha firmado?

¿Por qué el tribunal nos prometió a las víctimas la entrega de los testimonios que solicitasen si, con posterioridad, se niegan sistemáticamente nuestras demandas?

¿Entiende usted, un poco mejor, cómo nos sentimos con sus actos?

Porque es muy duro empezar a pensar que aquella actitud apaciguadora y la promesa escrita en su sentencia no eran, en realidad, más que una brillante actuación o una frase retórica que tenían por objetivo tranquilizar y posteriormente acallar nuestros deseos de justicia.

Si esto es así, nosotras no nos resignamos, y por eso queremos manifestar públicamente que seguiremos en nuestro empeño porque no puede ser de otra forma.

Porque usted no puede negarnos nuestros derechos ni como víctimas ni como ciudadanos y la perseverancia y el tiempo habrán de darnos la razón a pesar de su comportamiento».
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