¿Por qué será que millones de cristianos profesos están optando por inventar su propia religión? ¿Por qué buscan “valores espirituales” aparte de la asistencia a alguna iglesia tradicional organizada? En el último decenio o dos, ¡millones de personas en el mundo han abandonado el cristianismo tradicional! Sencillamente, no les llama la atención la tal “religión organizada”.
por Roderick C. Meredith
De nuevo preguntamos: ¿Por qué? ¿Qué está ocurriendo?
La verdad es que las personas están descubriendo cada vez más que el llamado “cristianismo” moderno no tiene las respuestas que están buscando en la vida. No logra explicar el verdadero propósito de la existencia humana. No explica el significado de los sucesos de actualidad ni los acontecimientos proféticos increíbles que se están haciendo realidad. En una palabra, la mayor parte del llamado cristianismo carece de contacto y conocimiento de la realidad última.
Mis amigos, como dice el viejo refrán: “La Verdad es algo poderoso”. Resulta difícil ocultarse ante la Verdad, evadir la Verdad y correr de la Verdad porque tarde o temprano, ella nos dará alcance. Como bien lo saben muchos de nuestros lectores, la auténtica Verdad es que el “cristianismo” de este mundo se ha alejado mucho de aquello que practicaban y enseñaban Jesucristo y sus primeros apóstoles. El “cristianismo” del mundo suele contradecirse de muchas, muchas maneras. Nos dice que “guardemos los mandamientos” de Dios pero niega el mandamiento de santificar el séptimo día, cosa que Dios ordena claramente de principio a fin en las Sagradas Escrituras. Niega las instrucciones de guardar los días santos anuales que Dios enseñó a los suyos a guardar, los mismos que se guardaban dentro del cristianismo en tiempos del Nuevo Testamento y que se volverán a guardar en el reino milenario de Jesucristo (Zacarías 14:16–19).
Los cristianos de las iglesias tradicionales también suelen negar algo que la Biblia describe claramente: el futuro reinado de Jesucristo en la tierra durante mil años como Rey de reyes (Apocalipsis 11:15). Tal parece que no leyeran o no entendieran la siguiente afirmación clara tomada directamente de la palabra inspirada de Dios: “¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar cosas muy pequeñas?” (1 Corintios 6:2). La palabra de Dios nos dice: “Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones, y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre” (Apocalipsis 2:26–27).
Por otra parte, la palabra de Dios describe un “nuevo cántico” cantado por sus santos, en el cual dicen que Cristo nos ha “redimido” por su sangre “y nos [ha] hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:8–10).
Y por último: “Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene potestad sobre éstos, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años” (Apocalipsis 20:6).
El llamado cristianismo parece haberse enceguecido ante motivo fundamental por el cual nuestro Creador nos hizo a su imagen: ¡para que lleguemos a ser hijos e hijas suyos y acompañemos a Cristo en la tarea de gobernar al mundo durante un período venidero de mil años! Por eso es que debemos “vencer” y crecer en gracia y conocimiento. Por eso es que debemos desarrollar nuestras aptitudes y capacidades espirituales en todo sentido. Si la vida del más allá consistiera en andar vagando por el cielo eternamente, ¡no tendríamos la menor necesidad de desarrollar el carácter!
Mas el Dios de la Biblia nos ha llamado a ser “reyes y sacerdotes” en su próximo reino sobre la tierra. Este llamado imprime un verdadero propósito a nuestra vida. Nos da una razón para vencer, para crecer en lo espiritual y para ser cada vez más como Jesucristo. También nos da un motivo real para aprender a guardar los mandamientos de Dios y seguir su camino de vida. Porque muy pronto, se nos pedirá que enseñemos ese camino en el Reino de Cristo… siempre y cuando seamos “vencedores” de verdad.
Por eso es que los auténticos cristianos, que estudian y creen la Biblia, están dispuestos a hacer caso de pasajes como este de Apocalipsis 14:12: “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús”. Y también: “La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es, sino el guardar los mandamientos de Dios” (1 Corintios 7:19).
Pese a todo lo que enseñan las iglesias tradicionales, la verdad es que la Biblia trae veintenas de pasajes muy claros que nos mandan guardar los diez mandamientos de Dios como modo de vida. La mayoría de los ministros religiosos saben que cuando cierto joven se acercó a Jesucristo y le preguntó el camino a la vida eterna, Jesús respondió: “Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos” y enseguida comenzó a enumerar algunos de esos mandamientos (Mateo 19:16–19).
Algunos preguntan cómo es posible que la gente evada estas claras instrucciones de Jesús respecto del verdadero cristianismo. Los ministros del cristianismo tradicional, dentro de su confusión, generalmente evaden el tema diciendo que las enseñanzas de Jesús estaban “bajo el Antiguo Testamento”. Pero al final de la era apostólica encontramos que el apóstol Juan seguía instruyendo así a los cristianos: “y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él” (1 Juan 3:22).
Con frecuencia, las iglesias del mundo simplemente hablan de “amor” en sus diversas formas: a veces, el amor al prójimo en general, a veces el amor por nuestros familiares y allegados y a veces el amor por los pecadores, arrepentidos o no. Pero, ¿cómo define la Biblia el “amor” cristiano? Dios inspiró al apóstol Juan para que diera esta respuesta: “Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos”. (1 Juan 5:3).
¿Puede haber algo más claro? No obstante, somos testigos del espectáculo de ministros supuestamente “cristianos” que enseñan y reiteran que no es necesario guardar los mandamientos literalmente, que el Reino de Cristo no se va a establecer como un reino real en la tierra y que las veintenas de profecías específicas sobre nuestros días —el “tiempo del fin”— ¡sencillamente no son lo bastante importantes para que merezcan predicarse!
Por tanto, encontramos que las iglesias tradicionales acogen aquellos mensajes de “amor” y de “el dulce Jesús” a la vez que niegan al verdadero Jesucristo de la Biblia, quien aparecerá pronto como Rey de reyes y Señor de señores para gobernar al mundo y enseñarle a toda la humanidad un camino de vida ¡basado en los diez mandamientos de Dios! Aquellos ministros religiosos confundidos, al impedir que sus miembros entiendan la profecía y el verdadero significado de los acontecimientos mundiales, ¡están impidiendo que millones de personas entiendan el gran propósito que el Dios del cielo está cumpliendo aquí abajo al guiar el auge y caída de las naciones y al prepararse a enviar a Jesucristo nuevamente a la tierra como Rey de reyes! Ahora mismo, Dios Todopoderoso está preparando a su “manada pequeña” (Lucas 12:32) para que gobierne con Cristo y ayude a enmendar la terrible confusión, el sufrimiento, el hambre, las guerras, la angustia y el vacío espiritual de los habitantes de nuestro planeta.
En algún lugar de la tierra hay una auténtica “Iglesia de Dios”, que recibe precisamente ese nombre doce veces en el Nuevo Testamento (ver Gálatas 1:13; 1 Corintios 1:2; 10:32; 11:16; 15:9; 1 Timoteo 3:15). Este grupo, pequeño pero dedicado son las personas que “guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12:17). Son también los que se dedican con celo a “hacer la Obra” de prepararse para el Reino de Cristo, aprovechando las “puertas” de la radio, la televisión y el Internet, además de la palabra impresa, para llegar a todo el mundo con el mensaje del venidero Reino de Dios. Son los que realmente están cumpliendo las palabras de Mateo 24:14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin”.
Quizá Dios esté abriendo la mente de usted para comprender que usted de alguna manera está entrando en contacto con esa Iglesia ahora mismo, mientras lee. ¡Que Dios le ayude a comprender! Que Dios le ayude a actuar. Si desea información adicional sobre este tema específico, por favor escriba o llámenos, o visite nuestro sitio web en www.mundomanana.org y solicite un ejemplar gratuito del folleto ¿Qué es el verdadero cristianismo? Que Dios le ayude a estudiar este folleto, a comprobar la veracidad de su contenido conforme a la Biblia y los anales históricos, y a tomar acción para que usted también llegue a tener una auténtica relación con el Creador del cielo y la tierra y empiece a cumplir el propósito por el cual fue creado.
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