Señor Director:
Éste es un asunto que como todo buen español llevo clavado en el alma desde el mismo día de la masacre; porque ésta encerraba un terrible y criminal objetivo como era el de subvertir el orden constitucional y la destrucción de España.
Desde los primeros momentos, tuve el convencimiento de que aquel terrible suceso tenía sus ejecutores e interesados dentro de España.
Así lo expresé en El Mundo de Valladolid, en el que colaboraba entonces.
Los movimientos de los capitostes del partido en la oposición hasta entonces, el PSOE, eran todo un foco de orientación.
Cuando, ya en el poder, e inciados los procesos judiciales, pudimos comprobar cómo se destruían pruebas, cómo se presentaban otras falsas: furgonetas, mochilas, testigos, etc., no hubo más que hacerse la pregunta con la que los romanos señalaban hacia el punto de responsabilidades; "¿Cui prodest?",
¿A quién beneficia el acto?.
A mí me salía y me siguen saliendo los distintos beneficiarios y, por tanto, potenciales autores:
un partido que tenía las elecciones perdidas y que posiblemente las hubiera tenido perdidas por mucho tiempo, un grupo terrorista y separatista con quien se venía pactando desde el año 2000 y, en la distancia, un sátrapa del sur dolido por una salsa que le resultó indigesta, adobada con Perejil.
¿Alguien más? Posiblemente
Es necesario llegar al fondo, por las víctimas, por España y por todos los españoles, que no podemos consentir la destrucción de nuestra Patria.
Pedro, tenemos que seguir escribiendo, y mucho, de este asunto, uno de los más transcendentales en la Historia contemporánea. Lo contrario sería dejar una gran llaga en el mismo corazón de España.
Éste es un asunto que como todo buen español llevo clavado en el alma desde el mismo día de la masacre; porque ésta encerraba un terrible y criminal objetivo como era el de subvertir el orden constitucional y la destrucción de España.
Desde los primeros momentos, tuve el convencimiento de que aquel terrible suceso tenía sus ejecutores e interesados dentro de España.
Así lo expresé en El Mundo de Valladolid, en el que colaboraba entonces.
Los movimientos de los capitostes del partido en la oposición hasta entonces, el PSOE, eran todo un foco de orientación.
Cuando, ya en el poder, e inciados los procesos judiciales, pudimos comprobar cómo se destruían pruebas, cómo se presentaban otras falsas: furgonetas, mochilas, testigos, etc., no hubo más que hacerse la pregunta con la que los romanos señalaban hacia el punto de responsabilidades; "¿Cui prodest?",
¿A quién beneficia el acto?.
A mí me salía y me siguen saliendo los distintos beneficiarios y, por tanto, potenciales autores:
un partido que tenía las elecciones perdidas y que posiblemente las hubiera tenido perdidas por mucho tiempo, un grupo terrorista y separatista con quien se venía pactando desde el año 2000 y, en la distancia, un sátrapa del sur dolido por una salsa que le resultó indigesta, adobada con Perejil.
¿Alguien más? Posiblemente
Es necesario llegar al fondo, por las víctimas, por España y por todos los españoles, que no podemos consentir la destrucción de nuestra Patria.
Pedro, tenemos que seguir escribiendo, y mucho, de este asunto, uno de los más transcendentales en la Historia contemporánea. Lo contrario sería dejar una gran llaga en el mismo corazón de España.