Autor: Santiago Rodriguez S.
).-¿Es de recibo que el Consell Islàmic de Catalunya goce de 90.000 euros de subvención pública, y sea presidido por Lahsen Saaou, miembro de Jamaat Tabligh, corriente que propugna el islam más extremo y el odio a Occidente?
Cada vez queda más claro que lo de Saura no fue sólo una irresponsabilidad mayúscula sino también parte de un exceso de corrección política ante el integrismo islamista. Por no verlo a tiempo Francia tuvo dos estallidos sociales que duraron noches enteras. ¿Le tocará vivirlo a Cataluña?
¿Cuántos ciudadanos musulmanes están contaminados por el islamofacismo? Se lo pregunta sin medias tintas Pilar Rahola en su columna en La Vanguardia:
El Instituto Elcano considera que en España es un riesgo importante pero minoritario. Un estudio de La Caixa habla de riesgo en la segunda generación y Rodrigo Gavilán, de la Confederación de Policía, pone cifras: sólo un diez por ciento. La buena noticia es que el 90% de los ciudadanos musulmanes quieren vivir pacífica y democráticamente. La mala noticia es que el 10%, sólo en Catalunya, representa alrededor de 30.000 personas. De ahí que el control del integrismo ideológico sea tan importante como la lucha contra el terrorismo.
La ceguera o el exceso de mimo de la Generalitat sin distinción ante los musulmanes radica en -como diagnostica Rahola- en un paternalismo colonial que considera bueno todo lo que resulta exótico y que, por ende, perpetra un auténtico relativismo democrático". Muchos discursos sobre la mujer en el Islam son auténticamente democráticos y liberales pero otros son de naturaleza fascista.
En Cataluña no se hacen distinciones. Todo lo musulmán es hermoso. Mientras, las organizaciones cívicas musulmanas que denuncian los atropellos que promueven los imanes integristas fomentando el trato vejatorio hacia la mujer son ninguneadas.
En Catalunya tenemos la Junta Islàmica de Abdenur Prado, que lucha por los derechos civiles, o la asociación de Alami Susi, que trabaja en obras sociales, o la magnífica Llum del Nord de Ahmed Ben Alal. Tenemos la Asociación de mujeres de Huma Jamshed, o la Asociación de Trabajadores de Pakistán de Javed Ilyas. Todos ellos comprometidos con la libertad. Y todos ellos ninguneados.
Con tal de no mostrarse reaccionarios, los nacionalistas catalanes apoyan cualquier iniciativa que implica fomentar el Islam. Un islamista le recordaba hace poco al tripartito que no le convenía estar contra ellos.
No podemos olvidar que el discurso actual de la derecha española tiene como principales enemigos a nacionalistas vascos y catalanes y al islam.
Queda claro que Saura quedo seducido por el discurso islamista que pregona "tolerancia" y "diversidad" mientras que, por la puerta de atrás, unos asesinos fanáticos -hasta el cuello de subsidios y ayudas- estaban planeando otro 11-M. El tripartito acaba de quedar en evidencia pero los islamistas pueden quedarse muy tranquilos porque su cruzada no es contra ellos sino contra los españoles.
Cada vez queda más claro que lo de Saura no fue sólo una irresponsabilidad mayúscula sino también parte de un exceso de corrección política ante el integrismo islamista. Por no verlo a tiempo Francia tuvo dos estallidos sociales que duraron noches enteras. ¿Le tocará vivirlo a Cataluña?
¿Cuántos ciudadanos musulmanes están contaminados por el islamofacismo? Se lo pregunta sin medias tintas Pilar Rahola en su columna en La Vanguardia:
El Instituto Elcano considera que en España es un riesgo importante pero minoritario. Un estudio de La Caixa habla de riesgo en la segunda generación y Rodrigo Gavilán, de la Confederación de Policía, pone cifras: sólo un diez por ciento. La buena noticia es que el 90% de los ciudadanos musulmanes quieren vivir pacífica y democráticamente. La mala noticia es que el 10%, sólo en Catalunya, representa alrededor de 30.000 personas. De ahí que el control del integrismo ideológico sea tan importante como la lucha contra el terrorismo.
La ceguera o el exceso de mimo de la Generalitat sin distinción ante los musulmanes radica en -como diagnostica Rahola- en un paternalismo colonial que considera bueno todo lo que resulta exótico y que, por ende, perpetra un auténtico relativismo democrático". Muchos discursos sobre la mujer en el Islam son auténticamente democráticos y liberales pero otros son de naturaleza fascista.
En Cataluña no se hacen distinciones. Todo lo musulmán es hermoso. Mientras, las organizaciones cívicas musulmanas que denuncian los atropellos que promueven los imanes integristas fomentando el trato vejatorio hacia la mujer son ninguneadas.
En Catalunya tenemos la Junta Islàmica de Abdenur Prado, que lucha por los derechos civiles, o la asociación de Alami Susi, que trabaja en obras sociales, o la magnífica Llum del Nord de Ahmed Ben Alal. Tenemos la Asociación de mujeres de Huma Jamshed, o la Asociación de Trabajadores de Pakistán de Javed Ilyas. Todos ellos comprometidos con la libertad. Y todos ellos ninguneados.
Con tal de no mostrarse reaccionarios, los nacionalistas catalanes apoyan cualquier iniciativa que implica fomentar el Islam. Un islamista le recordaba hace poco al tripartito que no le convenía estar contra ellos.
No podemos olvidar que el discurso actual de la derecha española tiene como principales enemigos a nacionalistas vascos y catalanes y al islam.
Queda claro que Saura quedo seducido por el discurso islamista que pregona "tolerancia" y "diversidad" mientras que, por la puerta de atrás, unos asesinos fanáticos -hasta el cuello de subsidios y ayudas- estaban planeando otro 11-M. El tripartito acaba de quedar en evidencia pero los islamistas pueden quedarse muy tranquilos porque su cruzada no es contra ellos sino contra los españoles.
Fecha: 04/02/2008 11:21.
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