miércoles, 19 de octubre de 2011

LA FISCALÍA DESVARÍA POR SERVIR A SU SEÑOR, EL PSOE


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¿Aplican dos varas de medir la Justicia y la Fiscalia según se trate de corruptos del PSOE o del PP?
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Relativismo moral y política de apaciguamiento del Gobierno ZP

El faisán y el alacrán

La premura de Garzón reclamando piratas contrasta con su indolencia en el chivatazo policial a ETA

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Redacción Periodista Digital, 06 de octubre de 2009 a las 08:36

Hay que quitarse el sombrero ante la diligencia y premura que ha mostrado el juez Baltasar Garzón para reclamar a los piratas detenidos en el secuestro del pesquero bermeano Alakrana.

Incluso en los momentos de zozobra que vive y que podrían poner fin a su carrera judicial, esta toga tan manchada por el polvo del camino de la política, no corre sino vuela. Cuando le apetece.

Vamos a ver qué pasa finalmente con elAlakrana, secuestrado fuera del llamado perímetro de seguridad impuesto para pescar.

Como escribe Hermann Tertsch en ABC, son muchos los que parecen querer culpar ya a los secuestrados.

Y ya se oyen por ahí voces que sugieren que los piratas son en general unos patriotas somalíes que defienden su riqueza pesquera del expolio de los pesqueros extranjeros en aguas internacionales.

Tiene sus riesgos esa prisa de Garzón y la fiscalía de la Audiencia Nacional por traerse a los piratas para España.

Porque ya veremos en qué quedan las negociaciones y cuáles van a ser las cesiones que este Gobierno de España va a hacerles a los piratas.

Tendría gracia que una vez aquí los dos filibusteros hubiera que pagarles, unos meses más tarde, los vuelos de vuelta como propina del rescate que cobrarán sus camaradas.

Que volverá a ser, como en casos anteriores, una magnífica inyección de medios y prestigio para la industria del secuestro.

Y cargará de razones a los pesqueros del País Vasco, nunca muy entusiastas de ondear la bandera nacional, para poner cualquiera menos la que tienen el deber de llevar bien visible.

Quien haya visto en los últimos años alguna bandera española en los barcos atracados en los puertos de Bermeo, Ondárroa o Pasajes que nos lo cuente.

Ya está claro que llevar la bandera española en aguas internacionales en ciertos caladeros es más peligroso que llevarla en la solapa en el Goiherri.

Pero ya que hablamos de las prisas y diligencia del juez Garzón y la fiscalía con el caso del barco con nombre de un bicho más bien molesto, el alacrán, recordemos otro caso con nombre de animal, magnífica vianda y ave simpática, el faisán.

Porque aquí es donde está el escándalo mayúsculo que también tiene que ver con ese relativismo moral de la tradicional política de apaciguamiento de este Gobierno.

El mismo día en que Garzón y la fiscalía hacen este ejercicio de premura, el fiscal Javier Zaragoza ha pedido el archivo del caso Faisán, un caso con tres imputados que lleva más de tres años dormido -escondido- en el despacho del frenético togado estrella. Supongo que alguien se acordará.

Era en plena tregua, cuando Otegui era un hombre de paz, Josu Ternera un personaje solicitado y nuestro Gran Timonel entendía las motivaciones de los jóvenes abertzales.

El propietario del Bar Faisán de Irún, Joseba Elosua, recibió un teléfono de un desconocido. A ese teléfono le llamaron para advertirle que no debía mantener una reunión proyectada con los jefes del aparato financiero de ETA porque estaba siendo vigilado.

Así se frustró la detención de los terroristas que tenía proyectada el juez Fernando Grande Marlaska. El sumario fue declarado secreto y lo único que se ha sabido de aquel caso fue el auto emitido por Garzón para eliminar las sospechas que recaían sobre el ex comisario Fernando Mariscal, que era jefe de seguridad del PSOE.

Ahora dice la fiscalía que olvidemos la cuestión. Cuando la cuestión es ni más ni menos si hubo colaboración entre miembros de las Fuerzas de Seguridad y ETA para evitar detenciones en pleno idilio de la paz perpetua.

Este intento de enviar al olvido ese sumario que tiene Garzón es probablemente uno de los mayores escándalos desde el GAL. Porque todo apunta a que miembros de la Policía colaboraron con la organización terrorista por orden del Gobierno y para conseguir sus objetivos políticos.

Si un Gobierno Zapatero es capaz de esto, es capaz también de utilizar a la Policía contra la oposición. Y es capaz de todo.

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