domingo, 30 de octubre de 2011

ASÍ SE DIVIERTEN LOS MANDAMASES DE CyU EN CATALUÑA. LEAN, LEAN. TRAMPOSOS, MENTIROSOS, TRILEROS, FACINEROSOS, ¿QUE NO HARÁN CON LOS CIUDADANOS?



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ISLAMISTAS RADICALES PIDEN 
LA EJECUCIÓN DE UN PERIODISTA 
¿Y SI HICIÉRAMOS UNA LEY
PARA PODER COLGAR/ 

A LOS TERRORISTAS RADICALES?-  

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RAJOY: REFORMA LABORAL
¿Y CUANDO LA EMPRESA GANE MUCHO? 
¿QUE 
NOS TOCARÁ? 

Y, ¿DONDE VIENE REFLEJADO?- 

© ARTURO ÁLVAREZ MARTÍNEZ – 2012 

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DECIRLE A GUERRA QUE 
MONTESQUIEU HA VUELTO. 
Y QUE LO TRAJO GARZÓN- 

© Arturo Álvarez Martínez – 2012
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Trias se venga del jefe de la Guardia Urbana relegándole a “administrar la seguridad” de un museo
El alcalde de Barcelona, Xavier Trias (EFE).
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Antonio Fernández 29/10/2011 (06:00h)
La venganza es un plato que se sirve frío. Eso lo saben los que están acostumbrados a las batallas políticas. Y en el Ayuntamiento de Barcelona existe, en estos momentos, una guerra interna cuyas consecuencias, a día de hoy, son impredecibles. El nuevo alcalde, el convergente Xavier Trias, llegó con un carro de buenas intenciones, pero la falta de una mayoría absoluta le hace ser prisionero de la oposición. El consistorio barcelonés tiene una Carta Municipal que limita las atribuciones del alcalde, cuyo margen de maniobra se reduce a decretar ceses, nombramientos y alguna cosa más. Sin embargo, en su hoja de ruta tenía una prioridad: el relevo del jefe de la Guardia Urbana,Xavier Vilaró, que es intendente mayor, el máximo rango del cuerpo.
El cargo en cuestión es de confianza, por lo que el alcalde tiene perfecto derecho a destituir y nombrar a quien más le convenga. Y, en este caso,no esperó mucho. El cese le llegó antes de verano y, ahora, Trias le adjudicó nuevo destino: responsable de seguridad del Museo Picasso, una equipación importante de la capital catalana pero que se le queda pequeña, según algunas fuentes, al que había sido una de las máximas autoridades de la seguridad en Cataluña.
Trias, y por extensión CiU, se la tenía jurada a Vilaró. En junio del 2008, el jefe de la Guardia Urbana recibió un pelotazo con una bala de goma que habían disparado los Mossos d’Esquadra, durante la celebración de la Eurocopa. Como consecuencia de ello, tuvo que ser intervenido y le extirparon el bazo. La polémica que se levantó entonces tiene muchos puntos oscuros. Baste decir que hubo maniobras políticas para intentar hacer caer a Xavier Vilaró, primero diciendo que no estaba en el lugar de los hechos y más tarde que las heridas producidas lo habían sido en una barra americana. Incluso se intentó manipular mediáticamente los informes de los Mossos d’Esquadra para desacreditar al jefe de la Guardia Urbana. Pero salieron a la luz fotos y documentos que demostraban que todo había sidouna campaña urdida desde distintos estamentos.
Lo que quedó en entredicho, sin embargo, fue la profesionalidad de la Policía autonómica, cuyo exponente máximo era Joan Delort, secretario de Seguridad de la Generalitat. “Nunca le perdonará a Vilaró que le dejase en entredicho, porque este affaire fue el peor golpe a la imagen de los Mossos d’Esquadra”, señala una fuente de la oposición.
Pero hay más: el ex jefe de la Guardia Urbana demandó a dos medios de comunicación por manipular los hechos y por mentir. Durante meses, se presionó a Vilaró para que retirase las denuncias, ya que las pruebas eran tan evidentes que los medios iban a ser condenados. Además, el propietario de uno de ellos era un conocido empresario nacionalista al que CiU defendía con uñas y dientes. Días antes del juicio, Vilaró sucumbió a las presiones políticas y admitió perdonar ante el juez a los medios en cuestión para que no tuviesen que pagarle indemnización alguna, a cambio de que reconociesen por escrito que habían mentido. Así lo hicieron, pero el ex jefe de la Guardia Urbana pasó inmediatamente a formar parte de la lista negra de CiU.
Cesado mientras comía
La polémica se complica por las formas en que se ha procedido a este relevo. Según fuentes de la oposición, Vilaró se enteró de su cese mientras comía: recibió un simple sms con la buena nueva. “Ha habido una actitud prepotente y humillante por parte del alcalde. Es más, lo que ha hecho es un insulto a la Guardia Urbana”, dice a El Confidencial una fuente de la oposición socialista. Y recuerda esta fuente que el jefe destituido recibió el pasado mes de marzo el primer premio a la Seguridad concedido por Fesacarm, la patronal del ocio nocturno, en reconocimiento a su labor. “Vilaró es un profesional muy apreciado, con una trayectoria impecable y de muy largo recorrido, por lo que nadie puede poner en duda su dedicación y su profesionalidad”, dicen las mismas fuentes, que subrayan que “no se pueden perder las formas de esta manera. Lo que Trias debería demostrar es un poco más de señorío”.
Desde el Ayuntamiento, se niega que hubiese ningún desprecio hacia el que había sido el máximo responsable de la seguridad hasta ahora. “Se le ha cambiado porque hay un nuevo equipo de Gobierno. El suyo era un cargo de confianza y el alcalde tiene derecho a sustituirlo. Pero antes se habló con él, por lo que no le pilló de sorpresa”, señalan fuentes municipales a este diario. Además, niegan que se enterase por sms. “Sabía que se le iba a relevar. En este caso, se siguió el protocolo al pie de la letra”, asegura un portavoz del Ayuntamiento.
Pero no es sólo eso. Las mismas fuentes añaden que “Trias ya había hecho pública su intención de cambiarlo. Y se barajaron varias posibilidades. No se vería bien que quedase de segundo de la Guardia Urbana, por lo que había que buscarle acomodo en otro sitio. No parecería demasiado correcto que un intendente mayor fuese el segundo. Y el nuevo destino, a pesar de algunos rumores malintencionados, no es de vigilante de seguridad, sino deadministración de la seguridad del Museo”.
Otra polémica surgida es la decisión de Trias de retirarle coche oficial y secretaria (a pesar de que durante los últimos meses, hasta la adjudicación de su nuevo destino, mantenía despacho en la Jefatura de la Policía Local). Según el Ayuntamiento, “en los últimos tiempos, ha tenido problemas de salud y estuvo de baja, por lo que apenas utilizaba el coche oficial. Por tanto, se decidió retirárselo”. Fuentes de la oposición, sin embargo, echan mano de esta anécdota para subrayar la inquina del alcalde hacia el ex jefe de la Guardia Urbana. “Nunca hasta entonces se había dado un casi similar”, enfatizan. Y desde el consistorio se contesta que “hasta ahora, hubo dos jefes, de los cuales uno se retiró y otro fue cesado por corrupción, por lo cual no se puede establecer paralelismo alguno con casos similares”.
Además, mientras Trias rumiaba dónde ponerlo, aterrizaba en el Ayuntamiento otro hombre que tenía a Vilaró entre ceja y ceja: Joan Delort. Éste había pasado por la Guardia Urbana de Gerona y luego fue fichado por la Generalitat en tiempos de Jordi Pujol. El Tripartito le mantuvo en el poder, ascendiéndolo a secretario de Seguridad, uno de los puestos más relevantes del Ejecutivo catalán. En el último Tripartito, el consejero Joan Saura intentó moverle la silla, pero el presidente de la Generalitat, José Montilla, dio la cara por él y lo hizo mantener en su puesto a pesar de las malísimas relaciones que tenía con el segundo del Departamento, Joan Boada, secretario general de Interior.
El enemigo en casa
La llegada de Convergència i Unió (CiU) y de Felip Puig acabó con el reinadode Delort sobre los Mossos d’Esquadra. Para empezar, tenía a su propio candidato: el alcalde de Lloret, Xavier Crespo. Pero ahí se cruzó en su camino el mismísimo Artur Mas, que lo vetó para el cargo. Al final, Puig, para no dar su brazo a torcer, hizo desaparecer el cargo de secretario de Seguridad y mantuvo durante unos meses a Delort como asesor.
Con la llegada de Trias al Ayuntamiento, la ocasión era inmejorable para retirarlo de Interior. Y así llegó al Ayuntamiento barcelonés como gerente del área de Prevención, Seguridad y Movilidad, a las órdenes directas del primer teniente de alcalde, Joaquim Forn. Diversas fuentes consultadas por este diario admiten que existe un enfrentamiento entre Vilaró y Delort era puramente profesional, ya que éste, como secretario de Seguridad, quería que todas las policías locales dependiesen de su área, a lo que Vilaró, como responsable de la mayor de las policías locales de Cataluña se oponía. Lo que está claro es que el otrora jefe de la Policía Local de Barcelona ha sido borrado de un plumazo y que su máximo rival, en un movimiento digno de un trapecista, se ha hecho con las riendas del poder.

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