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DESCREDITO CAUSA Y FORMAS__ZP_EL SOLITOOOO CON UN PARRR DE NO SE SAVE QUE!!!
Convencido tal vez con razón de que los españoles sólo entienden el lenguaje del fútbol, el presidente Zapatero va explicando la crisis en parecidos términos a los que usaría un cronista deportivo.
Si hace algo más de dos años se ufanaba de haber situado a España en la Champions League de la economía mundial, ahora reduce las aspiraciones del equipo al asegurar al Financial Times que en ningún caso bajaremos al pozo de la Segunda División.
Es de esperar que esta vez su pronóstico sea más acertado que el de entonces, aunque por desgracia los antecedentes sugieren que el primer ministro español no tendría un gran futuro como quinielista.
Sorprende en cualquier caso la pertinaz tendencia de Zapatero a interpretar la política en términos futbolísticos.
Se diría que el actual presidente entiende la gobernación del país como un asunto fácil: de esos que se despachan literalmente en dos patadas y una de ellas de tacón.
Sólo así se explican los arrebatos propios de un forofo que en septiembre de 2007 le llevaron a proclamar que la selección gubernamental española estaba asombrando con su juego en todos los estadios financieros del mundo.
Decía entonces el seleccionador que España es “la que más partidos gana, la que más goles ha metido y la menos goleada”, circunstancias todas ellas que, lógicamente, le garantizaban a este país un puesto de privilegio en la Liga de Campeones.
Dos años y dos millones de parados después, Zapatero ya empieza a hablar como esos entrenadores que a mitad de temporada se ven obligados a cambiar de discurso ante los malos resultados y el creciente descontento de la afición. Olvidados los tiempos en que pretendía codearse con Italia y Francia e incluso tachaba de inepta a la entrenadora de Alemania, el seleccionador presidencial se conforma ahora con el más módico objetivo de salvar la categoría.
A estas alturas del partido, lo prioritario es no caer en el infierno de la Segunda División donde ya purgan sus pecados Grecia y otros equipos de medio pelo que, a pesar de sus desdichas, tienen mucho mejor golaveraje que España en materia de paro.
Todo vale en esa lucha por la salvación, como el propio Zapatero sugiere al advertir que rebajará “al coste que sea” el actual déficit presupuestario hasta el 3 por ciento que exige la Unión Europea para el año 2013.
Quiere decirse que el entrenador va a renunciar al “jogo bonito” con el que su Gobierno se ganaba hasta ahora el aplauso de la grada por el viejo método peronista de repartir cheques y otros regalos a los padres, los jóvenes, los abuelos, el nene, la nena y los votantes en general.
Esa política, que tanto ha contribuido a dejar exhaustas las arcas del equipo nacional, será sustituida por un juego menos vistoso y más práctico que –de creer a la declaración de intenciones de Zapatero– atenderá únicamente a la obtención de resultados en el marcador.
Convertido en un entrenador de la escuela resultadista de Javier Clemente, el primer ministro español quiere ganar puntos como sea, aunque ello implique repartir leña en el campo y desconcertar incluso a sus más fervorosos hinchas.
Más que nada porque el nuevo esquema táctico del Gobierno frente a la crisis implicará necesariamente la adopción de medidas poco gratas a la afición, tales que las subidas de impuestos, la congelación de salarios, la reducción de servicios públicos y –llegado el caso– ciertas reformas del mercado laboral que, según la experiencia, suelen hacerse a cuenta de los trabajadores.
Se ignora cómo hemos podido llegar a esta situación apenas dos años después de la gloriosa militancia de España en la Champions League, pero ya se sabe que el fútbol es un juego impredecible en el que los equipos pasan de las mieles de Europa a las hieles de Segunda con gran facilidad. Algo parecido ocurre cuando la política se interpreta en términos futbolísticos. Si lo sabrá Zapatero.
SIN AGRUTUD
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