Desde hace casi ocho años, ninguna autoridad española ha molestado planteando formalmente el asunto de la soberanía
El Reino Unido no puede encontrarse más satisfecho con el Gobierno español, por lo que se refiere al contencioso de Gibraltar. Desde hace casi ocho años, ninguna autoridad española ha molestado planteando formalmente el asunto de la soberanía.
En realidad, el asunto quedó congelado después de que fracasara el último intento de llegar a un acuerdo, protagonizado en julio de 2002 por los ministros de Exteriores, Josep Piqué y Jack Straw, sobre la base de ofrecer a los gibraltareños una soberanía compartida. La salida de Piqué del Gobierno y las pocas ganas que puso en el asunto su sucesora, Ana Palacio, se unieron al rechazo expreso de los «llanitos» formulado en noviembre de ese mismo año en un referéndum que no tenía ningún valor legal, pero que dejó claro que los gibraltareños tenían bastante con depender de una sola metrópoli. No querían dos.
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