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El aceite más caro del mundo, la ‘esperanza’ de mujeres de Marruecos
Una cooperativa de mujeres de Marruecos dedicada a la extracción del exquisito aceite de argán permite salir adelante a las mujeres bereberes solas, al tiempo que ayuda a preservar un producto en peligro de extinción.
Por Mabi Guerra
El paisaje que se extiende a lo largo de la carretera que une Agadir y Essaouira se cubre de los antiquísimos árboles del argán, árbol milenario marroquí del que se extrae uno de los aceites más caros del mundo. Una cooperativa de mujeres bereberes del pueblo de Tamanar (Essaouira), en la costa atlántica de Marruecos, es la primera empresa exportadora del exclusivo aceite.
La cooperativa Amal, palabra árabe que significa ‘esperanza’, nació hace tres años con la idea no sólo de ayudar a las mujeres solas, divorciadas o separadas de la región marroquí, sino también para promocionar un producto con gran tradición en la sociedad alawita y en peligro de extinción por la tala descontrolada de estos árboles.
En esta pequeña empresa trabajan alrededor de 50 mujeres de edades comprendidas entre los 25 y los 90 años, principalmente de avanzada edad, que llevan a cabo labores tradicionales de extracción de este aceite de color oro pálido. Desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde las mujeres se dedican a la extracción del fruto del argán, una almendra de sabor muy amargo que posteriormente pasa por diferentes fases mecanizadas para la obtención del aceite, caracterizado por un agradable sabor dulce y un delicado aroma.
Alfabetización y educación de las mujeres
Según Hadisha, una de las trabajadoras de la empresa, ésta es la primera cooperativa de mujeres en Marruecos y su labor de ayuda en la región "es fundamental", ya que en el país las mujeres desprovistas del amparo de un marido, un padre o un hermano se encuentran con serias dificultades para labrarse un camino.
El dinero que se obtiene con la venta del aceite de argán sirve para financiar la educación y la alfabetización de las mujeres que trabajan en la cooperativa, y para mantener un producto antiquísimo. Para las responsables de la cooperativa, que se encuentra en una zona de tránsito de turistas y que quiere convertirse en un ejemplo de aperturismo, "con este tipo de proyectos, único en este país, se pretende ayudar a la mujer en todas las facetas de la vida".
Marruecos produce anualmente unas 4.000 toneladas de argán, baya con la que se elabora el aceite más caro del mundo (puede alcanzar hasta los 35 euros el litro) y que se vende en botellas de pequeño tamaño en la zona que va de Agadir a Essaouira, y que es habitual ver en los zocos de Marrakech y Casablanca.
El argán es el fruto de un árbol silvestre que crece en las zonas áridas de toda la costa atlántica de Marruecos, fundamentalmente en Agadir y Essaouira, del que se contabilizan 21 millones de unidades en una superficie de 8.000 hectáreas. La importancia del argán reside en su papel vital a la hora de evitar la desertificación de la zona ya que, debido a sus fuertes raíces, el árbol contribuye a retener la tierra y ayuda a combatir la erosión del agua y el viento, señalan en un artículo el profesor Zoubida Charrouf, de la Universitad Mohammed V de Rabat, y Serge Dubé, del International Development Research Centre (IDRC).
Además, el árbol juega un papel importante en la economía local como fuente de ingresos o de alimentación. Nada se desperdicia: la madera se usa como combustible, las hojas y los frutos proporcionan forraje para las cabras y el aceite de almendra extraído por las mujeres se usa para cocinar y como elemento de la medicina tradicional, explican Charrouf y Dubé.
Propiedades culinarias y cosméticas
Este árbol puede medir hasta 10 metros, vive más tiempo que un olivo y no necesita especiales cuidados. Los principales países importadores de aceite de argán son Francia, Reino Unido, Alemania, Italia, España, Portugal, Bélgica, Holanda, Canadá, Estados Unidos y Japón, llamados por su interés culinario y sus propiedades en cosmética para evitar el envejecimiento e incluso para ayudar contra la impotencia. Según las antigua tradición marroquí, a los niños se les daba en el desayuno pan con aceite de argán para fortalecerlos y las mujeres se hacían masajes en todo el cuerpo para evitar el envejecimiento de la piel y para estimular la circulación.
Por las propiedades culinarias del aceite, la cooperativa Amal ganó el prestigioso Premio Slow Food 2002 que reconoce la "eco-gastronomía", esto es, la conservación de alimentos, animales o vegetales que están en peligro de extinción, a través de métodos tradicionales.
martes, 17 de febrero de 2009
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