Cogido de la red,
GARZÓN
Fundamenta
la excarcelación
del recaudador del 'impuesto revolucionario'
en su «precaria salud»
HABRÁ
Certificado médico
FERNANDO LAZARO
MADRID.- El juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón autorizó el pasado día 13 la excarcelación del presunto responsable del aparato de extorsión de ETA, Joseba Elosua, dueño del bar Faisán, en Irún, por motivos de salud. Elosua fue quien recibió el chivatazo que el magistrado aún no ha esclarecido. El presunto etarra fue alertado por dos policías de que estaba siendo investigado por su implicación en la estructura financiera de ETA.
El chivatazo policial se produjo el 4 de mayo. Fue detectado por los investigadores, ya que el propio etarra se lo contó a su cuñado cuando ambos se desplazaban a Francia en el vehículo del primero. En el coche había un dispositivo de grabación autorizado por el entonces instructor de la causa Fernando GrandeMarlaska. Fue al escuchar las grabaciones cuando se detectó que se había producido una fuga de información, lo que provocó que la operación policial contra este entramado etarra tuviera que ser aplazada. Un mes después, este magistrado actuó contra este entramado y detuvo a cinco sospechosos de pertenecer al aparato financiero en España y otros siete, en Francia.
La actuación judicial estuvo dirigida por el juez Grande-Marlaska en coordinación con la magistrada francesa Laurence Levert. El juez abrió una pieza separada sobre el chivatazo que aún está por resolver.
Tanto el sumario sobre el impuesto revolucionario como la pieza separada y secreta se encuentran en manos del juez Garzón, que aún no ha resuelto ninguna de las dos.
Elosua permanecía en la prisión de Martutene en el marco de las diligencias previas 86/98 que instruye Garzón desde que, en julio, regresó de su permiso en Estados Unidos.
La puesta en libertad de Elosua se produjo el pasado 13 de febrero.
Garzón acordó la medida tras conocer los informes remitidos el pasado 5 de febrero por dos forenses que acudieron a la prisión de Martutene (San Sebastián) para explorar a Elosua. Constataron de nuevo el «tumor prostático que ya padecía con anterioridad a su detención».
Además, destacan también que sufre una dolencia cardiaca que le ha alterado el ritmo del corazón y que está tratándose con anticoagulantes. En el informe se detalla que el presunto etarra había sufrido tres episodios sincopales en la cárcel, «con pérdida de conocimiento y caída al suelo, de las que tardó entre 30 y 60 minutos en recuperarse».
Según el fax remitido por los forenses el mismo día 13 desde los Juzgados de Instrucción de San Sebastián, las enfermedades que aquejan a Elosua «suponen un riesgo vital a corto plazo» y la estancia en prisión «dificulta un tratamiento adecuado más allá del influjo psíquico y emocional de la dolencia».
Tras conocer dichos informes, instados por la Fiscalía de la Audiencia Nacional, Garzón dictó un auto reformando el de prisión suscrito en junio por Grande-Marlaska, quien le sustituía en el Juzgado Central de Instrucción número 5 mientras él disfrutaba de un permiso de estudios en EEUU.
En él impone a Elosua la prohibición de salir de España y le obliga a comparecer quincenalmente en el juzgado más cercano a su domicilio, salvo en el caso de que no pudiera acudir por su estado de salud, una circunstancia que deberá ser justificada por sus familiares.
Además, señala que deberá comunicarse a su juzgado cualquier circunstancia por una persona de su entorno familiar, quien a su vez deberá informar sobre la evolución de su estado.
En la motivación de la decisión se recoge expresamente que, dado el estado precario de salud de Elosua, «parece razonable suponer la no elusión a la acción de la Justicia», lo que constituye un «serio argumento» para acordar la libertad provisional.
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