domingo, 12 de junio de 2016

ZP y los cubasunos Y EL FAISÁN

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DURANTE el llamado proceso de paz, en realidad un sucio proceso de hibridación Gobierno-ETA que alcanza su apogeo en el chivatazo al Faisán, con el Gobierno y ETA uniendo sus esfuerzos contra la policía, Zapatero llamaba a Otegi «hombre de paz». No es fácil llamar «gente de paz» a criminales que acumulan condenas por crímenes atroces (el pacífico Otegi ha sobrevivido, entre otras víctimas de ETA, a Gabriel Cisneros). Y ni siquiera entonces resultaba sencillo decir que estaba «a favor de la paz» un sujeto como De Juana Chaos, que celebraba por escrito en la cárcel la pena de las familias destrozadas por sus colegas pistoleros -«sus lágrimas son nuestras sonrisas»-. Pero, aunque difícil, para la Izquierda casi nada es imposible. En el PSOE hay verdaderos artistas de la simulación, frégolis y houdinis de lo que en cada momento convenga a la partida, que pueden defender una cosa y la contraria sin perder la cara. Así que, por entonces, la AVT de Alcaraz era sanguinaria, cruel. Y Otegi, «hombre de paz».
En aquel proceso de envilecimiento colectivo vimos a Patxi López justificar ante las cámaras de televisión el compadreo a cuenta de una dieta severa o huelga de apetito del sonriente De Juana: «Lo que importa es que Iñaki no se muera», dijo López. «Iñaki», sí. «Terrorista», no; sencilla, cercana, cálidamente, «Iñaki», con esa apenada familiaridad que justificaba que lo alimentasen a la fuerza y que, supongo, haría revolverse en su tumba a las docenas de asesinados por Iñaki. Pero en lo de Otegi, si olvidamos que ha dedicado su vida al crimen, a ETA en sus distintas variantes y siglas, hay algo que permite llamarle «hombre de paz».
El brazo político de la banda terrorista nunca ha «condenado» pero sí «lamentado» los asesinatos de ETA. Ni más ni menos que ZP, sin duda hombre de paz, los asesinatos de la dictadura cubana. Este oteguismo semántico debió adquirirlo el presidente en aquel proceso de paz que ahora quiere hacernos olvidar Rubalcaba cazando a los etarras que antes dejó volar (un tío, PR: cada fin de semana caza al Faisán Nº 1 de ETA).
Pero lo importante de que ZP «lamente» y no condene los asesinatos de Castro es que moderniza la doblez de la izquierda señorita ante los crímenes comunistas y abre nuevas vías diplomáticas a la Alianza de Civilizaciones. Yo vislumbro dos espectaculares: ZP y sus Moratinos al Festival de la OTI; ZP y sus Cubasunos, a Eurovisión.
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