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Antonio Varela ayuda marcar las horas, los minutos y los segundos de un sinfín de relojes de todo tipo. Este maestro relojero de Arteixolleva en la sangre su pasión por los relojes y e intenta que sigan marcando el ritmo durante el mayor tiempo posible. No en vano, es una de las personas que se encargan del mantenimiento del reloj de la Puerta del Sol. Ni más, ni menos. Un hecho que a él no le gusta dar demasiada importancia, a pesar de que mañana por la noche 46 millones de españolitos, «haremos por una vez, algo a la vez», recordando el hit de Mecano, Un año más: «El reloj de la Puerta del Sol es como el que había antiguamente aquí, en el Ayuntamiento de Arteixo. Un reloj mecánico como otro cualquiera. Solo hay que engrasarlo y ajustarlo. Necesita un mantenimiento», explica tras estar precisamente en Madrid ajustando el mecanismo del reloj que nos dará la bienvenida al nuevo año.
Varela se encarga de su mantenimiento desde hace unos cuatro años e insiste en el hecho de que para él, es una pieza más: «Fue modificado a principios del siglo pasado, allá por 1918 o el 1919. Pero si se le sigue haciendo el mantenimiento necesario puede durar más de cien años. Está claro que es una pieza de museo», asegura. Así que tenemos reloj para rato.
La pasión por los relojes le viene desde muy pequeño: «Ya mi padre era relojero. Y mis juguetes eran los relojes. Me los daba para que me entretuviera jugando. Entonces no había Play Station. Él, José Varela Regueira, fue un maestro relojero muy conocido en A Coruña. He aprendido de él. Siempre decía que todo tenía arreglo y se podía reparar», comenta orgulloso este vecino de Arteixo, al que le gusta la puntualidad, como no podía ser de otro modo: «Soy bastante puntual, me gusta la puntualidad en los relojes pero tampoco soy un maniático», reconoce.
No resulta difícil encontrárselo por el rastro de Madrid: «Sí, soy muy conocido porque adquiero piezas, las restauro y las pongo en funcionamiento», comenta este hombre de 65 años que también realiza encargos para Patrimonio Nacional, cuenta con una interesante colección de relojes y tiene una escuela en de diseño de relojería y joyería en la capital: «Se llama Carcan Negocios. Allí enseñamos a los alumnos cómo crear un diseño y plasmarlo virtualmente», comenta.
«El reloj no desaparecerá»
No cree Antonio Varela que las novedades tecnológicas acaben con los relojes de pulsera: «El reloj mecánico no va a desaparecer. Es una pieza de valor al alza. Ahora apuestan muchas marcas por este tipo de reloj, conocido como automático. Siempre será el reloj de antes y del futuro, porque con un buen mantenimiento dura toda la vida. No como los relojes de cuarzo, a pilas, que tienen una vida corta de unos quince años».
Este maestro ha tenido entre sus manos piezas de hasta el siglo XIV: «El reloj más valioso que reparé fue un Tourbillon de finales del siglo XIX, que tiene una funcionalidad de giro sobre sí misma y su coste podría alcanzar perfectamente los 18.000 euros». A Varela, que también trabajó en Suiza, le gustaría montar algún día una escuela en Arteixo.
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