Actualizado el 16/9/2009 - 13:11h

Querido Alfredo:

Muchas gracias por tu correo electrónico contestando a mi carta abierta publicada en lanacion.es sobre tus declaraciones en Punto Radio el pasado 2 de septiembre referidas al Estatuto de Cataluña. Dado que tu mensaje ha sido privado, me abstendré de hacerlo público porque así lo exige la corrección que debe imperar en las relaciones políticas y en la vida en general. Sin embargo, sí volveré a enviar a las páginas digitales del Grupo Intereconomía mi reacción a tu amable comunicación con el fin de reiterar ante sus lectores mis puntos de vista sobre tema tan crucial. En la transcripción de tu intervención radiofónica que me adjuntas y de la que me dices ha sido descontextualizada leo literalmente: "lo que España no puede hacer es negar la decisión de un parlamento democrático elegido por los catalanes. Ellos decidieron eso, pues eso decimos en el Preámbulo, sin valor normativo, pero se dice porque es políticamente relevante y porque es el contexto en el que se aprueba ese Estatuto". Por tanto, hablemos de la totalidad de tus palabras y no solamente de la frase antes del punto y seguido. Según tu interpretación, la soberanía nacional debe subordinarse a la voluntad mayoritaria de una asamblea autonómica si ésta establece algo carente de valor normativo. Pues bien, si el Parlamento de Cataluña decide que hay que incoar un procedimiento de canonización de Francesc Maciá o que el paisaje del Ampurdán es más hermoso que las rías gallegas o que en las comisarías de los Mozos de Escuadra ha de sonar como música ambiente una sardana tras otra, es muy libre de hacerlo y todo eso a las Cortes Generales y al Tribunal Constitucional les tiene sin cuidado por la sencilla razón de que no afecta a las previsiones de nuestra Ley de leyes. Pero, mi respetado ministro del Gobierno de la Nación (presta atención, por favor, al artículo determinado "la"), cuando el Parlamento catalán aprueba un Estatuto de Autonomía en cuyo Preámbulo se afirma que Cataluña es una nación, se encienden las luces de alarma habida cuenta de que el preámbulo de las normas fija el marco conceptual de las mismas y determina los criterios interpretativos de la parte propiamente dispositiva. O sea, que el Preámbulo posee una enorme importancia, de tanto o mayor peso en términos jurídicos que el articulado al que introduce y da soporte. No es cierto que la atribución de la condición de nación a Cataluña por parte de su Parlamento sea constitucionalmente irrelevante por el hecho de figurar en el Preámbulo de esta Ley Orgánica. Por el contrario, precisamente por aparecer en el solemne frontispicio del Estatuto adquiere una especial trascendencia. En cuanto a tu reconocimiento de que el asunto es "políticamente relevante", ¿hace falta más para confirmar el inmenso error que ha cometido tu partido al avalar este desafío de los independentistas catalanes al ordenamiento vigente?

Tus argumentos, mi caro amigo, no engañan sino al que quiere dejarse enredar y como estoy seguro de que no has perdido un ápice de tu agudeza doy por imposible que hayas conseguido engañarte a ti mismo.

Un abrazo

Aleix Vidal-Quadras