martes, 25 de octubre de 2011

SANTA MARÍA DEL CONDADO, LA CABRERA Y LA PROFESORA DE MICHIGAN


«La etnografía que hice en León hace 30 años es hoy historia». Foto: dl

RUTH BEHAR | PROFESORA DE LA UNIVERSIDAD DE MICHIGAN

«La etnografía que hice en León hace 30 años es hoy
historia»

En los años setenta y ochenta esta antropóloga
norteamericana nacida en Cuba y con raíces ...

anécdotas

—¿Por qué eligió el pueblo leonés de Santa María del Monte
del Condado para realizar aquel estudio?

—En realidad yo no lo elegí. En 1978, cuando era estudiante
de antropología, llegué al pueblo a traves de mi profesor James W. Fernández, a
quien le llamaba mucho la atención cuando iba de Asturias a Madrid.

Él veía que el terreno de Santa María iba cambiando de
secano a regadío, y un día sintió tanta curiosidad que entró y preguntó cómo se
había realizado aquel cambio.

Se enteró de que todos los vecinos se habían organizado para
hacer un pantano y eso les pareció muy interesante.

—Y él le propuso este lugar como objetivo...

—Sí, porque, poco después, James recibió una beca para
llevar algunos estudiantes de antropología de la Universidad de Princeton a
España. Me preguntó si me gustaría ir a Santa María y dije que sí. Había
residido en Madrid en el otoño de 1975, asistiendo al proceso de la muerte de
Franco, y me fascinaba la historia española. Después, estando allí, me pareció
un lugar ideal para estudiar la vida de los que decidieron quedarse en el campo
en un momento en el que todos se iban a la ciudad.

—¿Qué recuerda de su llegada? ¿Cómo le recibieron los
vecinos?

—Recuerdo perfectamente la llegada al pueblo. James había
acordado con la maestra que nos quedaríamos en su casa, pero los domingos ella
se iba a Boñar y un vecino, José Antonio, nos invitó a quedarnos en casa de sus
padres hasta que volviera.

Aquellos señores, María y Virgilio, acogieron a dos
desconocidos (yo y mi esposo, David) como si fuera la cosa más natural del
mundo.

Luego la maestra nos lo arregló todo para quedarnos en casa
de Balbino, el hermano más pequeño de Virgilio, y su cuñada Hilaria.

 Desde el principio
sentí mucha afinidad con las dos familias, que siempre me apoyaron mucho en mi
trabajo.

Luego fui conociendo a todos los vecinos.

Mi profesor me había sugerido que hiciera un censo del
pueblo, así que iba de casa en casa saludando a todos los vecinos y haciendo
preguntas sobre sus vidas.

Algunos, al principio, dudaban, pensaban que éramos espías,
pero luego vieron que nuestra intención era sincera y nos trataron con gran
amabilidad.

Siendo tan jóvenes —teníamos 21 años cuando llegamos—y la
mayoría de los vecinos con 50, 60 ó 70 años, nos veían como nietos misteriosos
que habían aterrizado desde muy lejos.

Poco a poco nos fuimos conociendo mejor y el trabajo de la
investigación se convirtió en un proyecto mutuo para recuperar la historia del
pueblo.

—¿Qué aspectos de la cultura popular de Santa María le
llamaron más la atención?

—El hecho de que el pueblo pudiera mantener las tradiciones
de las tierras comunales, lo cual les ayudó mucho en la epoca de crecimiento de
la población a finales del siglo XIX, y luego en otros momentos de escasez y
necesidad.

Cuando estuve viviendo allá se mantenía la tradición de la
vecera, y los vecinos se turnaban para sacar las vacas a los prados.

Este sistema de cooperación entre vecinos me pareció muy
importante.

Además, había un rebaño común de ovejas y varias veces
acompañaba al pastor cuando las sacaba por la mañana y volvía con ellas por la
noche.

Me fascinaba comprobar cómo cada oveja sabía cuál era su
casa.


NOTAS DE BRUTTHUS:

Yo que soy de Truchas, que es un pueblo de  La Cabrera Leonesa, limitando con Zamora ,
Maragatos y Galicia, recuerdo que cuando pasaba allí los veranos, después de la
misa de los Domingos, se reunía el Concejo con el Alcalde Pedáneo al frente y
se estudiaban los problemas del pueblo.

Una de las funciones del concejo era la de arreglar lo que,
siendo COMUNAL, se iba estropeando, mayormente caminos y Presas del Río para el
riego de Prados y fincas, particulares.

En ese Concejo hablaba todo el mundo y se decidían las
actuaciones, que eran acatadas por todos y creo que ni se votaba, se hacía por
sentido común.

Darse cuenta que entonces yo tenía 10 años y los recuerdos
son confusos.

Todos los que se beneficiaban de aquella obra tenían que
aportar algo:

Un carro
Unas vacas
Personas
La fragua
Herramientas especiales
Etc

Lo del vino, no lo recuerdo bien, pero creo que lo ponía el Concejo.

Y por lo que recuerdo cada uno se adelantaba a poner lo suyo: Unas vacas que eran más fuertes que las del resto,  porque había que transportar cosas pesadas cuesta arriba.

El que por algún motivo, ausencia, enfermedad u otra tenía que pagar una indemnización

Recuerdo que cuando se hizo el puente que cruza hacia Baillo y La Cuesta, al lado del puente romano, tuve que trabajar un montón de días, porque antes, cuando Franco no se daban para la construcción del puente, otra cosa que los materiales y el Contratista que hacia la obra.
A mi me tocó llevar un carretillo y transportan el hormigón ya hecho y los pedruscos que se ponían dentro del hormigón

La mano de obra la ponía el pueblo.
Y lleva un montón de años y está como el primer día.

En aquel tiempo La Cabrera era autónoma, no dependía de
nadie y sus habitantes eran trabajadores y orgullosos.

Ahora la mayoría son subsidiados con un PER parecido al que
el PP critica en Andalucía

Por eso la población baja, porque no trabajan y no se
utilizan los prados para criar vacas, los montes para tener cabras y ovejas y
las pobres fincas de secano para producir cosechas miserables que eso si,
alimentaban su orgullo, nadie se lo daba.

Y para el que no lo sepa, a concejo se tocaba, de una forma especial desde la campana de la ermita y allí se reunía el pueblo para ir al lugar donde había que trabajar.
Y a concejo no podía tocar cualquiera, era una persona específica.

LAS FIESTAS

Lo único que diferenciaban las fiestas de un domingo corriente eran la orquestas que se traían y que los mozos íbamos a buscar al camino que debían de recorrer como un anticipo de las mismas.
Era como el Chupinazo en Pamplona

Los músicos venían de Yebra y de Sigüella y yo recuerdo ir a encontrarlos muy lejos y como la fiesta era en septiembre hacía un frío que pelaba. tanto que algunas veces se tenía que hacer el baile de noche en la cochera de Callejo, aunque en otros pueblos que no tenían un local así, se habilitaba un pajar.

Los músicos hacían la alborada, tocaban en misa y la procesión, con PENDÓN que ahora les llaman Mástiles, en el baile de después de misa, la tarde y la noche.

A los músicos se les pagaba en dinero o en especies, principalmente comida y se repartía a escote, entre todos los mozos y mozas del pueblo y todos tan contentos.

Como era pequeño no recuerdo que pasaba si alguno no tenía dinero, aunque supongo que su orgullo le haría pagarlo aunque no comiera.

Para dormir se utilizaba el mismo sistema que para ir con las vaca o VECERA.
Los músicos dormían en las casas de los mozos y mozas y cada noche lo hacían en la casa del mozo o moza siguiente y se mantenía el turno para la fiesta siguiente.

Y nadie se escaqueaba, nunca hubo ese problema.

A mi que era pequeño, me quisieron hacer pagar una vez y mi primo Segundo me defendió diciendo que no tenía la edad y que yo era un invitado que no vivía en el pueblo.

OTRAS MÚSICAS
Hubo una temporada que aparcó por Truchas un Hojalatero llamado "El Negro", que tocaba la trompeta bastante bien.

Como era muy de la juerga y en Truchas y La Cabrera tampoco faltaban de esos, por nada se organizaba un baile, que cuando era avisado con tiempo, acogía a jóvenes de otros pueblos.

Fue una época distinta que los cabreireses, principalmente los de Truchas, disfrutaron, como se disfruta algo que cae del cielo y no cuesta.

Él hacía su trabajo por los 43 pueblos de La Cabrera y también debió disfrutar, viviendo muchos años tranquilo en una casa, pobre como ninguna, que le cedieron gratuitamente, pero  que le dio estabilidad y allí nacieron algunos de sus hijos.

Y que comer nunca le faltó

No puedo decir lo que fue de él, ni cuando se fue de Cabrera, pero hizo historia y merece un respeto

FINAL

La gente de Cabrera era acogedora sin dobleces

Era como la familia que acogió a Ruth, sin pedir nada a cambio, simplemente porque les apeteció

¿Pasaría eso ahora?

Lo dudo


No hay comentarios: