La familia del president
«Si Jordi y Josep Pujol Ferrusola se enriquecieron de manera ilícita, no podemos saberlo; pero sí que se vieron beneficiados por su cercanía al poder», aclaró Martínez. Y el caso de Jordi, el hijo mayor de los siete vástagos del ex presidente, es paradigmático en ese sentido. Jordi participó de una veintena de sociedades financieras y en 1992 fue nombrado asesor de la multinacional alemana RWE, empresa que casualmente tras su nombramiento obtuvo de la Generalitat la concesión exclusiva de la recogida y tratamiento de aceites industriales. «La avidez por el dinero del hijo mayor contrasta con la austeridad y frugalidad de su padre, que nunca fue codicioso y ni siquiera intentó enriquecerse al frente de la Banca Catalana», puntualizó Martínez.
La familia, y sobre todo su mujer Marta Ferrusola, ejercieron una influencia nefasta en el entorno del ex presidente. A través de Prenafeta clausuraron la carrera por la sucesión de Miquel Roca, el que parecía a principio de los noventa el delfín natural del dirigente. Otra zona oscura de la sucesión presidencial fueron las acusaciones de corrupción que recayeron sobre Duran Lleida, «propiciadas por el clan Pujol Ferrusola», apunta el periodista, que allanarían el camino a Mas, el candidato familiar
«Si Jordi y Josep Pujol Ferrusola se enriquecieron de manera ilícita, no podemos saberlo; pero sí que se vieron beneficiados por su cercanía al poder», aclaró Martínez. Y el caso de Jordi, el hijo mayor de los siete vástagos del ex presidente, es paradigmático en ese sentido. Jordi participó de una veintena de sociedades financieras y en 1992 fue nombrado asesor de la multinacional alemana RWE, empresa que casualmente tras su nombramiento obtuvo de la Generalitat la concesión exclusiva de la recogida y tratamiento de aceites industriales. «La avidez por el dinero del hijo mayor contrasta con la austeridad y frugalidad de su padre, que nunca fue codicioso y ni siquiera intentó enriquecerse al frente de la Banca Catalana», puntualizó Martínez.
La familia, y sobre todo su mujer Marta Ferrusola, ejercieron una influencia nefasta en el entorno del ex presidente. A través de Prenafeta clausuraron la carrera por la sucesión de Miquel Roca, el que parecía a principio de los noventa el delfín natural del dirigente. Otra zona oscura de la sucesión presidencial fueron las acusaciones de corrupción que recayeron sobre Duran Lleida, «propiciadas por el clan Pujol Ferrusola», apunta el periodista, que allanarían el camino a Mas, el candidato familiar
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