viernes, 30 de octubre de 2009

LA CARA OCULTA DE PUJOL

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LA CARA OCULTA DE PUJOL.

Los periodistas Félix Martínez y Jordi Oliveres desvelan la cara oculta de Pujol

Presentan el libro 'Jordi Pujol. En nombre de Cataluña', un retrato político del ex president

MATIAS NESPOLO

BARCELONA.- «El resultado es mucho más crítico de lo que esperábamos», admitió ayer Félix Martínez, jefe de redacción y columnista de EL MUNDO DE CATALUNYA, en la presentación de Jordi Pujol. En nombre de Cataluña, retrato político del ex presidente del la Generalitat, escrito a cuatro manos junto al periodista Jordi Oliveres, actual asesor de medios de la presidencia de la Diputació de Barcelona.


La obra, publicada en castellano por Debate y en catalán por Rosa dels Vents, «es una biografía balanceada, más periodística que histórica», explicaron los autores, que comenzaron su trabajo de investigación junto con el cambio de gobierno «porque pensamos que las personas más cercanas al ex presidente se sentiría más tentadas a hablar», apuntó Martínez. Tras un centenar de entrevistas, sólo doce fuentes aceptaron salir del anonimato.

Si la intención original era hacer un retrato político ecuánime de dirigente europeo más longevo, sin negar sus aciertos y su cualidades innatas, el resultado revela, como en el caso de Dorian Grey, su más imagen oscura en gran parte escatimada.

«En 23 años y medio tuvo mucho tiempo de hacer cosas buenas, regulares y malas, pero siempre 'en nombre de Cataluña'», apuntó Oliveres en relación a los «métodos cuestionables» que el «político heterodoxo» dudó en implementar a la hora de retener el poder y llevar a cabo su proyecto de reconstrucción nacional.

En su arduo repaso de la trayectoria política del líder, los autores identifican el «punto de inflexión» en el escándalo de la Banca Catalana, meses antes de las elecciones de 1984. La Banca, calificada como una Generalitat clandestina, «le había permitido sentar las bases del pujolismo a principios de los 60 atrayendo a los caciques locales», explicó Martínez. Pujol es uno de los 25 querellados por la fiscalía en el escándalo.A partir de ese momento, Pujol se desengaña del aparato estatal del que creía formar parte a raíz del reconocimiento ganado por su actuación en el 23-F y «vuelve a la clandestinidad, identifica a los socialistas con su enemigo y comienza a construir su proyecto de espaldas al Estado», añadió el periodista.

Allí comienza el juego sucio como el boicot a los Juegos Olímpicos y ataques a Maragall, siempre a través de un oscuro personaje, Lluís Prenafeta, por entonces ex secretario de Presidència, y figura muy cercana a la mujer de Pujol, Marta Ferrusola y a sus hijos mayores. A ello se sumó «la relación de amor y odio de Pujol hacia la gran burguesía catalana, a la que nunca pudo reclutar para su proyecto más allá de alianzas puntuales», explicó Martínez.«A comienzos de los noventa decide crear su propia burguesía» y por medio de Prenafeta «entran en juego los personajes más desastrosos como Javier de la Rosa, cabeza del hampa barcelonesa de cuello blanco, el abogado Juan Piqué Vidal y el juez Lluís Pascual Estevill», señaló Martínez.

Todos ellos hoy purgan condena, pero el periodista se detuvo en el juez corrupto, caso al que le ha dedicado un libro Estevill y el clan de los mentirosos (2003). «Pujol premia a Estevill como vocal del Consejo General del Poder Judicial», órgano que debía nombrar al Tribunal Supremo encargado de juzgar el caso GAL. «Esto le permitió chantajear de manera indirecta al gobierno de Felipe González», concluyó el periodista.

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