miércoles, 9 de septiembre de 2009

EL SUEÑO MARXISTA, QUE SE DESVANECE

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7 | Van Holden | 9/9/2009 - 10:55h

Desde sus inicios como secta satánica, el marxismo usó la propaganda como medio imprescindible para envolver con una apariencia de superioridad intelectual lo que en realidad es un proyecto maléfico para la humanidad.

Dentro de esa propaganda, nunca el marxismo hubiera alcanzado sus fines sin el apoyo de personas conocidas y admiradas por la gente.

La responsabilidad de todos estos palmeros y legitimadores del genocidio de la libertad y la humanidad es indudablemente igual a los que por la fuerza o mediante engaño, arrebatan la libertad a los pueblos.

El maravilloso proyecto bolivariano del gorila mestizo,
es una copia del cubano; posiblemente como aquél ,
arranque con fuerza
y se pondrán en marcha cientos de proyectos
que beneficien a muchos venezolanos,
pero a medio y largo plazo, todos esos maravillosos y revolucionarios proyectos irán perdiendo fuelle y languideciendo,
porque al igual que en Cuba,
la URSS,
Corea del Norte
y todos aquellos lugares donde ha fructificado la semilla del mal, llamada marxismo, al final, cuando los proyectos ya no se sostienen por si mismos, ni por la fuerza de los sanguinarios tiranos marxistas, necesitan el apoyo individual de la gente, y para que alguien apoye un proyecto colectivo, es necesario que vea recompensado su esfuerzo individualmente; como ese dilema el marxismo no lo resuelve, ni lo resolverá, todos los maravillosos proyectos marxistas tienen fecha de caducidad.

Por la sencilla razón de que es incapaz de premiar el esfuerzo individual y reconocer la valia personal;
cuando termina el flujo de dinero y entusiasmo popular que inicia la revolución,
comienza el cansancio del pueblo que ve cómo sus esfuerzos han sido en vano y sólo han beneficiado a los cercanos al régimen.

La clave del asunto está en la consideración de la persona como masa, y no como individuo libre y único; por tanto, el marxismo sigue teniendo un gran atractivo para los desheredados de la tierra y los progres sin fronteras, pero falla en lo fundamental;
cuando el desheredado ya no lo es, no le apetece seguir siendo masa, ahora quiere ser individuo y ver reconocidos sus esfuerzos;
en ese momento, el sueño marxista desaparece como castillos de naipes, porque carece de solución a semejante dilema.

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