viernes, 18 de septiembre de 2009

CICLISTAS Y CICLITAS

-
-
subumbra dijo el día 17 de Septiembre de 2009 a las 23:14:20:
No hace muchos días le solté un par de guantazos (quizás demasiado suaves, lo reconozco) a un ciclista. A pesar de todo me siento, como se sintió Socrates con menor justificación, digno de premio por ello. El cabroncillo era un tipo de alrededor de 20 años, circulaba a unos 30 ó 40 km/h sobre la acera en la calle Consejo del Ciento, esquina Urgel. Era domingo. Hay obras en toda la zona. Nos adelantó por detrás a toda velocidad y acabó atropellando a un pobre hombre que salía de un zaguan delante de nosotros. Lo tiró al suelo y él se cayó contra unos coches aparcados. Al pobre hijo de puta no se le ocurrió otra cosa que agredir verbalmente (para empezar) al pobre hombre. Naturalmente le sacudí, como dije, un par de guantazos que le devolvieron rápidamente a su ser. Mi novia (la pobre, muerta de miedo) no quiere ni oír hablar de este asunto. La verdad es que resulta incomprensible mi sangre fría. Tuve que haberlo machacado.

No hay comentarios: