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3000 MENTIRAS PODRIDAS
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PSOE: AQUI HAY DE TODO COMO EN BOTICA Y NADA BUENO
PSOE: AQUI HAY DE TODO COMO EN BOTICA
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Y NADA BUENO
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Cientos de personas secundan la convocatoria de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que anuncia nuevos escraches
Cataluña se ahoga en la ciénaga de mierda generada por la corrupción de sus gobernantes.
Lo llamaron escrache, pero lo que hubo ayer en Madrid, en Barcelona y en otras ciudades españolas fueron las mismas movilizaciones vistas ya otras veces, en las que las sedes del Partido Popular fueron rodeadas por decenas de manifestaciones.
Ayer, ahora, las protestas que recorren esta España de crisis y depresión son monotema y están dedicadas a los desahucios. El movimiento 15-M aparentemente se ha diluido y su única manifestación duradera es la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Ésta es la organización que ha conseguido que el Congreso debata una iniciativa legislativa popular (ILP) sobre las hipotecas -avalada por un millón y medio de firmas-, la que ha decidido organizar protestas en los domicilios de dirigentes populares -los ya famosos escraches- y la que, ayer, había convocado concentraciones ante las sedes del PP en más de 40 ciudades.
La llamada sonaba a escenas ya antes vividas, en las que los manifestantes rodearon los edificios populares, ya sea en la infausta jornada del 13 de marzo de 2004, en vísperas de elecciones generales tras los atentados del 11-M, o en las movilizaciones postreras del 15-M. Ayer se produjeron de nuevo, pero lo cierto es que las concentraciones no fueron ni las 40 convocadas ni muy concurridas.
En Madrid, donde la amenaza se volvía a cernir sobre la sede central del PP en la calle Génova, los manifestantes ni se acercaron. Su objetivo era celebrar una asamblea de la PAH a las puertas del edificio, «para que los políticos oigan los problemas de la gente», pero la apabullante presencia policial impidió cualquier acercamiento.
La hora fijada para la asamblea/protesta eran las siete de la tarde, pero para entonces más de 30 furgonetas de la Policía y decenas de antidisturbios habían literalmente tomado la calle: cortada desde inicio a fin, incluidos los accesos aledaños, se impedía el paso tanto a vehículos como a peatones. Desde luego, ayer estaba claro que el Gobierno no iba a permitir que se repitiera la manifestación ante la sede central del PP de otras ocasiones.
Visto lo visto, los dos centenares de personas que se plantaron en los alrededores -con sus carteles contra los desahucios y desafiando al frío que todavía no se ha marchado de Madrid y al fútbol que comenzaba poco después- decidieron hacer la asamblea lo más cerca que podían, en la plaza de Santa Bárbara, a pocos metros de las vallas que había instalado la Policía y a unos pocos más de la sede del PP.
Con las propuestas claras y materializadas en la iniciativa legislativa -como se recalca en cada pegatina, son principalmente la dación en pago retroactiva, la paralización de todos los desahucios y la promoción de alquileres sociales-, las asambleas de la PAH son una sucesión de testimonios de afectados por desahucios, ya materializados o a punto de serlo. En la de ayer en el centro de Madrid intervinieron dos decenas de personas. La mayoría mujeres. La mayoría inmigrantes. Todos con una historia que contar y muchas peticiones que hacer.
Todos los carteles y pancartas llevaban lemas contra los desahucios y aquellos a los que la PAH señala como culpables: políticos, jueces y banqueros. Ayer, y a diferencia de otras protestas, ni una bandera republicana, ni una hoz con martillo ni nada parecido. Y eso que en la asamblea, junto a afectados, había bastantes militantes de la extrema izquierda.
El acto se celebró de forma pacífica, con una calma sólo rota por algún grito del tipo «regalo un piso de siete habitaciones al primero que mate a un banquero». Ahora bien, se dejó claro que seguirán las protestas ante los domicilios de aquéllos a quienes la plataforma considera culpables de los desahucios. Lo que desde hace un mes se ha venido llamando escraches.
Los organizadores de estas protestas defienden que se trata de acciones pacíficas y que rodear la casa de alguien no es violento, sino el ejercicio de la libertad de expresión. Y no están solos, porque tienen el apoyo explícito de partidos (IU) y sindicatos (CCOO y UGT) y la comprensión de otros, como el PSOE.
Cargados así de razón, los portavoces de la PAH afirman que se trata de un asunto de «derechos humanos» y que «hay vidas en juego», y por tanto, todo el que esté en contra de la iniciativa legislativa popular es susceptible de ser escrachado. La cara más conocida de la organización, Ada Colau, lo ha explicado rotunda: «Como no hay justicia formal, se organiza una justicia social». La suya, claro.
En otras ciudades, los manifestantes sí se plantaron delante de las sedes del PP. En Barcelona, por ejemplo, 300 personas secundaron la protesta, coreando consignas contra Mariano Rajoy y a favor de los escraches, informa Jordi Ribalaygue. Hoy mismo está convocado uno frente al domicilio del diputado Antonio Gallego.
Mientras, en Madrid una joven advertía con claridad que «vienen unas semanas que van a ser muy duras en la lucha por la ILP», y otra compañera proclamaba que van a «seguir haciendo escraches, porque es la última forma de luchar que queda». Colau lo llamó ayer «primavera verde». De esperanza, afirma. De momento, ya hay convocatorias para las próximas semanas, y se aproxima el segundo aniversario del 15-M.
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