MONTESQUIEU HA VUELTO
Y LO TRAJO GARZÓN
vicfepi
Eso de que sea liberal,
y un sistema liberal,
lo que diga la propaganda liberal,
todo virtudes,
me recuerda lo que dicen los marxistas recalcitrantes,
como que la URSS no era un sistema marxista
y la culpa del desaguisado
la tuvo más bien el estalinismo
o en China, Mao;
pero que el marxismo,
Eso de que sea liberal,
y un sistema liberal,
lo que diga la propaganda liberal,
todo virtudes,
me recuerda lo que dicen los marxistas recalcitrantes,
como que la URSS no era un sistema marxista
y la culpa del desaguisado
la tuvo más bien el estalinismo
o en China, Mao;
pero que el marxismo,
como el liberalismo,
en teoría también está lleno de virtudes
(y muy parecidas, por cierto,
ambos sistemas basados en la demagogia).
Pero, lo cierto, es que desde el siglo XIX vivimos en un sistema liberal, sólo que el liberalismo es como es, como demuestran los hechos, como dice Román Perpiñá en “La crisis de la economía liberal”:
en teoría también está lleno de virtudes
(y muy parecidas, por cierto,
ambos sistemas basados en la demagogia).
Pero, lo cierto, es que desde el siglo XIX vivimos en un sistema liberal, sólo que el liberalismo es como es, como demuestran los hechos, como dice Román Perpiñá en “La crisis de la economía liberal”:
“El verdadero fin del liberalismo no es, pues, ni la libertad política, ni la libertad de contratación, ni la liberación de las guerras, ni la libertad del poseer y del comerciar, ni la libertad de moral, de conciencia y de religión. El fin del liberalismo es la Riqueza (…) Esas ansias de libertad son, pues, sólo [en cursiva en el original] el medio para lograr la riqueza. De ahí que la libertad, una vez proclamada como aparente fin, vaya unida a la pugna por el poder, o a la fuerza, para lograr primero, y asegurar [en cursiva en el o.} después, la plácida posesión libre de la riqueza. He aquí su paradoja. Vino el liberalismo contra el absolutismo político, religioso, jurídico y económico, o mercantilismo; más sus frutos son otros absolutismos: el monopolio económico y la oligo o monocracia política y social.”
“Nadie podrá decir que fueron principios liberales los de la política mundial desde la independencia norteamericana y la Revolución francesa. Las luchas entre Francia e Inglaterra por la hegemonía económica, luego de un siglo de colonialismo, terminan con la concesión del Canadá a la gran Bretaña y por la venta de la gran cuenca del Missouri, la Luisiana, a Norteamérica, otrora española. Los avances británicos por la India y Birmania, por Australia y África; la captura de los principales puertos del comercio mundial, pueden proclamarse liberales tan solo si se acepta la igualdad entre liberalismo y fuerza prepotente.”
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