baltasar garzón ha demostrado en demasiadas ocasiones ya ser el perfecto perro de presa a sueldo de la masonería internacional. la "memoria histórica", tal como la entiende él, es socavar los cimientos de nuestra pacífica convivencia desde 1939 y reescribir la historia.. por mucho que esto tenga las bendiciones de almodóvar, bardem y demás purriela leninista, apesebrada, panfletaria e iletrada.
por ejemplo, el valle de los caídos es un monumento que consagra la paz entre los españoles, erigido por voluntad expresa de ese insigne hombre que fue don francisco franco bahamonde, y con la firme determinación de que no vuelva a repetirse una hecatombe entre españoles, que hemos de estar unidos bajo la bandera de nuestra patria y la cruz de cristo.
la i cruzada ya demostró que la verdad y la razón triunfan sobre la brutalidad y vesania atea y masona. no tiene ningún sentido la prohibición de decir santa misa en ese lugar. tanta sangre española derramada merece infinitas plegarias que se eleven hacia dios por el eterno descanso de tantas ánimas.
además, los próceres al servicio del caudillo, y él mismo, ofrecieron durante 40 años un servicio intachable a españa, a años luz de los socialistos y gaviotos que nos sojuzgan hoy en día. trabajabando incansablemente y en el pardo siempre había una lucecita encendida velando por nuestra patria. la vagancia es consustancial a la democracia. es una pena, pero así es.
tampoco hubo abusos judiciales ni policiales, sólo fueron represaliados los acostumbrados elementos peligrosos y discordantes: marxistas, masones, terroristas, separatistas, invertidos y pacifistas jipiescos. los españoles de bien y de orden no tuvieron nada que temer, y además reinaba el orden en las calles.
en los tiempos de don francisco franco, el servicio a españa y al bien común era lo único que primaba, sin ansias de llenarse los bolsillos en beneficio propio y, ante todo y sobre todo, respetando la ley de dios y la autoridad de nuestra santa madre iglesia. la religión era nuestra luz, verdad y guía.
en aquellos felices tiempos, el amor a la patria y a dios a partes iguales era obligación de todo español por el simple hecho de serlo. conceptos como esfuerzo, trabajo, autoridad y decoro no eran obsoletas antigüallas sino el marco moral en que todos nos movíamos.
después arribaron a nuestro suelo la hidra marxista, la pornografía, el ateísmo y el hediondo relativismo moral, que amenaza la hegemonía del occidente cristiano, y pusieron patas arriba a la españa pía, tradicional y decente que yo conocí: mi amada patria.
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