Con estos criminales no se juega. Y eso que sus víctimas no es que sean precisamente almas caritativas. Pero les tienen miedo. Miedo a que se descubran sus propios negocios delictivos y miedo a que les den un buen «susto» (en el mejor de los casos) por delatar a sus verdugos.
Por eso, es muy complicado que se animen a denunciar, nos explican nuestras fuentes.Incluso se dan casos en los que las víctimas reconocen en comisaría a los presuntos culpables, pero luego se echan para atrás en el juzgado. En muchas ocasiones, son llamadas hasta diez y quince veces para ir a declarar, pero se resisten. Están amenazados y tienen mucho que callar.
Hace unos meses se dio el caso de una banda de «volcadores» que fue detenida por asaltar la vivienda de otros latinos en Madrid. Dos de los cuatro arrestados fueron encarcelados, pero no por eso acabaron sus tejemanejes. Porque el cabecilla se encargó de enviar un claro mensaje a uno de los delatores: «En caso de que “cantase”, mataría a su nieto, que reside en la República Dominicana», le amenazaron, a través de un familiar que vive en Santo Domingo.
Eso en cuanto a las víctimas, porque, al parecer, las delaciones entre bandas rivales activas es algo bastante frecuente.
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