http://www.abc.es/20120210/sociedad/abci-mato-aborto-201202101044.html
SIN AÍDO VIVIMOS MUY BIEN Y SIN ZAPATERO MEJOR, NOS SOBRA RUBALCABA Y ALGUNOS MÁS. ¡BONO! TAMBIÉN
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RAJOY: REFORMA LABORAL:
¿Y CUANDO LA EMPRESA GANE MUCHO?
¿QUE % NOS TOCARÁ?
Y, ¿DONDE VIENE REFLEJADO?
© Arturo Álvarez Martínez – 2012
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DECIRLE A GUERRA QUE
MONTESQUIEU HA VUELTO.
Y QUE LO TRAJO GARZÓN © Arturo Álvarez Martínez – 2012
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MONTESQUIEU HA VUELTO.
Y QUE LO TRAJO GARZÓN © Arturo Álvarez Martínez – 2012
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ME gustaría saber la identidad de los nueve expertos en los que la ministra
Bibiana Aído se escuda para defender que una niña de dieciséis años puede
abortar sin consultar con sus padres.
Me gustaría saber de qué son expertos y si son padres y madres.
Me gustaría saber en qué se fundamentan para decir que dejar tan
dramática decisión en manos de una adolescente aterrada es lo mejor
para ella.
Me gustaría saber si se han parado a pensar que esa criatura, tras
mantener una relación sexual precipitada, va a empezar a sufrir lo que la
literatura científica ya ha diagnosticado ante un aborto.
El síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde
la angustia
al sentimiento de culpabilidad,
la ansiedad,
los terrores nocturnos,
la depresión,
los trastornos de alimentación
o de la vida sexual.
Síntomas que pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del Aborto, incluso años después de haber abortado.
Me gustaría saber con qué valor lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está tan capacitada
para abortar como para casarse.
Una niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por
mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que
lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente
casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia.
Me gustaría
saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se
queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va
a apoyar ante semejante circunstancia.
¿En la mamá-administración, o en su
mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación
coreografías de Beyoncé?
Me gustaría saber si esos expertos conocen lo que es
ser padres y las complicaciones a las que nos enfrentamos para conquistar la
confianza de nuestros hijos en la difícil adolescencia.
Me gustaría saber el
protocolo de actuación que se llevará a cabo cuando una niña de dieciséis años
acuda al centro para abortar y cómo será tratada.
Me gustaría saber qué
pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza a que se rompa la confianza
entre hijos y padres.
Y me gustaría saber qué se pretende de los padres el día
que nuestra hija decidiera abortar en soledad.
¿La recibimos con un aplauso?
¿Le damos sopa caliente?
¿Le preguntamos si llegó a ponerle nombre?
¿O quién habría sido el padre?
¿Debemos obviar el tema, o celebrarlo con una barbacoa?
¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la ley del aborto?
Una cuestión más:
¿meterán en la cárcel a una madre que le discuta esa decisión a su hija
adolescente?
O es la ley del "no se lo digas a mamá porque no la necesitas".
Señorita Aído, me gustaría saber si mi hija ha abortado sola.
Porque soy su madre.
abortar sin consultar con sus padres.
Me gustaría saber de qué son expertos y si son padres y madres.
Me gustaría saber en qué se fundamentan para decir que dejar tan
dramática decisión en manos de una adolescente aterrada es lo mejor
para ella.
Me gustaría saber si se han parado a pensar que esa criatura, tras
mantener una relación sexual precipitada, va a empezar a sufrir lo que la
literatura científica ya ha diagnosticado ante un aborto.
El síndrome de aborto reúne quince síntomas psicológicos que van desde
la angustia
al sentimiento de culpabilidad,
la ansiedad,
los terrores nocturnos,
la depresión,
los trastornos de alimentación
o de la vida sexual.
Síntomas que pueden llegar a aparecer, dicen los psicólogos de la Asociación de Víctimas del Aborto, incluso años después de haber abortado.
Me gustaría saber con qué valor lanza la joven ministra Aído, con una sonrisa, como quien anuncia un anticonceptivo novedoso, que una niña de dieciséis años está tan capacitada
para abortar como para casarse.
Una niña de dieciséis años no está capacitada para abortar ni para casarse, por
mucho que se esté normalizando lo que son parches en la vida. Una cosa es que
lo haga y otra bien distinta la sacudida que la vida le da a una adolescente
casada, quien sale adelante gracias a los apoyos de la familia.
Me gustaría
saber quién le va a informar a una adolescente de dieciséis años de que si se
queda preñada puede abortar sin decírselo a los padres y también en quién se va
a apoyar ante semejante circunstancia.
¿En la mamá-administración, o en su
mejor amiga, con la que intercambia los vaqueros e inventa en su habitación
coreografías de Beyoncé?
Me gustaría saber si esos expertos conocen lo que es
ser padres y las complicaciones a las que nos enfrentamos para conquistar la
confianza de nuestros hijos en la difícil adolescencia.
Me gustaría saber el
protocolo de actuación que se llevará a cabo cuando una niña de dieciséis años
acuda al centro para abortar y cómo será tratada.
Me gustaría saber qué
pretenden con esta propuesta de ley, que autoriza a que se rompa la confianza
entre hijos y padres.
Y me gustaría saber qué se pretende de los padres el día
que nuestra hija decidiera abortar en soledad.
¿La recibimos con un aplauso?
¿Le damos sopa caliente?
¿Le preguntamos si llegó a ponerle nombre?
¿O quién habría sido el padre?
¿Debemos obviar el tema, o celebrarlo con una barbacoa?
¿Trae esas instrucciones la nueva reforma de la ley del aborto?
Una cuestión más:
¿meterán en la cárcel a una madre que le discuta esa decisión a su hija
adolescente?
O es la ley del "no se lo digas a mamá porque no la necesitas".
Señorita Aído, me gustaría saber si mi hija ha abortado sola.
Porque soy su madre.
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