Alertar sobre la crisis fue, en 2007 y 2008, “antipatriótico” y criticar ahora los recortes sociales del Gobierno -al año de anunciarlos en el Congreso- constituye “mentir como un bellaco”. Lean, por favor, las siguientes frases* del presidente del Gobierno:
1. “Vamos a superar a Alemania en renta per cápita. De aquí al 2010 les podemos superar perfectamente. Igualar y superar ligeramente”. (15 de enero de 2007)
2. “Lo enunciaré de forma sencilla pero ambiciosa: la próxima legislatura lograremos el pleno empleo en España. No lo quiero con carácter coyuntural, lo quiero definitivo”. (3 de julio de 2007)
3. “Tenemos la tasa de paro más baja de la historia. El modelo económico español es un modelo internacional de solvencia y eficacia”. (6 de septiembre de 2007)
4. “Haciendo uso de un símil futbolístico, se podría decir que España ha entrado en la Champions League de la economía mundial”. (11 de septiembre de 2007)
5. “Prometo crear dos millones de nuevos empleos”. (3 de marzo de 2008)
6. “Superaremos a Francia en renta per cápita en tres o cuatro años. Eso no lo quiere oír mi amigo Sarkozy pero es así”. (24 de septiembre de 2008)
7. “No, nadie lo sabía. En cuanto hemos entrado en una situación objetiva de crisis, he sido el primero en hablar de una crisis del sistema financiero internacional y de una crisis económica. En marzo comenzará a crearse empleo de manera intensa”. (18 de diciembre de 2008)
No creo que Zapatero hiciese estas afirmaciones con dolo mendaz, sino con un optimismo antropológico desmesurado que quizás algún miembro de la derecha extrema podría considerar como una sucesión de mentiras bellacas (bellaco: “malo, pícaro, ruin” y también, “astuto y sagaz”). Y el caso es que tanto podrían consistir en asertos incompetentes como mentirosos, pero no por afirmar lo uno y lo otro -cabe la combinación de incompetencia y mentira- se milita en la extrema derecha ni en la bellaquería moral. Sencillamente: se ejerce el derecho a criticar acerbamente a un Gobierno que hizo -niéguese cuanto se quiera- el recorte de beneficios sociales más importante de la historia de la democracia, durante la cual jamás se congelaron las pensiones ni se redujo el sueldo a los funcionarios, ni se suprimieron de un plumazo ayudas y subsidios, ni se desdijo de compromisos presupuestarios en diversos ámbitos. Es rigurosamente cierto, además, que este Gobierno ha propiciado el desmadre de algunas comunidades autónomas -por ejemplo, en Cataluña con el Tripartito, teniendo que cargar con las consecuencias el Gobierno de CiU- levantando los controles legales que existían.
Es igualmente cierto que este Gobierno ha conducido al país a la estanflación (crecimiento del 0,3 en el primer trimestre de 2011 con una inflación de 3,8%) y al desempleo estructural, más que duplicando la cifra mediade la UE (20,29% frente a 8,5%) a consecuencia delo cual, el consejero del BCE,González-Páramo, ha dicho sin tapujos que el nuestro es “el mercado laboral más ineficiente e injusto de Occidente”. Además, España es el segundo Estado de la OCDE dónde más ha crecido la presión fiscal en 2010 y es el país en que el FMI constata la existencia de una “generación perdida” por el colosal paro juvenil que entre 25 y 30 años supera más del 50% (según la encuesta de Población Activa del primer trimestre: 4.910.200 desempleados en España), con unas expectativas para el próximo año (Informe del Servicio de Estudios del BBVA) que rebajan las previsiones del crecimiento del PIB (1,6%) y aumentan las del paro (20,5%). Sin olvidar el recorte en las pensiones y el incremento de la edad legal de jubilación.
Es verdad que algunos de estos recortes eran imprescindibles. Constituían condición necesaria, pero no suficiente para la recuperación. Por eso estamos en el grupo de países que el FMI ha matriculado como EA4, es decir, Euro Área 4, integrada por los tres países rescatados (Grecia, Irlanda y Portugal) y España, la mejor de los periféricos y la peor de los fuertes, el país que ha hecho reformas pero que es incapaz de crecer y que lastra al conjunto con su desempleo. No parece que el FMI mienta, especialmente cuando sostiene que nos alejamos de la inercia de los países rescatados, pero seguimos condicionados muy negativamente.
Ni credibilidad, ni confianza
Todas estas variables macroeconómicas no son mentiras bellacas sino realidades susceptibles de ser objetivadas. Y así lo entienden los ciudadanos: según el último barómetro del CIS el paro es el principal problema para el 82,8%, los problemas económicos para el 47,3% y la clase política y los partidos para el 21,5%. Todos los demás problemas e inquietudes quedan relegados a porcentajes poco destacables, salvo la inmigración (12%) y la inseguridad ciudadana (8%). Los ciudadanos que así contestaron a los encuestadores del CIS no eran precisamente de extrema derecha sino socialistas (14%), liberales (13,9%), conservadores (13%) y socialdemócratas (6,3%), entre otras auto identificaciones ideológicas.
Frente a esta realidad, el presidente Zapatero aparece rebasado porque es prácticamente público y notorio que el débil crecimiento y la inanidad de algunas reformas (la laboral) y la lentitud de otras (sistema financiero referido a las cajas), le obligan después del 22-M a un segundo ajuste que no será menor: debe lograr ahorros por encima de los 4.000 millones y sortear la gravísima crisis que le plantea la Generalitat de Cataluña que mantendrá en su presupuesto un déficit del 2,5% ya que el Estado -un tanto arbitrariamente- se niega a librar el fondo de competitividad, no sólo a Cataluña, sino también a la Comunidad de Madrid.
Zapatero, cuyo partido protagoniza una campaña electoral de vuelo raso, inconexa y de mensajes contradictorios, carece de capacidad política y personal para soportar el peso de la misión que le corresponde como presidente del Gobierno. Por eso, entre otras razones, hubo de emplearse a fondo para recuperar el favor del PNV y -¿garantizarle?- que Bildu tenía todas las posibilidades de ser bendecida por el Tribunal Constitucional. En un ejercicio de narcisismo y egoísmo político realmente histórico, Zapatero y parte del PSOE no han dudado en emitir señales al TC de que deseaba la legalización de las listas de Bildu para maridarse de nuevo con el PNV.
Zapatero parece rebasado porque el débil crecimiento y la inanidad de algunas reformas (la laboral) y la lentitud de otras (sistema financiero), le obligan después del 22-M a realizar un segundo ajuste
Poco pareció importarles que, como ha escrito el catedrático de Derecho Constitucional, Francesc de Carreras* -un académico templado y ecuánime- “el TC se extralimita en sus funciones y al exceder el margen que le permite el artículo 123.1 de la Constitución,invade las competencias del Supremo en la valoración de la prueba y se constituye, de hecho, en un tribunal de apelación en lugar de limitarse a ser, en jurisdicción de amparo, lo que constitucionalmente es: un orden distinto ceñido, únicamente, a la defensa en último término de los derechos fundamentales.” A consecuencia de lo cual, y en palabras del citado catedrático, “los terroristas, de nuevo, cobrarán de las instituciones públicas sus buenos sueldos y, desde estas instituciones,ejercerán la violencia que no sólo es muerte sino también miedo, en el más puro estilo nazi. Aunque entonces sabremos, desgraciadamente, quienes han sido los responsables del retorno a tan terrorífica situación”.
Es de esperar que estas palabras no provoquen sarpullidos -“carne de gallina”, según Pascual Sala- en las finas epidermis de los magistrados que apoyaron a Bildu y a Zapatero y a sus ministros, que tan solemnemente han pedido respeto a la independencia de los miembros del TC, aunque no estuvieron tan diligentes en la defensa de los magistrados del TS cuando fueron verbalmente agredidos en la Complutense -en presencia del secretario de Estado de Administraciones Públicas, Gaspar Zarrías- por dictar procesamientos contra Baltasar Garzón.
Todo esto que expongo no son mentiras bellacas, sino apreciaciones razonables deducibles de datos y de citas textuales de personas con autoridad académica y técnica, así como de estudios demoscópicos de autoría filo gubernamental y, por supuesto, echando mano de hemeroteca. Y terminaré con otra frase de otro catedrático*, que tampoco es de extrema derecha ni pertenece al PP, y que dice así: “Es la política más que la economía lo que está fallando y es la falta de confianza y credibilidad de la política lo que actualmente mina la confianza en la capacidad de recuperación económica”. O sea, que Rajoy no se está inventando nada en sus mítines. No es un “bellaco mentiroso”.
*Estas citas están transcritas del ensayo de Emilio Lamo de Espinosa titulado¿La segunda transición? en la obra El pulso de España 2010 de la editorial Biblioteca Nueva.
*Francesc de Carreras escribió esas frases en el artículo “¿Bildu es o no es ETA?” publicado en La Vanguardia del pasado jueves 12 de mayo.
*Cita que corresponde a Emilio Lamo de Espinosa en el mismo ensayo y obra citados.
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