martes, 25 de mayo de 2010

GARZÓN UNOS TE QUIEREN Y OTROS TE ODIAN, AUNQUE DEBERÍAN ODIARTE TODOS POR TUS HECHOS. TU ERES JUEZ Y NUNCA LO PARECISTE, A MI AL MENOS.

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Para la mayoría es un juez que ha cometido muchas fechorías y como esas fechorías, da la casualidad que son delitos, se le debe juzgar.
Luego será culpable o inocente, paro de momento, suspendido de sus funciones y a la espera de juicio.
Y espero que lo de La Haya no sea una salida falsa, porque hasta ahí podríamos llegar que el TSJ, edn connivencia con Zapatero nos hubieran montado un TRILE para sacarlo del apuro.
Así la juez francesa podrá enviar a su juzgado los datos que tiene de la Operación Faisán, que también se llama Chivatazo a ETA, que no quiso enviar, hasta que Garzón fuera quitado de sus funciones
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Para unos, es un héroe que ha sentado en el banquillo al entramado etarra y los «narcos» más buscados. Para otros, es un villano que peca de exceso de protagonismo y ambición por saltar a las primeras planas. Su suspensión está a la vuelta de la esquina, coinciden todos. En sus 22 años en la Audiencia, alberga una serie de tramitaciones erróneas o que se quedaron en nada
Actualizado Jueves , 15-04-10 a las 16 : 39
Es el «superjuez». La «salsa», digámoslo coloquialmente, de todas las grandes instrucciones desarrolladas desde la Audiencia Nacional, con permiso de macroprocesos como el del 11-M y el que ha abierto el juez Eloy Velasco contra el Gobierno de Hugo Chávez por «cooperar» presuntamente en la alianza de ETA con las FARC. Baltasar Garzón recaló en este Alto Tribunal el 22 de enero de 1988, hace ya más de dos largos decenios. Durante este tiempo se ha ganado a pulso el calificativo de «juez más mediático» o «juez estrella» instruyendo actuaciones que le han puesto en primera línea informativa en cientos de ocasiones.

Abrió fuego con el «caso Marey» cuando condenó a 108 años de prisión para dos ex policías, José Amedo y Míchel Domínguez, acusados de varios intentos de asesinato y el secuestro de Segundo Marey, un ciudadano hispano-francés confundido con un cabecilla etarra. Era el 13 de julio del mismo año de su aterrizaje en la Audiencia y, éste, el primer juicio de la «guerra sucia» de los GALque puso en serios aprietos a un Felipe Gonzálezque, sin embargo, le colocó como número dos en su candidatura a las generales en 1993.

Ese caso ya encarnó su trampolín mediático. Pero habría muchos más, decenas, con los que pasó rápidamente a la historia de la democracia reciente de nuestro país y a los libros de Justicia para siempre. En el seno de la judicatura, una de sus fuentes de elogio constante nace de que fue el gran juez perseguidor de los batasunos y el entorno terrorista. Pero en las mismas escuelas judiciales que estudiarán sus instrucciones contra ETA, también se hablará de sus funestos errores judiciales. Se dice que el juez morirá, no en el sentido bíblico pero sí profesionalmente, de éxito. Su necesidad de protagonismo mediático, su cargo, sus relevantes actuaciones que no entienden ni de fronteras ni de líderes mundiales le llevarán, coinciden los expertos judiciales y decenas de foros judiciales en internet, a ser apartado de la carrera judicial este mismo 2010. Su suspensión está a la vuelta de la esquina, coinciden.
Partidarios y detractores, izquierda y derechaCon Garzón sucede algo obvio: a nadie deja indiferente. Para unos, es un héroe que ha cometido algunos errores de forma o técnicos, pero con una leyenda forjada a base de trabajo y tesón. Para otros, es un villano que ha coleccionado actuaciones contra sus «enemigos» como el PP, dictadores como Augusto Pinochet (contra el que lanzó la orden de arresto en 1998), o, simple y llanamente, un delito más de estar por casa, ha pecado de ambición.
Nadie niega que las suyas son instrucciones con un impacto inicial difícilmente superable. Y el «pero» a esta aseveración es que muchas de sus actuaciones han sido desautorizadas posteriormente por otros tribunales, o ha recibido severos (a veces, no lo fueron tanto como se presumía) correctivos advirtiéndole de su incompetencia para asumir determinadas cuestiones.
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