Federico Jiménez Losantos y César Vidal repasan en Breve Historia de España... la evolución de la campaña del norte que se puede dividir en dos partes diferenciadas: por un lado, como vimos la semana pasada la de Vizcaya, y en segundo lugar la de Santander y Asturias.
César Vidal explica que por entonces "el bando republicano estaba lanzando lo que se llamaba ofensivas de diversión, destinadas a evitar o paralizar las ofensivas enemigas". Sin embargo, las dos más importantes que lanzaron en ese momento fracasaron.
La primera fue la de Brunete, "pretendían suavizar el cerco a Madrid y paralizar la ofensiva nacional sobre Vizcaya obligando a Franco a retirar tropas del norte y evitar así la toma de Bilbao", expone Vidal. "La ofensiva de Brunete se salda con un fracaso enorme y con la toma de Bilbao por parte de Franco".
Una vez tomado Bilbao y ganada la batalla de Brunete, el 14 de agosto Franco lanza la campaña contra Santander que según César Vidal fue muy fácil "gracias a la traición de los nacionalistas vascos que iban mostrando a los italianos y éstos al bando nacional por dónde tenían que atacar".
Durante la ofensiva de Santander el bando republicano intenta una nueva ofensiva de diversión mediante la batalla de Belchite. César Vidal matiza que "debería haberse llamado de Zaragoza porque iba destinada a reconquistar la ciudad, era importante para el bando republicano hacerse con una ciudad grande que sirviera de golpe propagandístico, pero realmente ni se acercaron a la capital aragonesa".
El 24 de agosto del 37 se inicia la ofensiva que termina convirtiéndose en la batalla de Belchite "porque el ejército republicano queda detenido en esa localidad por un contingente muy reducido de nacionales", explica Vidal. Federico destaca que es "la repetición de Brunete donde 2.000 nacionales detuvieron a 20.000 republicanos". Finalmente Belchite es tomado el 4 de septiembre por los republicanos, aunque la victoria queda empañada porque ese mismo día Franco toma Santander.
No obstante, la batalla de Belchite deja de manifiesto, según el director de Es la noche de César, "que la planificación de las campañas republicanas eran impecables gracias a los asesores soviéticos aunque había una gran distancia entre la planificación y la ejecución".
Tras Santander, a inicios de septiembre comienza la campaña de Asturias y para el 24 de octubre ya está controlada. A efectos estratégicos, expone Vidal, "Franco ya ha ganado la guerra porque el bando republicano ha perdido la cornisa norte para recibir ayuda y la mayor parte de la industria y de la minería".
Sin embargo, César explica que "la guerra se alarga de forma terrible con una serie de ofensivas, las más cruentas de la guerra civil, con la idea de que va a estallar una guerra en Europa a la que conectarán la española". Para Federico "fue una matanza inútil porque Stalin pactaba con Hitler el reparto de Europa".
La guerra termina, concluye Federico, "con el levantamiento del PSOE, parte de la CNT y de militares como Casado que dicen que ya está bien de mandar a gente a morir... se estaba mandando a la llamada Quinta del biberón, chavales de 16 años".
Mentiras de la historia: la lealtad del PNV
Una de las mentiras que plagan la guerra civil española es que el PNV fue leal a la República y el Frente Popular. César asegura que los nacionalistas vascos apoyaron a los dos bandos, "primero respaldaron el alzamiento en Álava y Navarra y luego en la guerra consiguen un estatuto que les permitía presidir el Gobierno de Euskadi".
Según César Vidal "el PNV usa en todo momento a la Santa Sede y a Italia, intentando descolgarse de la situación cuando el bando nacional llega a Vizcaya". De esta forma, "el 5 de julio Mussolini manda un telegrama a Franco diciéndole que los nacionalistas vascos estaban dispuestos a rendirse por separado a las fuerzas italianas y Franco le contestó de forma favorable", destaca Vidal.
El pacto con Franco llega el 23 de julio "cuando Jáuregui, un representante del PNV, se reúne en Hendaya con un enviado del ejército nacional y pacta que los dirigentes del PNV marcharan al exilio y que no hubiera represalias con los soldados del PNV, que no fueron a campos de concentración sino a banderas de Falange y del Requeté", relata Vidal.
Para "retratar al PNV" y la posición que mantuvo durante la guerra, César Vidal lee varios extractos del informe de Lejarzegi y Ugarte, dirigentes nacionalistas encargados de informar al PNV en el exilio. "En sus escritos relatan el acuerdo alcanzado para traicionar al gobierno de la República y cómo van a hundir las contraofensivas en el norte no avanzando cuando lo hacía el ejército popular, era lo pactado con los italianos y Franco".
"El ejército de Franco y las tropas legionarias italianas para tomar Santander no atacarán por el frente de Euskadi sino que desarrollarán su ofensiva por Reinosa y el Escudo para tomar Torrelavega y Solares, los dos puntos estratégicos de las comunicaciones con Santander y Asturias, y de esta manera copar al ejército de Euskadi en su demarcación territorial"
En otra parte del informe, los nacionalistas justifican su traición:
"Podemos afirmar bajo palabra de vascos y cristianos que desde la retirada de Bilbao y hasta el presente se ha actuado por lo que respecta a los batallones vascos, y principalmente los nacionalistas, para la realización del convenio con Italia y sin permitir la menor resistencia con nuestros batallones.
Sin ninguna jactancia y apelando a nuestra palabra antes citada, afirmamos:
Que de haber querido la resistencia del norte hubiera sido de tanta importancia como la de Euskadi, en cuyo caso aunque mal resultado hubiéramos obtenido nosotros el mismo resultado, hubiera podido derivarse al enemigo por nuestra resistencia.
Sabíamos nosotros y estábamos seguros de ello, que si resistíamos hasta el mes de octubre el norte no se pierde. Porque el invierno hubiera impedido al enemigo organizar sus ofensivas.
Pero fieles cumplidores de nuestra palabra, y roto el compromiso moral con el Gobierno de Valencia por parte de las fuerzas nacionalistas, queríamos buscar una salida visible a nuestro ejército y evitarle cuanto más mejor la pérdida de sus hombres, que mirando en nuestro sentido de pueblo los necesitamos mucho. Y en esta inteligencia, la solución única era la italiana que al final no se ha cumplido y no por nuestra culpa. Dejamos todo ello en manos de Jaungoikoa (Dios en vasco)"
Federico resalta que "lo que vienen a decir es que tenemos que salvar a la raza porque no pueden morir como todo el mundo y que se había roto la alianza con el Frente Popular cuando realmente no se había roto nada, habían roto ellos que habían pactado con Mussolini".
Bibliografía recomendada
Federico Jiménez Losantos César Vidal abordan hoy lo que consideran "un colectivo muy mal tratado en la guerra civil por los dos bandos", los militares italianos.
Título: "MILITARES ITALIANOS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA"
Autores: CARLOS MURIAS, CARLOS CASTAÑÓN Y JOSÉ MARÍA MANRIQUE
Edita: LA ESFERA DE LOS LIBROS
Nº de páginas: 332
La ayuda italiana fue la más numerosa y desinteresada de la guerra civil española "si bien no la más costosa ya que ese mérito le correspondió a la soviética". La presente obra recoge "de manera extraordinariamente documentada la intervención italiana en la guerra civil y analiza muy adecuadamente su papel en las diferentes campañas".
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