Blair hizo un intento sincero por conjugar los mitos tradicionales de la socialdemocracia con una mayor dosis de realismo liberal, pero más allá de su continuidad en las grandes líneas de la política exterior -lo que ciertamente exigió un coraje extraordinario en algunos momentos- su retirada hace tres años era el anticipo de este colapso anunciado.
Su sucesor, Gordon Brown, ha llevado el timón del número 10 de Downing Street a través de un fuerte temporal financiero que ha acabado de desarbolar la nave del laborismo.
Si hubiera que comparar el papel histórico del anterior periodo conservador gestionado por Margaret Thatcher y John Major con estos trece años de laborismo, es evidente que ni Blair ni Brown quedarían bien parados.
Si hubiera que comparar el papel histórico del anterior periodo conservador gestionado por Margaret Thatcher y John Major con estos trece años de laborismo, es evidente que ni Blair ni Brown quedarían bien parados.
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