Enemigo declarado de la rutina, José Bono no descansa. Su última «ocurrencia», un libro donde cuenta su experiencia laboral con representantes de varios oficios. «No hay malicia en querer ganar las elecciones», responde contundente a los que le acusan de electoralista
9-3-2003 05:00:04
El último libro de José Bono está inspirado en un viaje que el presidente de Castilla-La Mancha realizó a Estados Unidos. Allí, un senador demócrata de Florida le contó que dedicaba algunos días a vivir en casa de un ciudadano, y luego contaba sus experiencias. «Se me quedó en la memoria y hace un año pensé que, en lugar de ir a casa de los ciudadanos, era mejor acompañarles en su oficio, en su actividad. Así surgió la idea».
- IU ha criticado el cambio de turnos en el servicio de recogida de basura de Talavera para que se guardara la confidencialidad sobre su presencia una noche en el vertedero.
- Nunca hubiese solicitado un cambio de turno que perturbara a los trabajadores o al servicio. Me parece que es muy interesante que un gobernante se acerque a la realidad no sólo a través de estudios y de informes, sino por la relación personal con los que están en el servicio.
- ¿Aprendió usted algo?
- Muchas cosas; por ejemplo esa noche aprendí que no se pueden echar líquidos en las bolsas de basura, porque luego te cae encima cuando vuelcas los contenedores. He podido comprobar la calidad de la gente, la fuerza de voluntad y lo penoso de algunos trabajos. Vendimiar fue lo que más me cansó físicamente porque no tengo costumbre de estar agachado ni de llevar peso. Mi contacto con Resti, el pastor, fue también muy interesante y hasta divertido. Yo no soy un aristócrata, soy uno más. Mi padre era tendero, mi abuela costurera, mi abuelo arriero...
- Si dejara de ser político y tuviera que elegir alguno de estos oficios, ¿cuál elegiría?
- Probablemente dudaría entre profesor y cooperante. Profesor porque lo he sido durante diez años de mi vida y me queda una cierta nostalgia por la docencia, y cooperante porque fue una de las experiencias más hermosas que tuve al comprobar la grandeza del alma humana que se encierra detrás de muchachos y muchachas que se van durante años a trabajar por la gente más desheredada del planeta.
- ¿Y ama de casa?
- Fue una de las actividades más gratificantes. Tuve suerte porque aquella casa de Guadalajara es entrañable por la calidad de los padres y de los dos chicos. Pero si la pregunta es si elegiría ser amo de casa, le respondo que me costaría mucho. Es un trabajo de los más esforzados y menos compensados que cualquier otro. Y poco reconocido.
- ¿Ha decidido ya adoptar alguna iniciativa legislativa sobre alguno de los oficios que ha conocido?
- Me preocupa mucho la situación de las personas en edad madura que no tienen empleo y se enfrentan a grandes dificultades para encontrarlo. Sobre esto estamos trabajando para dar una respuesta seria en poco tiempo...
- ¿Qué le dice a los que critican que saca usted un libro cada vez que hay elecciones?
- Lo digo en el prólogo. No veo malicia alguna en querer ganar las elecciones. Todos los que se presentan quieren ganarlas. ¿No es lógico?. Tengo muchos defectos, pero hay uno que no tengo y es que no me considero más que ninguno de todos con cuantos he estado. Ha sido por un día, pero puedo ser uno más. Es un privilegio de mi carácter. No todos estarían dispuestos a subirse a un camión de la basura, ni a guardar ovejas, ni todos se pasan un día en un convento de clausura... Probablemente a unos porque no se les ocurre, a otros porque les molesta y a otros porque creen que ser político es estar siempre en el escaparate vestido de etiqueta.
- ¿Los trabajadores con los que estuvo se sintieron impresionados con su presencia?
- Impresionados no porque yo iba a hacer una actividad en la que ellos me podían dar sopas con hondas, eran muchísimo más expertos que yo. Por tanto me podían tratar, no ya como un igual, sino como un lego.Y con el esfuerzo que hacían en enseñarme estos oficios se disipaba cualquier distancia.
- ¿Con este libro ha querido escenificar su mayor acercamiento al pueblo llano, quizá en contraste con algún candidato de la oposición reciente?
- No, no. Este libro se concibió y se inició siendo Agustín Conde el candidato. Tengo como referencia de mi trabajo a los castellano-manchegos y la verdad es que no me interesa molestar a nadie, ni por supuesto al actual candidato del PP, al que deseo que sea feliz el tiempo que se quede con nosotros.
- ¿Va a ganar dinero con este libro?
- Ni un solo euro.
- ¿Cómo ha sido recibido el libro entre sus compañeros socialistas?
- Me han llamado bastantes para felicitarme por la idea, y algunos sorprendidos porque -después de tener experiencia- este libro acredita que mi capacidad para la rutina es nula. Les sorprende que después de cinco legislaturas esté dispuesto a estos trajines.
- ¿Se imagina a Zapatero montado en un camión de la basura?
- (Se ríe) La verdad es que yo le he echado mucho valor...Zapatero hará cosas como estas y mucho mejores. A otros, me los imagino peor. Mi carácter es muy propicio para conectar con la gente. Sin esforzarme soy uno más, y eso ayuda a escribir libros como este.
- ¿Y qué le ha dicho su mujer?. Porque eso de irse a pelar patatas a una casa de Guadalajara...podía haberlo hecho en la suya.
- La capacidad para que mi mujer se sorprenda a estas alturas por mi actividad es escasa. A ella le cabe muy bien en la cabeza que su marido haga un libro como éste y me ha ayudado.
- ¿Cuál será su próximo libro?
- He publicado «A vueltas con el futuro», «José Bono de cerca», «Crónica de un viaje», «José Bono se presenta» y éste. Quizá me queda uno por escribir que no sé si algún día verá la luz, pero para el que tengo mucho material acumulado. Sería un diario a modo de memorias.
- En el caso de que vuelva a ganar las elecciones -algo muy probable, según las encuestas-, sólo le quedarán cuatro años más como presidente. ¿Va a poder permanecer tranquilo fuera del ámbito político?
- Solamente me imagino quieto, parado, en la sepultura. Es raro el día que no trabaje trece horas. Mi carácter me impide estar quieto. Para algunas personas, el «dolche far niente» es la máxima aspiración; para mí es insufrible. En este momento no me he planteado qué haré cuando esté fuera de la actividad política. No sé cómo me las arreglaré, pero me sabré ganar el pan. Soy abogado o profesor de universidad...
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