sábado, 8 de mayo de 2010

2 - PSOE - GARCÍA ATADEL - CHEQUISTA DURO - MURIÓ CATOLICO

ROBAN LAS FOTOS

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platnao


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AÑADIDO especial.AUTOAMPLIABLE

Decía Platón 
hace 2.400 años que:

"El castigo del hombre bueno 
que no se ocupa de cosas de política 
es ser gobernado 
por hombres malvados".

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Y a veces cambia minúsculas en mayúsculas
Como más arriba, escrito con minúsculas,
Y a veces más o todo
OJO: GOOGLE ME MANIPULA, 
CENSURA 
Y ROBA 
EL BLOG
http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=5533494408857435343
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NO TE LO PIERDAS
Youtube, 5 minutos
Políticos de España y Méjico, Iguales
http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=7750273685554144092

Real Madrid AUTOAMPLIABLE para los madridistas
http://www.blogger.com/blogger.g? blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=2063983045778385020 

Robos en la Sanidad de Cataluña
1a parte
http://www.youtube.com/watch?v=OPfaZentfaw
2a parte
http://www.youtube.com/watch?v=C6SGjuf9u4k
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Los Ministros de ZP siguen viviendo a costa de sus víctimas
http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/retiro-dorado-del
-zapaterismo-a-costa-de-sus-victimas-64982/
 

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Tener un Alcalde del PSOE así. El Crucifijo se queda
http://www.youtube.com/watch?v=NUAd8N4eUKU
Porque no se actúa así contra casos como éste
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Roger dijo... Comentario de un lector
Pues eso, son una panda de ladrones. 
Los demás a trabajar, los que puedan,
 y a pagar impuestos
para que estos jetas vivan sin dar palo al agua.
Cadena perpetua para 
los terroristas políticos, 
ladrones
y corruptos,
y ni un solo beneficio penitenciario
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Fue mi cumpleaños (Creo que 70, no estoy muy seguro. ¿La edad?)

http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=6145163349914425352


.Sembrado-1

-  Sembrado-2


Los del PSOE no mueren, se siembran (Paulino Iglesias, y no Pablo)
Alguien sembró a Zapatero
Y nació un Alcornoque(7)
¡Que iba a ser!
¿Un Acebuche? (13)Alcornoque y Acebuche
Plantado 

114
BORRASCOSO
22.4.2011 12:47h.
La ruina es la nueva pena de muerte.
Ya no existe el garrote vil, 
pero te matan de desesperación
dejándote en la ruina.
Así es nuestro régimen "democrático".
Se estaba mucho mejor con Franco,
creanme.
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Éste es el Rollo Macabeo TOTAL. AUTOAMPLIABLE
http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644
600973564161# /target=post;postID=786293168370221433
Éste es el Rollo Macabeo TOTAL. AUTO.AMPLIABLE
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ÉSTE ES EL ROLLO MACABEO PARCIAL
0 - 1934 ¿Revolución? Golpe de Estado - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=3887787576822924220 
PSOE Chanchullos - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=6589404236035200436

2 - Corrupción PSOE, Felipe y Zapatero - http://maremagnum
dequisicosillas .blogspot.com.es/2012/06/famosos-por-sus-hazana-corruptas-que.html

3 - ZAPATERO SE ACUSA - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target =post;postID=8530556027515308350
9 - Paro de Zapatero y Felipe - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=9157726037352261221
10 - 
Nacionalismos - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=5781648914623023955
11 - Carrillo - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=6718440789693877303
12 - Juan Carlos y Corina http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=2374043952997318043
13 - Golpe o Revolución - http://nodulo.org/ec/2004/n032p10.htm
14 - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=5849254112905791755
15 - Política y Políticos - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=1983022322016810688
16 - Corrupción - http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=3693644600973564161#editor/target=post;postID=829645999708711414
CensuraS 
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ANDALUCÍA
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PSOE
¿100 AÑOS DE HONRADEZ?
¡Ni 100 minutos seguidos!
© Arturo Álvarez Martínez – 2008
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Si te aburres asómate a la ventana y mira como llueve
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-L

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NOTA :
Zapatero es tan listo que no sabe para lo que sirve un paraguas.
Bueno, si que lo sabe, en el contexto de lluvia.
Pero si lo trasladamos al concepto de crisis, Zapatero si sabía que estábamos en CRISIS, pero debía ocultarlo a los españoles para poder ganar las elecciones de 2008, que sí ganó, pero a base de MENTIRAS, algunas tan gordas que nos han metido en la UVI en la que estamos.
Por eso ha Zapatero HAY QUE METERLO EN LOS JUZGADOS y que los jueces decidan si es merecedor de ir a la cárcel o no.
Eso es DEMOCRACIA PURA y DURA
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Y esto tampoco tiene desperdicio

MORIR, ANTES, PORQUE ZAPATERO OCULTÓ LA CRISIS PARA GANAR UNAS ELECCIONES Y NOS LLEVÓ DONDE ESTAMOS Y LO QUE VIENE.
También se le podría meter en el juzgado por esto y que los jueces decidan
¿Los que han muerto antes DE TIEMPO
por causa de la CRISIS,
se lo podrían achacar a ZAPATERO,
como a Franco
se le atribuyen,
de parte del PSOE
los fusilados
por toda España?
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1))) -
CRISISyPAROyMALNUTRICIÓNyENFERMEDADySUICIDIO 

ZAPATERO Y EL PSOE HACEN AUMENTAR 
EL CONSUMO DE DEPRESIVOS 
UN 16%.
¿Y QUE MÁS?
CRISIS

1 - OJO que muerde, porque el hambre y el paro matan
Crisis Paro, Malnutrición, Enfermedades y suicidios
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2 - OJO que el paro enferma y mata
Crisis Paro y Enfermedades
3 - OJO que el que la escondió debe SER culpable de todo
Crisis y Paro
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Desmemoria de García Atadell, Paracuellos y Amor Nuño (II)

· 8 Diciembre 2008 – 8:15 PM
Ascenso y caída de Atadell
Por el Rufián Melancólico
Nada como seguir los periódicos del verano madrileño del 36 para constatar la luchas que libraron las diferentes familias: comunistas, anarquistas y socialistas, para hacerse con el control de la “nueva policía” y la “nueva justicia”.
El reparto de agosto del 36, quedó así: los socialistas actuarían desde la Dirección General de Seguridad con la creación de una nueva brigada de obediencia estricta mandada por Agapito. Ésta dependería a efectos legales del comisario general Antonio Lino. Recibió el nombre de Brigada de Investigación Criminal de Agapito García Atadell.
Lino, que iba por libre, estaba vendido. Su simpatía por el republicanismo más conservador era conocida. Tener la confianza de Mailloll, ministro de Gobernación del gobierno Giral y sobre todo, haber dirigido la Brigada Criminal y no la Social durante el bienio negro le había puesto a salvo de momento. Su situación era sin embargo insostenible. Lo peor en su contra no era su ideología conservadora, o su religiosidad a machamartillo, si no que su hijo, adolescente y falangista, se encontraba escondido en algún desván de Madrid. Todos los interesados lo sabían. Su enemigo no era Atadell, que se convirtió con el paso de los meses en su protector, sino otra brigada de policía de nueva creación, también bajo el mando simbólico de Lino, pero de obediencia comunista. Tenía sus propios locales encima del café Zahara, en la Gran Vía, y su jefe era Javier Méndez. En 1938 reaparecerá en Valencia y su secretario y hombre de confianza será Julián Grimau.
Los anarquistas iban por su cuenta, tenían más checas que nadie diseminadas por Madrid, algunas de tanto relieve como la del Cinema Europa, la checa de Ferraz, o la inolvidable checa de Cabrejas. A menudo se paseaban tranquilamente por los despachos de la Dirección General de Seguridad luciendo sus armas y sustrayendo sus fichas y atestados de los archivos. Lino recordará en su exilio que a él y a los restos de su brigada les amenazaban con cortarles la cabeza como al general López Ochoa y que si no lo hacían, cuenta Lino, era porque él y sus hombres tenían siempre las pistolas a mano. Para amparar a sus milicias legalmente los anarquistas aceptaron a primeros de agosto incorporarse a la checa de Fomento, el también oficial Comité Provincial de Investigación Pública. Otra “dependencia anómala” de la Dirección General de Seguridad. Aquí estaban todos los Partidos representados pero la batuta la llevaban con mano firme Benigno Mancebo y Manuel Rascón, representantes de CNT en el comité directivo. La mayoría de sus brigadillas las dirigían reconocidos confederales madrileños como Victoriano Buitrago, Antonio Ramis Ariño, Victoriano Negro, Felix España, Santiago Aliques o Felipe Sandoval. Sin ninguna duda, Fomento era la cuota de “orden” y “justicia” que correspondía a la CNT.
Al final del verano fue Méndez quien se llevó el gato al agua y Lino y Atadell perdieron la partida. Se defendieron juntos hasta el final, hasta el día en que el cese de Lino fue publicado en la Gaceta y se inició su cacería. Atadell entonces protegió a su familia trasladándola bajo escolta a la embajada de Mexico y ayudó a Lino a burlar la implacable vigilancia de Méndez y marchar a Francia. Luego decidió largarse él.
" v:shapes="_x0000_i1025">Atadell, Lino y Penabad
Algunas semblanzas de García Atadell. La primera la encontramos en Baroja, en su libro Ayer y hoy. No será la única referencia que haga Baroja de Atadell, pues también aparece en la novela Laura, o La soledad sin remedio. La segunda semblanza pertenece a un viejo conocido de la Biblioteca, Francisco Camba, que lo retrata en su libro Madridgrado.
v:shapes="_x0000_i1026">“Agapito García Atadell no era anarquista. Era socialista y de la Sociedad del Arte de Imprimir. Él fue el que organizó con más éxito la compañía para el asesinato y para el robo. En esta compañía había un ex ministro de la República. Se asegura que cayeron quinientas personas por el procedimiento del paseo.
En los periódicos franceses de agosto del año pasado se decía: los diarios madrileños hacen grandes elogios de una brigada especial llamada la Escuadrilla del Amanecer, que opera entre la una y las cinco de la mañana. Esta era la gran invención de Atadell. Después Atadell, como se sabe, escapó por Valencia con varias maletas llenas de oro y fue detenido en Canarias. De los otros asesinos de Madrid de los que trabajaban en la retaguardia yo no tengo datos fijos ni señas identificadotas”.
Pío Baroja. Ayer y hoy
[En el refugio de una casa señorial, bajo el peligro de la aviación nacional]
Y de pie todo el tiempo que duró la espera, reclinadas en indolente y graciosa postura sobre la pared o el hombro del marido, así estuvieron inmóviles, luciendo su pijama, luciendo su ropón, sin apartar la manita de donde la tenía el dibujo deVogue. ¡Pobres criaturas! ¡Qué pronto hasta de esta encantadora frivolidad iban a verse privadas!
- A mí, decía una de ellas-, la aviación no me da miedo ninguno. Lo que me estremece es el timbre de la calle.
- Como a mí- argüía otra. Podía caer una bomba sobre esta misma casa, que yo seguiría durmiendo. Quien me quita el sueño es Atadell.
¡Qué imprudencia hablar de ese modo entre gente no conocida! Pero las mujeres son así. Entre ellas, un individuo de algo más de treinta años, moreno y fornido, me asustó, por creerlo un miliciano. Venía vestido con una especie de mono azul mahón y le cruzaba el pecho un correaje. Afortunadamente, lo veo salir a poco hacia el portal, que, por vivir en la casa un ministro con derecho a guardia, estaba abierto. Salía sacando, como para llevárselo ya a los ojos, un aparato de una caja de las correas. ¡Curioso sujeto! Al sentir los aviones de noche, todo lo que se le ocurría era bajar con unos gemelos para verlos bien. Entonces me fijé mejor. El mono que lo vestía no era tal mono, sino un pijama de seda azul. Y fué él de quien yo menos podía sospechar, un hombre ya viejo, de barbita blanca, que al principio tomé por un diplomático, el único a alarmarse:
— ¡A ver si ese astrónomo le va a hacer leñas a aviones! ¡Para algo lleva el cigarro encendido!
¿Qué habría sido del hombre aquel, que en las siguientes noches no volví a verlo? ¿Le dieron el pasea? ¿Pudo ocultarse en alguna Embajada? ¿Realizó el sueño de el Madrid de su posición social, pasándose al otro lado?
Poco había de tardar en enterarme.
[...]
v:shapes="_x0000_i1027">Cerrado el portal, ya que, enviado el ministro muy lejos con un cargo de cónsul, no había guardias, bajé a consultar con la portera.
Vaya a casa de la señorita Guzmán, me dijo
— ¿A esta hora?
— Se acuesta siempre muy tarde.
— Pero no la conozco.
— No importa. Es amabilísima.
La señorita Guzmán, Lulú Guzmán, lindísima criatura, según la fama, era el escándalo de la casa desde mucho antes. Al verla salir con su rico abrigo de pieles en invierno y al aire sus prodigiosos brazos, tan hechos a sujetar hombres, en verano, las señoras de los otros pisos parece que llegaron a dirigirse al administrador.
— ¿Cómo se consiente a semejante mujer en una casa respetable?
— Ella, si algo malo hace, es fuera. Aquí se conduce como la mejor.
— Pues acabaremos por marcharnos.
— Lo sentiré mucho, pero allá ustedes.
Con los porteros, la señorita Guzmán era muy amable. Con todos los que la servían, generosísima. A la puerta, cuando salía, la esperaba siempre un coche particular, de casino por lo menos. En las protestas debía haber mucho de envidia. Y casi me sorprendió que aquella criatura tan relacionada, con tal concepto de la vida, siguiese allí. Yo casi la había supuesto en una Embajada.
— ¿Dónde vive?
— Tres pisos más alto que usted, en el interior del mismo lado.
Abrió una criada de aspecto respetable. A pesar de los dos meses largos que llevábamos de revolución, traía, sobre el correcto traje negro, blanco delantal muy corto y una cofia como una cresta blanca en la cabeza.
— ¿La señorita Guzmán? Soy un vecino que quisiera pedirle el favor de utilizar unos instantes el teléfono.
De allá adentro, por el ancho pasillo, asomó una silueta realmente gentilísima y una voz, que no era de España, del Sur de América seguramente me acogió con agrado:
— No faltaría más, señor.
El teléfono estaba en un rinconcito, más allá de un hall donde, al paso, me sorprendieron las luces por su color y casi me desvaneció el perfume de las flores. Al terminar, la señorita Guzmán, que durante la conferencia había estado mirándome fijamente, sentada ahora en un butacón del hall, me dijo con su extraordinaria dulzura:
— Estoy leyendo una obra de usted.
— Muchas gracias, señorita.
— Aún no le he dicho si me gusta o no.
— Pues por eso.
Se levantó agilísimamente, y dirigiéndose a un verdadero bar que decoraba toda la pared de enfrente, me preguntó qué me gustaría beber a aquellas horas.
— Pues una copa de lo que tenga más a mano.
— Lo que usted quiera.
— ¿Hay jerez?
— Y, por lo visto, inmejorable.
Se iluminó el bar. Se iluminó con una luz como de luna la tabla de cristal esmerilado del mostrador y con un resplandor de oro el techo laqueado de la cripta. De los estantes de cristal negro, de donde hablaban casi con la generosidad de su dueña las filas de botellas, con manos finas, casi transparentes como otro objeto iluminado que formase parte de la decoración del bar, llenó la copa, dándomela con sonrisa de más fragancia aún.
— ¿Verdad que es bueno?
Y ya mi vanidad de hombre acaso esperaba no sé qué otras cosas de esta criatura tan amable cuando su voz echó sobre el sol del vino un chorro lamentable de agua fría.
— A Pito le gusta mucho.
Yo no recordaba haberla visto entre la gente de la casa allá abajo en el sótano, las noches de las bombas. A pesar de las bellezas que había allí, ninguna la igualaba. Casi costaba trabajo imaginársela una cocotte tan distinta a todas aquellas mujeres, tan señorial. Y de pronto… ¿Quién sería este Pito cuya sombra surgía lamentablemente en este amable rincón? ¿Por qué se permitía venir a esta casa a elogiar los vinos? ¿Y sólo los vinos elogiaría? Otra vez se sonrió ella, dándose cuenta de mi trastorno.
— Es mi amigo, ¿sabe? Usted, seguramente, no se asusta por estas cosas que la revolución ya permite. Antes, me libraría bien. Sería un escándalo…
Quedó callada, y no sé ya qué advertí en ella: ¡Su amigo! ¡Decirlo con aquella tranquilidad, aun tratándose de mujer semejante! La voz había temblado un poco, con dejos casi imperceptibles de amargura, y el semblante tardó un rato en recobrar la placidez y la sonrisa.
— Voy a llamarlo, que le gustará hablar con usted. Es de su tierra. ¡Pito!
— En seguida— dijo desde una habitación próxima una voz áspera.
Y asomó un sujeto que ya conocía: el astrónomo de la primera noche de las bombas, con el mismo pijama de seda azul que tomé por un mono de miliciano. Lo que no tenía eran correas atravesándole el pecho, ya sin necesidad de otra cosa que sus ojos para ver los ojos de Lulú, estrellas más luminosas que las que en el cielo podía poner la luz de los aviones.
— De modo que somos paisanos-le dije, por no quedar callado, como sería mi gusto
— ¿De dónde es usted?
— De Lugo.
— Muy bonito Lugo y la provincia. La parte del mar…
— De allí soy yo.
Calló un instante, para preguntarme de pronto:
— ¿Conoce usted a don José Soto Reguera, el diputado?…
— Mucho.
— Fué quien me trajo a Madrid. ¿Sabe dónde está?
— No. Escondido, tal vez.
— Eso, seguro.
Y desviando la plática de aquel tema, indudablemente enojoso para un hombre agradecido, charlamos durante un rato de cosas indiferentes. Cuando quise marcharme se opuso como persona verdaderamente de mundo. Aún quedaba vino en la botella. Era una lástima irse así. Poco o me fué pareciendo menos insubstancial que la otra noche me había antojado. Al contrario, conforme se le oía hablar, se advertía en él al hombre de grandes responsabilidades y grandes deberes. Pero me chocó que, llamdos por ellos precisamente, pretendiese ir a vestirse.
Miró el reloj. Era su hora.
¡De qué modo lo dijo! ¡Mi hora! Como el búho que se apresta a recorrer las soledades del bosque, como el gallo tiene que despertar al sol de la justicia.
—No tardo nada—añadió.
Tardó muy poco, efectivamente, en presentarse por completo transformado. Toda la frivolidad de la primera noche habla desaparecido. Vestía con importancia la cazadora de los milicianos. En el sitio de los gemelos traía ahora un pistolón. Al hablar me aterró diciéndome que, en cierto modo, éramos compañeros. Aunque la vida le había llevado por otros rumbos, muy de muchacho había escrito algo para el periódico de Soto Reguera. Después, trasladándose a La Coruña, para Tierra Gallega, el de Santiago Casares.
— Pues compañeros sin rebaja ninguna— dije, por serle grato. ¿Qué hacia usted enTierra Gallega?
— Muchas cosas, pero lo que mejor me salía eran los Ecos de Sociedad.
¿Cuál sería el nombre de este Asmodeo, de este Monte-Cristo de La Coruña? Yo debía conocerlo.
— ¿Se llama usted…?
Y casi no sé cómo no me caí al suelo al oírle:
— Agapito García Atadell.
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