Un pastor leonés del siglo XVIII inventó esta
popular distracción que hoy reúne en Madrid
a decenas de jugadores en el Campeonato
Nacional promovido por su biznieto
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CENSURA Y MANIPULACIÓN
Ni tan antiguo como el ajedrez, las damas y el parchís, con más de cinco siglos de juego en sus tableros, ni tan «modernos» como el Monopoly o el Scrabble, surgidos en el siglo XX. El popular «juego de chinos» nació en el año 1787 en un pequeño pueblo de León, Bercianos del Real Camino, y, claro está, los chinos no tuvieron nada que ver.
Fue Felipe Valdeón Triguero, un pastor de la localidad, quien a los 41 años inventó el juego para pasar las horas durante el pastoreo. Cogió unas pequeñas piedras del suelo -las chinas- e invitó a los otros pastores a hacer lo mismo y a ocultar en la mano las que les pareciera bien para adivinar después, con la mano cerrada, cuántas sumaban entre todos sin repetir el número. Así lo cuenta José Antonio Hidalgo, biznieto de Valdeón, que lleva más de veinte años promoviendo el juego de chinos.
Este viernes más de 70 jugadores se congregarán en el bar Anjo de Madrid en el Campeonato Nacional de Chinos que viene organizando desde 1987. Doscientos años después de la primera partida, el heredero del inventor ponía en marcha el primer campeonato. «Como homenaje a él, para que este juego no se muera cada año arrimo la llama para que se mantenga el fuego».
¿Cómo está tan seguro Hidalgo de que su antepasado fue el creador? «Así me lo explicó mi abuela materna, Asteria Valdeón, con la que jugaba de niño y todo cuadra», explica este ya prejubilado de 63 años. El juego rural se extendió fácilmente con la trashumancia que pasaba por Madrid camino de las dehesas de Extremadura y Andalucía. Además, en Bercianos existía un hospital para peregrinos del camino de Santiago.
Su extrema sencillez, apenas hacen falta tres piedras, monedas o incluso palillos u otros pequeños objetos, convertían al juego en el idóneo para ser «transportado». Aunque el secreto de su éxito reside más en la astucia necesaria para ganar. Así lo vieron los avispados que buscaron en la picaresca la manera de tomarse un vino o conseguir algo a costa de algún pardillo en este arte.
Tras años de decadencia, volvió a resurgir con la proliferación de barras americanas en los años 60. Las señoritas de alterne se jugaban a los chinos que les invitaran a una copa y lograron una gran fama. La luz tenue, la ebriedad del contrincante y pequeñas trampas tras la barra eran una combinación invencible, señala Hidalgo. El juego vivió entonces otro de sus momentos de gloria para caer en el olvido del que le rescató Hidalgo a finales de los años 80.
Los años de gloria
Este leonés, que llegó a iniciarse como becerrista con el nombre de «Morenito de León», recuerda aquel «boom» con una mezcla de orgullo y nostalgia. Fueron los años en los que jugaba a los chinos con Pepe Domingo Castaño y Goyo González en un concurso en la cadena Ser, le entrevistaba María Teresa Campos y llegó a denunciar a Jesús Hermida por «apropiarse» del juego en televisión. Aquel disgusto le llevó a registrar la patente que hoy ostenta.
En sus campeonatos de chinos a lo largo de estos años han destacado Ángel Sánchez (con cuatro primeros premios), José Estrada o José San Juan. Famosos como Alfonso Ussía, el dúo ya fallecido de Tip y Coll, o el actor de «Aquí no hay quien viva» Eduardo Gómez también son aficionados a los chinos.
Madrid, León, Salamanca o Bilbao son algunos de los puntos geográficos en lo que se sigue oyendo en los bares frases como «gancho al trapero» (el 7), «barreiros» (el 8), «la mano en niño» (el 5) o el «gusanillo» (el 6), del argot del juego. Porque casi todos los números tienen su correspondiente apodo. Y aunque cuentan que hay quien se ha jugado a los chinos hasta a su mujer, Hidalgo solo admite lo «socorrido» que resulta para que ese amigo que se hace el loco pague una ronda.
Las seis cualidades necesarias
«Es una distracción, es muy divertido y todo el mundo puede jugar. No hay distinción entre hombres y mujeres y a los niños les encanta», asegura este «guardián» del juego. Aunque, añade, «no es tan simple como parece». Un buen jugador de chinos requiere, a su juicio, de seis cualidades (¿7?):
psicología,
observación,
memoria,
concentración,
astucia,
suerte e
intuición.
psicología,
observación,
memoria,
concentración,
astucia,
suerte e
intuición.
De entre ellas, Hidalgo destaca la necesidad de observar las manosdel contrario.
«Si llevas, sueles presionar la mano y cerrarla para tratar de taparlos, es algo inconsciente», afirma mostrando un puño con los dedos próximos a la muñeca y los nudillos tensos.
Y si uno presta atención, detecta las tendencias de los demás jugadores:
«Si a la primera saca 'uno', luego 'tres' y después 'ninguno', seguramente en la próxima jugada llevará 'dos'».
«Si llevas, sueles presionar la mano y cerrarla para tratar de taparlos, es algo inconsciente», afirma mostrando un puño con los dedos próximos a la muñeca y los nudillos tensos.
Y si uno presta atención, detecta las tendencias de los demás jugadores:
«Si a la primera saca 'uno', luego 'tres' y después 'ninguno', seguramente en la próxima jugada llevará 'dos'».
Quien mejor lo haga este viernes en Madrid se llevará 200 euros y un trofeo conmemorativo aunque habrá más premios y medalla hasta el décimo.
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