08:01 (05-02-2011) | 0
El ministro confunde la decisión del juez Ruz con un certificado de inocencia.
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Unos por otros, la casa sin barrer... Le piden cuentas políticas a Rubalcaba por el caso Faisán y se va por los cerros de la Audiencia Nacional: “Ya hay una investigación judicial”. Pero luego llega el juez Pablo Ruz, encargado de rastrear la PSOE connection del chivatazo y alega que el testimonio de Antonio Camacho, número dos de Interior y titular de uno de los teléfonos del Faisán, “no es determinante” para esclarecer los hechos.
Es el viejo truco de aquellos felipistas con el cieno al cuello, que en los años 90 eludían su responsabilidad política, diciendo que la Justicia aún no se había pronunciado... y aquí no dimitía ni Blas. Aquellos que ponían la mano en el fuego por gobernadores del Banco de España pillados en fraudes a Hacienda... y que terminaban socarrados.
La historia parece repetirse ahora con otro personaje que no sólo es felipista, sino que ya estaba entonces en el poder: Rubalcaba. Ahora exige a quienes han “injuriado” a Camacho que le pidan disculpas. Aquejado de daltonismo (debe ser genético porque le pasaba a González y le pasa a Bono), confunde la decisión del juez Ruz de no citar a Camacho, con un certificado de inocencia de la Audiencia Nacional. Pero habría que recordarle que el caso Faisán no sólo no está cerrado, sino que se acumulan las sospechas sobre la cúpula policial y el propio ministerio.
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