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ÁNGELA MARTIALAY
En los últimos días el caso del chivatazo a ETA es un hervidero de informaciones. Declaraciones de mandos policiales, informes sobre las cintas de vídeo grabadas en torno al bar Faisán, el registro de las llamadas desde los teléfonos de los imputados en los momentos previos y posteriores a la filtración... Mucho se habla y más se hablará en lo sucesivo del soplo policial que se dio al aparato de extorsión de ETA el 4 de mayo de 2006 en el bar de Joseba Elosúa.
Sin duda, este procedimiento -que estuvo tres años ‘dormido’ en los cajones del juzgado de Instrucción Número 5 de la Audiencia Nacional por culpa del magistrado Baltasar Garzón- se ha reactivado en el último mes.
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