Actualizado el 26/8/2009 - 10:48h
Toreros, futbolistas y boxeadores saben que una de las claves de su éxito en la plaza, el estadio o la lona es la elección del terreno en el que se va a llevar a cabo el enfrentamiento. El matador pugna por llevar al astado al centro, a los medios o a las tablas según las características de su enemigo, consciente de que este es un factor relevante para una buena faena. Igualmente, cuando un entrenador balompédico prepara el desarrollo de un partido instruye a sus hombres sobre la parte del campo en la que han de procurar ligar sus movimientos decisivos dependiendo del tipo de adversario que tienen delante. No pocos boxeadores han perdido o ganado una final al haber acertado en su ubicación en el cuadrilátero con el fin de aprovechar al máximo sus propias cualidades en detrimento de las de su rival. Y no digamos de las grandes batallas que a lo largo de la historia de la guerra se han resuelto favorablemente a uno u otro de los ejércitos en presencia porque su jefe fue capaz de colocarse con ventaja a tiempo en el teatro del choque. Por tanto, es un hecho innegable que cualquier oponente gana en peligrosidad si lucha en un entorno en el que se siente cómodo, mientras que sufre desventaja si es obligado a pelear allí donde su capacidad de combate resulta disminuida o dificultada. Desde esta perspectiva elemental, cuesta comprender la estrategia del Partido Popular a lo largo de este verano, durante el cual la contienda con el PSOE se ha centrado sobre todo en el desigual trato que fiscales y policía dan a los presuntos corruptos de las respectivas formaciones. Francamente, la idea de que el argumento: "Protesto enérgicamente porque mis supuestos golfos son discriminados frente a los de usted", suscitará un masivo apoyo en la calle parece algo peregrina y merece una reflexión por parte de la cúpula de Génova 13. En tanto que el debate público se desenvuelva predominantemente en el ámbito de la corrupción y la mayoría de declaraciones, noticias y maniobras parlamentarias tengan como tema el cohecho, la prevaricación, el fraude fiscal, la financiación ilegal y la falsedad en documento público de docenas de casos que afectan a los dos grandes partidos nacionales, con agrias acusaciones mutuas y frenesí de ventiladores que expanden porquería en todas direcciones, la izquierda se sitúa en mejor posición por los motivos siguientes: a) ha convencido a la gente de que es éticamente superior a la derecha b) carece de escrúpulos c) está en el gobierno y controla a las fuerzas del orden, a la fiscalía y a los servicios de inteligencia d) el ruido en los medios sobre venalidades diversas impide que se hable de la incompetencia manifiesta del Gobierno ante la crisis económica, la destrucción de la unidad nacional, el deterioro galopante de la educación y una política exterior patética.
A la vista de lo expuesto, cabe preguntar: ¿No sería más útil en términos de comunicación que el Partido Popular procurase orientar a la opinión hacia asuntos en los que ZP y su equipo han demostrado plenamente su fracaso proponiendo a la vez altenativas que abran a los ciudadanos caminos de esperanza y de confianza en vez de chapotear en el fango agarrado de las solapas de un especialista en mentiras y en golpes bajos? Vayan a los bares, a las colas de la panadería, a las pausas-café en el trabajo y escuchen para saber la respuesta. Hay sociólogos electorales que no permiten que la realidad les estropee una brillante interpretación de las encuestas.