El pueblo recibe al año poco más de 3.000 euros de cada una de las canteras, ¿ALGUNAS FACTURAN 120 MILLONES?
Noticia
Lunes, 26 de Enero de 2004
Reportaje:La atracción de la pizarra.Las ocho canteras de pizarra emplean a casi 800 trabajadores, muchos más que habitantes hay censados en el pueblo.
Reportaje:La atracción de la pizarra.Las ocho canteras de pizarra emplean a casi 800 trabajadores, muchos más que habitantes hay censados en el pueblo.
José Martínez, el Gaitero, fue uno de los vecinos de La Baña que intentó explotar la pizarra en los montes donde llevaban a pastar al ganado. Pero no había llegado la carretera aún a La Baña, el trazado desde Castroncontrigo se inició al finalizar la Guerra Civil y concluyó en La Baña en 1975, y sólo podían sacar pizarra a granel para las casas de la comarca.
Fue Bautista Pérez el primero que, teniendo en contra todos los elementos, denunció la concesión de Matacouta en el año 79 e inició la explotación mecánica con el impulso de un grupo electrógeno, porque el pueblo carecía de potencia eléctrica suficiente. En aquel entonces, recuerda su hijo, Juan Bautista, en el pueblo tampoco había teléfono. El más cercano estaba en Encinedo.
«En las condiciones que se iniciaron las explotaciones esto era de locos. ¿Qué empresa iba a venir aquí en aquélla época?», declara el dueño de otra cantera que comenzó a trabajar en los primeros años 80. Todavía hoy tiene la impresión de que «la inmensa mayoría de León no sabe las dimensiones de la industria que hay aquí. Se piensan que somos cuatro mataos, pero somos una verdadera industria»
El inicio de la explotación de canteras de pizarra en La Baña se ve impulsado en los años 80 por la pujante actividad extractiva en las canteras gallegas. La relación que La Cabrera siempre mantuvo con sus vecinos de Galicia y de Zamora propició los contactos con los compradores extranjeros: Francia, Alemania e Inglaterra.
Pero la falta de comunicaciones retrasó la llegada de esta industria hasta el corazón de La Cabrera. Si en el primer tercio del siglo fue impulsada en San Pedro de Trones por industriales de uno y otro lado del Sil, en los años 60, a medida que la carretera iba adentrándose en La Cabrera, se hicieron los primeros intentos en Benuza. Hoy en Odollo ya existe una explotación subterránea, la única de canteras de pizarra en Castilla y León.
«Empezamos con un chabolo, allí se cortaba y se hacía todo; luego se bajaba en una carroceta y, ya en La Baña, se cargaba en camiones rudimentarios». También recuerda Luis Martínez que «en las canteras de Orense, en aquel entonces, ya estaban más modernos».
En cambio ahora presumen de poseer tecnología punta, incluso dos máquinas que hacen el trabajo del labrador. «Ahorra mano de obra, pero es que aquí no hay gente», añade. La maquinaria para la nueva nave se está haciendo en Ponferrada. Un joven de La Baña ha puesto en marcha esta industria para suministrar maquinaria a las pizarreras.
La comunidad es la productora del 34% de la pizarra para uso de cubiertas que se extrae en España. El 85% se dedica a la exportación y se ha observado un crecimiento de entre el 20 y el 40% en los últimos años. «Es verdad que cuando se iniciaron estas explotaciones teníamos unos márgenes de beneficio muy grandes, pero ahora tenemos que hilar muy fino para ganar», apunta un empresario.
Los viejos chabolos se han convertido en naves en las que «se hace prevención de riesgos laborales» y «también se han hecho restauraciones». Las principales quejas de los empresarios se centran en la cuantía de los avales y la excesiva burocracia: «El expediente para abrir un banco nuevo ha durado nueve años en resolverse y mientras en el sector del carbón los avales son de 6.000 euros, aquí nos piden 24.000 euros». Los pizarristas de La Baña destacan la calidad de la materia prima: no oxida «y la de Casayo, sí».
Fue Bautista Pérez el primero que, teniendo en contra todos los elementos, denunció la concesión de Matacouta en el año 79 e inició la explotación mecánica con el impulso de un grupo electrógeno, porque el pueblo carecía de potencia eléctrica suficiente. En aquel entonces, recuerda su hijo, Juan Bautista, en el pueblo tampoco había teléfono. El más cercano estaba en Encinedo.
«En las condiciones que se iniciaron las explotaciones esto era de locos. ¿Qué empresa iba a venir aquí en aquélla época?», declara el dueño de otra cantera que comenzó a trabajar en los primeros años 80. Todavía hoy tiene la impresión de que «la inmensa mayoría de León no sabe las dimensiones de la industria que hay aquí. Se piensan que somos cuatro mataos, pero somos una verdadera industria»
El inicio de la explotación de canteras de pizarra en La Baña se ve impulsado en los años 80 por la pujante actividad extractiva en las canteras gallegas. La relación que La Cabrera siempre mantuvo con sus vecinos de Galicia y de Zamora propició los contactos con los compradores extranjeros: Francia, Alemania e Inglaterra.
Pero la falta de comunicaciones retrasó la llegada de esta industria hasta el corazón de La Cabrera. Si en el primer tercio del siglo fue impulsada en San Pedro de Trones por industriales de uno y otro lado del Sil, en los años 60, a medida que la carretera iba adentrándose en La Cabrera, se hicieron los primeros intentos en Benuza. Hoy en Odollo ya existe una explotación subterránea, la única de canteras de pizarra en Castilla y León.
«Empezamos con un chabolo, allí se cortaba y se hacía todo; luego se bajaba en una carroceta y, ya en La Baña, se cargaba en camiones rudimentarios». También recuerda Luis Martínez que «en las canteras de Orense, en aquel entonces, ya estaban más modernos».
En cambio ahora presumen de poseer tecnología punta, incluso dos máquinas que hacen el trabajo del labrador. «Ahorra mano de obra, pero es que aquí no hay gente», añade. La maquinaria para la nueva nave se está haciendo en Ponferrada. Un joven de La Baña ha puesto en marcha esta industria para suministrar maquinaria a las pizarreras.
La comunidad es la productora del 34% de la pizarra para uso de cubiertas que se extrae en España. El 85% se dedica a la exportación y se ha observado un crecimiento de entre el 20 y el 40% en los últimos años. «Es verdad que cuando se iniciaron estas explotaciones teníamos unos márgenes de beneficio muy grandes, pero ahora tenemos que hilar muy fino para ganar», apunta un empresario.
Los viejos chabolos se han convertido en naves en las que «se hace prevención de riesgos laborales» y «también se han hecho restauraciones». Las principales quejas de los empresarios se centran en la cuantía de los avales y la excesiva burocracia: «El expediente para abrir un banco nuevo ha durado nueve años en resolverse y mientras en el sector del carbón los avales son de 6.000 euros, aquí nos piden 24.000 euros». Los pizarristas de La Baña destacan la calidad de la materia prima: no oxida «y la de Casayo, sí».
Necesidad de mano de obra
«Estamos haciendo una nave nueva y necesitamos 50 personas, pero la gente parece que no quiere trabajar porque aquí se gana un buen sueldo y, sin embargo, es difícil encontrar mano de obra», explica Luis Martínez, de Pizarras La Baña.
El sueldo mensual de un labrador ronda los 2.500 euros. Los salarios más bajos, de pinche y embalador, rondan los 1.000 euros al mes sin contar con las dos horas extraordinarias que realizan a diario casi la totalidad de los trabajadores. «Nosotros tenemos 180 empleados -agrega Martínez- y sólo 80 son del pueblo, los otros vienen de El Barco, Ponferrada, Zamora...» Una familia de Astorga ha conseguido alquilar una casa en La Baña, pero no es fácil encontrar vivienda en el pueblo. «No se han hecho viviendas sociales y tenemos pocos servicios, los jóvenes que se casan y quieren trabajar los dos no tienen con quien dejar los hijos... De seguir La Baña y Quintanilla se irán despoblando cada vez más», apunta Juan Bautista Pérez. Encinedo cuenta con 1.006 habitantes y todos sus pueblos pierden vecinos excepto La Baña.
Trabajadores que se desplazan a diario desde La Bañeza y Puente de Sanabria cuentan su jornada laboral en las canteras y una nave de pizarra de La Baña
A las 5.45 de la mañana suena el despertador y a la media hora un todoterreno de última generación calienta motores en Puente de Sanabria. José, Luis, Jorge y Manolo son sus cuatro ocupantes. De lunes a viernes realizan la ruta hasta La Baña atravesando la sierra de La Cabrera por el puerto de carretera de más altitud de la provincia. El alto del Peñón tiene 1.840 metros y separa a las provincias de León y Zamora entre Truchillas y Escuredo. Más de una vez han tenido que darse la vuelta o apartar la nieve como han podido porque «limpian la carretera del lado de Zamora, pero no del de León», explican a la salida del tajo. Cuando la nevada es más copiosa, dan un rodeo de más de 100 kilómetros por Castrocontrigo o no van a trabajar.
A las 7.45 horas ya están en la cantera de Pizarras La Baña donde unos conducen camiones cargados con los estériles y otros trabajan como palistas o retristas. Son 75 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Cuando hace buen tiempo se ahorran casi la mitad del recorrido -44 kilómetros- al poder hacer el camino desde Puente de Sanabria por San Ciprián y entrar directamente en La Baña por la pista de montaña desde la que se puede ver aún la huella del camino de herradura que durante siglos fue la senda utilizada por los bañeses para llevar sus ganados al famoso mercado de Puente de Sanabria.
La jornada se prolonga desde las ocho de la mañana hasta las las siete de la tarde. Dos horas extraordinarias cada día. El sábado, medio día. Los frentes de explotación no son los que más empleo generan; son las naves de elaboración las que requieren más mano de obra.
Aquí sierran los rachones de pizarra previamente cortados con hilo diamantado en la explotación. Este sistema ha desplazado al tradicional de perforación y voladura y de discos en brazo móvil. son cortados y sus trozos exfoliados por los labradores -el oficio más cualificado junto con el de serrador- y finalmente embalados en palés.
El ruido es ensordecedor. Los trabajadores utilizan cascos para amortiguar el ruido, aunque Carmen dice que puede oir con ellos puestos. «Gustar yo creo que no le gusta a nadie», dice Carmen interrumpiendo por un momento la cuenta de las rolladas en el palé. Ella lo hace porque regresó al pueblo para estar con su madre y gana un buen sueldo. De no ser por la situación familiar seguiría en Madrid. A su lado, María Ángeles hace sonar la pizarra antes de embalarla. «Si suena bien vale y si suena hueco, no vale; se rompe». Y así sucede cada cierto tiempo. Ella golpea la laja de pizarra contra la madera y si está hueca hace ¡zas! y rompe en pedazos.
Es una de las trabajadoras que viaja a diario en el transporte de la empresa desde La Bañeza. Un autobús con 30 trabajadores sale cada mañana de la capital comarcal para llegar a las 7.55 a la nave de Pizarras El Carmen. «Vivimos dos años en La Baña, pero tengo una hija de doce años y queríamos estar con ella». En La Cabrera al llegar a la enseñanza secundaria obligatoria las familias tienen que optar entre desprenderse de sus hijos e hijas para que estudien durante la semana en el instituto de Astorga, viviendo en la escuela hogar o en un internado, o emigrar con ellos. María Ángeles apenas ve a su hija porque cuando llega a casa a las ocho de la tarde se ducha y se acuesta. El padre, minero prejubilado, se ocupa de la niña.
A las 5.45 de la mañana suena el despertador y a la media hora un todoterreno de última generación calienta motores en Puente de Sanabria. José, Luis, Jorge y Manolo son sus cuatro ocupantes. De lunes a viernes realizan la ruta hasta La Baña atravesando la sierra de La Cabrera por el puerto de carretera de más altitud de la provincia. El alto del Peñón tiene 1.840 metros y separa a las provincias de León y Zamora entre Truchillas y Escuredo. Más de una vez han tenido que darse la vuelta o apartar la nieve como han podido porque «limpian la carretera del lado de Zamora, pero no del de León», explican a la salida del tajo. Cuando la nevada es más copiosa, dan un rodeo de más de 100 kilómetros por Castrocontrigo o no van a trabajar.
A las 7.45 horas ya están en la cantera de Pizarras La Baña donde unos conducen camiones cargados con los estériles y otros trabajan como palistas o retristas. Son 75 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta. Cuando hace buen tiempo se ahorran casi la mitad del recorrido -44 kilómetros- al poder hacer el camino desde Puente de Sanabria por San Ciprián y entrar directamente en La Baña por la pista de montaña desde la que se puede ver aún la huella del camino de herradura que durante siglos fue la senda utilizada por los bañeses para llevar sus ganados al famoso mercado de Puente de Sanabria.
La jornada se prolonga desde las ocho de la mañana hasta las las siete de la tarde. Dos horas extraordinarias cada día. El sábado, medio día. Los frentes de explotación no son los que más empleo generan; son las naves de elaboración las que requieren más mano de obra.
Aquí sierran los rachones de pizarra previamente cortados con hilo diamantado en la explotación. Este sistema ha desplazado al tradicional de perforación y voladura y de discos en brazo móvil. son cortados y sus trozos exfoliados por los labradores -el oficio más cualificado junto con el de serrador- y finalmente embalados en palés.
El ruido es ensordecedor. Los trabajadores utilizan cascos para amortiguar el ruido, aunque Carmen dice que puede oir con ellos puestos. «Gustar yo creo que no le gusta a nadie», dice Carmen interrumpiendo por un momento la cuenta de las rolladas en el palé. Ella lo hace porque regresó al pueblo para estar con su madre y gana un buen sueldo. De no ser por la situación familiar seguiría en Madrid. A su lado, María Ángeles hace sonar la pizarra antes de embalarla. «Si suena bien vale y si suena hueco, no vale; se rompe». Y así sucede cada cierto tiempo. Ella golpea la laja de pizarra contra la madera y si está hueca hace ¡zas! y rompe en pedazos.
Es una de las trabajadoras que viaja a diario en el transporte de la empresa desde La Bañeza. Un autobús con 30 trabajadores sale cada mañana de la capital comarcal para llegar a las 7.55 a la nave de Pizarras El Carmen. «Vivimos dos años en La Baña, pero tengo una hija de doce años y queríamos estar con ella». En La Cabrera al llegar a la enseñanza secundaria obligatoria las familias tienen que optar entre desprenderse de sus hijos e hijas para que estudien durante la semana en el instituto de Astorga, viviendo en la escuela hogar o en un internado, o emigrar con ellos. María Ángeles apenas ve a su hija porque cuando llega a casa a las ocho de la tarde se ducha y se acuesta. El padre, minero prejubilado, se ocupa de la niña.
La solución a los 22 millones de metros cúbicos de escombros, parada en la Junta
El «decidido apoyo de las administraciones» que reclama el estudio para la reestructuración de explotaciones de pizarra en La Baña aún no se ha producido.
Siemcalsa concluyó un informe en el 2002 en el que propone como solución al actual caos ambiental el desarrollo de dos escombreras de uso compartido y el mejor aprovechamiento de algunas de las actuales.
El estudio señala los principales problemas en las explotaciones del entorno de La Baña. Las escombreras actuales tienen poca capacidad para asumir más estériles, «sin embargo, las reservas de pizarra parecen suficientes para una normal vida de las canteras», precisa.
La explotación de la pizarra genera grandes movimientos de tierra para obtener el material aprovechable, que supone sólo el 3% del total. Desde que se iniciaron las canteras de La Baña se han formado ya quince escombreras de diferente tamaño, que acumulan más de 22 millones de metros cúbicos de estériles.
Además de la reestructuración de las escombreras, el estudio insta a racionalizar la actividad extractiva, sanear las áreas con inestabilidades, restaurar las abandonadas y acondicionar los cauces afectados por la actividad minera. El escombrado de los huecos de explotación es el objetivo principal «en cuanto sea posible y no tengan otro destino final».
Para dar solución a la proliferación de escombreras y a su agotamiento los técnicos proponen como ubicación para una de las dos compartidas la vaguada de Soligueira de Cebas. Con capacidad para 35.469.964 metros cúbicos, resolvería el escombrado de Carbajal de la Romana, Fuidemalo, Begoña, El Picón y María del Carmen durante diez años. Para las canteras de Manada Vieja, Virgen de las Nieves y Aurora se indica como lugar idóneo la vaguada del arroyo del Capiello, «respetándose la majada del Pradín de Manada Vieja y encauzándose dicho arroyo». La escombrera tendría un volumen de 16.947.312 metros cúbicos y también serviría para evacuar los estériles de estas explotaciones durante una década.
Los técnicos de Siemcalsa aseguran que «al finalizar la vida de la escombrera quedaría para el pueblo una gran pradera horizontal de 309.937 metros cuadrados y se sugiere el aprovechamiento con una minicentral del salto de 140 metros de desnivel de las aguas canalizadas del arroyo. Para la escombrera de Aurora, que es la de mayor tamaño, se propone otra al sur de la explotación con capacidad para 10 millones de metros cúbicos.
El «decidido apoyo de las administraciones» que reclama el estudio para la reestructuración de explotaciones de pizarra en La Baña aún no se ha producido.
Siemcalsa concluyó un informe en el 2002 en el que propone como solución al actual caos ambiental el desarrollo de dos escombreras de uso compartido y el mejor aprovechamiento de algunas de las actuales.
El estudio señala los principales problemas en las explotaciones del entorno de La Baña. Las escombreras actuales tienen poca capacidad para asumir más estériles, «sin embargo, las reservas de pizarra parecen suficientes para una normal vida de las canteras», precisa.
La explotación de la pizarra genera grandes movimientos de tierra para obtener el material aprovechable, que supone sólo el 3% del total. Desde que se iniciaron las canteras de La Baña se han formado ya quince escombreras de diferente tamaño, que acumulan más de 22 millones de metros cúbicos de estériles.
Además de la reestructuración de las escombreras, el estudio insta a racionalizar la actividad extractiva, sanear las áreas con inestabilidades, restaurar las abandonadas y acondicionar los cauces afectados por la actividad minera. El escombrado de los huecos de explotación es el objetivo principal «en cuanto sea posible y no tengan otro destino final».
Para dar solución a la proliferación de escombreras y a su agotamiento los técnicos proponen como ubicación para una de las dos compartidas la vaguada de Soligueira de Cebas. Con capacidad para 35.469.964 metros cúbicos, resolvería el escombrado de Carbajal de la Romana, Fuidemalo, Begoña, El Picón y María del Carmen durante diez años. Para las canteras de Manada Vieja, Virgen de las Nieves y Aurora se indica como lugar idóneo la vaguada del arroyo del Capiello, «respetándose la majada del Pradín de Manada Vieja y encauzándose dicho arroyo». La escombrera tendría un volumen de 16.947.312 metros cúbicos y también serviría para evacuar los estériles de estas explotaciones durante una década.
Los técnicos de Siemcalsa aseguran que «al finalizar la vida de la escombrera quedaría para el pueblo una gran pradera horizontal de 309.937 metros cuadrados y se sugiere el aprovechamiento con una minicentral del salto de 140 metros de desnivel de las aguas canalizadas del arroyo. Para la escombrera de Aurora, que es la de mayor tamaño, se propone otra al sur de la explotación con capacidad para 10 millones de metros cúbicos.
Las quince escombreras
- Manada Vieja de Couso Cotado: 5.357.705 m3 (Cantidad de esteriles)
- Virgen de las Nieves de Pizarras Celtas: 683.404 m3
- Aurora de Pizarras Albar: 7.496.624 m3Tan sólo una pequeña vaguada la separa de Manada Vieja.
- Pradín de Pizarras Albar: 1.318.911 m3Son dos escombreras al norte y al sur del hueco.
- Fuidemalo de Pizarras La Baña 3.343.858 m3Era de Manada Vieja y está al otro lado de la montaña.
(Estériles acumulados de la explotación) - Carbajal de la Romana de Pizarras El Carmen: 2.555.176 m3
Begoña del grupo El Carmen: 102.293 m3 (Tamaño del hueco de explotación)
Los escombros se acumulan en el límite norte.
Es la cantera más reciente. - Picón de Pizarras El Picón:1.050.809 m3
Tiene escombros al este y al suroeste. - María del Carmen de Pizarras Gonta: 525.658 m3
Aparte de ésta hay otra compartida en el camino al Lago.
El municipio no cobra por movimientos de tierra
La repercusión de la actividad pizarrera en el pueblo de La Baña «se nota de hace diez años para acá», indica uno de los hijos de Carrilano que gestionan el restaurante. «En el municipio tenemos pleno empleo», subraya Arredondas, del Partido Popular. Él también retornó de la emigración, desde Bélgica, con su familia cuando empezaban a explotarse las primeras canteras de La Baña. Y no es el único. La lista de emigrantes retornados se alarga. José Méndez es el presidente de la junta vecinal y declara que él mismo trabajó durante 20 años.
El pueblo recibe al año poco más de 3.000 euros de cada una de las canteras. Sólo cuando renuevan el permiso de ocupación del terreno o solicitan nuevas concesiones se consigue algo más de dinero para el pueblo. «Hemos hecho algunos caminos y tenemos en proyecto hacer abrevaderos para el ganado, un merendero junto al polideportivo y hacer una repoblación con pinos», explica el pedáneo.
Todas las empresas están obligadas a pagar IAE porque facturan más de un millón de euros, pero el Ayuntamiento apenas recauda por esta actividad unos 12.000 euros. Este no ha hecho efectiva la ordenanza de movimientos de tierra «porque cuando se inició lo que queríamos era que hubiera puestos de trabajo», alega.
La repercusión de la actividad pizarrera en el pueblo de La Baña «se nota de hace diez años para acá», indica uno de los hijos de Carrilano que gestionan el restaurante. «En el municipio tenemos pleno empleo», subraya Arredondas, del Partido Popular. Él también retornó de la emigración, desde Bélgica, con su familia cuando empezaban a explotarse las primeras canteras de La Baña. Y no es el único. La lista de emigrantes retornados se alarga. José Méndez es el presidente de la junta vecinal y declara que él mismo trabajó durante 20 años.
El pueblo recibe al año poco más de 3.000 euros de cada una de las canteras. Sólo cuando renuevan el permiso de ocupación del terreno o solicitan nuevas concesiones se consigue algo más de dinero para el pueblo. «Hemos hecho algunos caminos y tenemos en proyecto hacer abrevaderos para el ganado, un merendero junto al polideportivo y hacer una repoblación con pinos», explica el pedáneo.
Todas las empresas están obligadas a pagar IAE porque facturan más de un millón de euros, pero el Ayuntamiento apenas recauda por esta actividad unos 12.000 euros. Este no ha hecho efectiva la ordenanza de movimientos de tierra «porque cuando se inició lo que queríamos era que hubiera puestos de trabajo», alega.
Ayudas puntuales
Añade que prefiere negociar con los empresarios su contribución a obras concretas que hacer efectiva una ordenanza para compensar al municipio por la riqueza que se extrae de sus montes no sólo en La Baña, sino también en Forna, Quintanilla de Losada y Robledo de Losada. Entre estas aportaciones figuran el camión de protección civil y 150.000 euros para construir la residencia de ancianos de La Baña.
Añade que prefiere negociar con los empresarios su contribución a obras concretas que hacer efectiva una ordenanza para compensar al municipio por la riqueza que se extrae de sus montes no sólo en La Baña, sino también en Forna, Quintanilla de Losada y Robledo de Losada. Entre estas aportaciones figuran el camión de protección civil y 150.000 euros para construir la residencia de ancianos de La Baña.
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