miércoles, 22 de abril de 2009

LA PRODUCCIÓN ESPAÑOLA SE DESPLOMA, VEAN EN GRAFICAS

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Cortoletraje

Introito

Los últimos datos oficiales muestran el duro desplome de los pilares productivos de España. Servicios, construcción, industria y turismo caen a un ritmo medio del 19% interanual. De hecho, el desplome de los servicios y la industria supera ya al de la construcción.

http://www.libertaddigital.com/economia/el-hundimiento-de-la-produccion-espanola-en-graficas-1276357107/

Comentarios

Opina dijo el día 22 de Abril de 2009 a las 17:02:39:
A la gente la tuvieron engañada con discursos buenistas y con una generosa política de créditos. El buenismo neutraliza hasta la crítica más sabia. El crédito crea la ficción de que somos cada día más ricos aunque, en realidad, cada día se cobre menos en relación al nivel de precios de los principales bienes que indican el bienestar de una sociedad. Unos y otros no querían a los inmigrantes por buenismo solidario, sino para pegar el pelotazo. Los unos, el pelotazo económico consistente en agotar hasta el último suspiro el filón de actividades económicas obsoletas o coyunturalmente beneficiosas, agarrar lo conseguido y volar a toda prisa. Los otros porque siguen soñando con el pelotazo electoral perpetuo que creen va a suponer dar el voto a millones de subsidiados de por vida, en su mayoría políticamente analfabetos. Esos otros aún siguen soñando -y parece que van a salirse con la suya ni no lo impedimos a tiempo- con diluir los trazos fundamentales que sostienen nuestra identidad colectiva a base de insuflarnos dosis agigantadas de multiculturalismo, tanto es el odio que sienten hacia la europeidad y las raíces judeocristianas de esta parte del mundo.

Opina dijo el día 22 de Abril de 2009 a las 16:53:21:
La industria cae, claro que cae. Primero, en los años ochenta se sabía ya que habría que apostar fuerte por la tecnologización de los procesos y aplicar modernos protocolos de productividad si se quería mantener una industria competitiva. Segundo, se sabía que los procesos productivos se internacionalizaban y aún lo harían más en los años sucesivos, de manera que aquello que no requiriese especial cualificación para ser fabricado, se diseminaría por todo el tercer mundo. Los países ricos sólo conservarían aquellas fases de la producción más ligadas al I+D, al control financiero y de la distribución y, en suma, las más complejas etapas de fabricación. También se empezaba a vislumbrar que habría menos gente para trabajar, menos mano de obra en términos brutos. ¿Y qué se hizo ante estos retos? Nada, es decir, sí, lo contrario de lo que había que hacer. Se mantuvieron a capa y espada viejas y obsoletas formas de producir con escasa productividad a base de llenar el país de mano de obra barata importada del tercer mundo. Se quiso ser competitivo a la baja, por bajos salarios y por condiciones laborales precarias. No por lo que había que haberlo sido: por altos índices de cualificación de los trabajadores, por alta tecnologización de los procesos productivos, por investigación aplicada, por control financiero de marcas... Aquí se cometió el desatino de querer competir con el tercer mundo en precariedad laboral y fijar así el margen de beneficio. Craso error, nunca podremos competir en ese terreno con el tercer mundo como no sea asimilándonos totalmente y en todos los órdenes a dicho mundo. Ahora ya no hay fácil remedio, desde luego. Ahora sobra mano de obra para explotaciones intensivas y de bajo valor añadido por doquiera. Sobran y aún sobrarán más parados de imposible recolocación si de veras queremos volver a estar en el primer mundo.

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