Gibraltar / desastres y derrotas
6 de Diciembre de 2009 - 09:36:54 - Pío Moa
Hoy, en Época:
De vez en cuando los ingleses tienen la amabilidad de recordarnos que en Europa existe todavía una colonia y que la poseen ellos, precisamente en territorio español. El recordatorio puede ser una visita principesca, un desembargo de tropas "por error" fuera de la colonia, o un hostigamiento a barcos españoles que reprimen el contrabando en aguas españolas –pues el peñón no las tiene reconocidas–. Digo amabilidad porque hay que agradecerles sus gestos cuando en España los sucesivos gobiernos tratan obstinadamente de olvidar el hecho, de disimular la ofensa permanente, de dar muestras de amistad al "aliado" (¡hasta celebrando la batalla de Trafalgar!), en una carrera de servilismo e indignidad perfectamente reveladoras de la clase de politicastros que hoy produce el país.
Como es sabido, la presencia inglesa en Gibraltar procede de un acto de piratería, pues el peñón fue tomado en nombre de un aspirante al trono de España, refrendado en el leonino tratado de Utrecht. No contentos con su botín, los ingleses lo ampliaron en nuevos actos de piratería, ocupando territorio no cedido, sobre el que han construido el aeropuerto, extendido sobre aguas tampoco cedidas, y construyendo una barrera o "verja" más allá de la zona reconocida por el tratado.
Durante la II Guerra Mundial, Gibraltar se convirtió en un punto estratégico que pudo haber sido decisivo: su posesión por los alemanes pudo haber alterado el curso de la guerra en el Mediterráneo, y Londres buscó desesperadamente el mantenimiento de la neutralidad española, hasta el punto de que el subsecretario de Asuntos Exteriores, Butler, indicó al embajador español, el duque de Alba, que Inglaterra estaría dispuesta a considerar, después de la contienda, "todos los problemas y aspiraciones españolas, incluyendo Gibraltar". Churchill comentó que de nada valdría porque "los españoles saben que, si ganamos, las conversaciones no serán fructíferas, y si perdemos no serán necesarias". Sin embargo hizo la promesa, sin intención de cumplirla. Franco mantuvo la neutralidad, aunque en ella pesó muy poco la cuestión gibraltareña, pero al mismo tiempo presionó con manifestaciones estudiantiles cerca de la embajada. El servilismo de la progresía española se ha reído mucho con la anécdota, con toda probabilidad falsa, de que el embajador inglés Hoare habría respondido a la oferta del director general de Seguridad de enviarle más protección: "Mándeme menos estudiantes".
Como fuere, Inglaterra contrajo entonces una deuda invalorable con Franco, que pagó al terminar la guerra procurando el aislamiento internacional de España. Pero el aislamiento fue superado, y la diplomacia española consiguió en la ONU el reconocimiento del carácter colonial de Gibraltar y la instancia a Londres a descolonizar, lo que nunca ocurrió, desde luego. Pero el franquismo convirtió la verja construida por los ingleses en cierre de la colonia y persiguió eficazmente el contrabando, haciendo del peñón una carga cada vez más gravosa para Londres.
Tuvieron que venir nuevos gobernantes, en especial los socialistas, para invertir aquella política y dar las máximas facilidades a la colonia, que volvió a convertirse en un centro de contrabando y de operaciones financieras poco claras, que amplió la colonización, en el aspecto económico, sobre una amplia zona en torno aGibraltar. El espíritu donjulianesco del PSOE ha profundizado más en la ofensa después del 11-m, y procura disuadir cualquier reivindicación equiparando falsamente el caso de Gibraltar con el de Ceuta y Melilla (la izquierda progre siempre lo ha hecho), ciudades españolas anteriores a la constitución de una nación marroquí.
Yo sospecho que los ingleses, gente en general digna, sienten fastidio por este servilismo abyecto de los políticos españoles, y provocan, a ver si estos por fin alguna muestra de hombría, siquiera mínima. Sospecho que no lo conseguirán.
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**** Señor Moa:
Nuestra historiografía, cine, novela etc., se dedica últimamente a regodearse (seguramente no de forma inocente) en lo puntos más oscuros de nuestra Historia, y en particular de nuestra historia militar. Seguramente somos la única nación que conmemora sus derrotas, y las aireamos celebrando los aniversarios de Cuba, Trafalgar, Annual, o la expulsión de los moriscos. Olvidando totalmente nuestras epopeyas de la Conquista de América (y si se fijan en algo es casualmente en Lope de Aguirre), Tercios de Flandes, Almogávares, etc. Los ingleses celebran Trafalgar, pero no el fracaso ante Cartagena de Indias, Tenerife o Cádiz.
Se emplea mal el vocablo DESASTRE, que es (RAE) Desgracia grande, suceso infeliz y lamentable,cuando el término que en realidad se quiere designar es una CATÁSTROFE Suceso infausto que altera gravemente el orden regular de las cosas.
Así una CATÁSTROFE fue la invasión árabe de 711, la pérdida de Portugal, la independencia de los Virreinatos Americanos, Cuba y Filipinas, e incluso las Guerras Carlistas, etc. (al menos desde el punto de vista militar).
Equiparar la de Annual con Cuba y Filipinas con el mismo denominador común de desastre es injusto. Annual fue una derrota (desastre pero no catástrofe), en una larga guerra que terminó en una completa victoria. La retirada de Annual fue el 21 de julio, y el 23 ya se empezó la reconquista, y en octubre ya se había vuelto a conquistar Monte Arruit. Además fue un acicate que propició el surgimiento de un ejército mucho más eficaz y operativo.
En esta misma línea, y aprovechando como siempre el centenario, se escribe mucho sobre el DESASTRE DEL BARRANCO DEL LOBO (denominación moderna porque no se le denominó así en la época). Cuando en realidad no fue una derrota sino una victoria, porque las victorias o derrotas se miden simplemente si la unidad cumplió la misión u objetivo asignado, y esta vez es indudable que la columna del general Pinto cumplió con su misión de flanqueo, permitiendo la llegada y el repliegue intacto del convoy al que protegían. Las derrotas no se miden por el número o calidad de las bajas (unas 150 y un general), que además en este caso no fueron muy numerosas sobre todo si las comparamos con otras batallas en que se cuentan por millares.
Es evidente que en ambos casos hubo intención de aprovechar la ocasión, para resaltar las sombras y oscurecer los éxitos, por razones políticas para desestabilizar al gobierno y al régimen"
Salvador Fontenla.
**** No sabía que la foto de De Juana fuera un montaje. En todo caso es un montaje que expresa la verdad, al revés de lo habitual en ellos.
**** Observo que una serie de medios que simpatizan con todos los terrorismos y dictaduras de izquierda se refieren a mí, en tono peyorativo, como "ex terrorista". No les molesta la segunda parte, sino la primera, el "ex". En cambio de Zapo y su gobierno, por poner un ejemplo, no puede decirse que sean ex terroristas. Son terroristas. Al menos en grado de colaboración.
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