j) 11-M: LAS 90 TONELADAS

BUSCO EN GOOGLE COSAS DEL 11-M Y LO QUE MENOS SALEN SON COSAS DEL 11-M, CON LAS QUE DEBE HABER


ÉSTA DE LUIS DEL PINO, ES VERDAD
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28 de Mayo de 2009 - 13:06:22 - Luis del Pino 

Las 90 toneladas 


Publicamos hoy en Libertad Digital la primera parte de un informe sobre la destrucción de los trenes elaborado por nuestro contertulio Carlos Sánchez de Roda, a partir de la información pacientemente recopilada por muchos otros participantes del blog. Gracias desde aquí a lesconil, a vaevicti, a jomesa, a lat y a tantos otros compañeros que han contribuido. 

La verdad es que el informe es demoledor, porque pone de manifiesto el engaño fundamental en que descansa la prueba pericial de explosivos celebrada durante el juicio: los funcionarios policiales, cumpliendo con su deber, retiraron cantidades ingentes de muestras de los focos de explosión; sin embargo, alguien tomó la decisión de no incorporar los listados de esas muestras al sumario, alguien tomó la decisión de escamotear esas evidencias encontradas en los trenes; alguien tomó la decisión de que la investigación del 11-M se basara, única y exclusivamente, en supuestas "pruebas" encontradas fuera de los escenarios del crimen, como por ejemplo la furgoneta Kangoo o la mochila de Vallecas. Alguien, en definitiva, llevó a efecto una masiva labor de sustitución de unas pruebas por otras, con el fin de que los españoles no llegáramos nunca a poder a averiguar qué fue lo que realmente pasó el 11-M. Pero la verdad es tozuda. Tan tozuda como algunos de los que estamos empeñados en ayudar, poco o mucho, no lo sé, a que esa verdad se descubra algún día. 

Un total de 90 toneladas de material desaparecieron, sin que sepamos cuál fue su destino. En la noticia que hoy publicamos se proporciona un mínimo ejemplo (tenemos mucha más documentación gráfica) de en qué terminó convirtiéndose todo ese material retirado de los trenes. En el caso concreto del vagón 5 del tren de la C/ Téllez, las aproximadamente 9 toneladas de restos extraidas del vagón se terminaron transformando en (como lo describe la propia documentación oficial) "un clavo oxidado". ¡Un clavo oxidado fue todo lo que se entregó a los peritos durante el juicio, para que determinaran qué explosivo se usó en ese vagón 5 del tren de Téllez! ¡De alguno de los focos de explosión, no se entregó a los peritos absolutamente nada! 

Ésa es la estafa original en que descansan todas las demás estafas posteriores. Y mientras no se aclare qué restos se recogieron en los focos, quién los recogió, qué se hizo con ellos, por qué no se enviaron para su análisis (¿o sí se analizaron?) y quién tomó la decisión de que no se enviaran, resulta difícil que lleguemos a saber qué fue lo que realmente pasó el 11-M. 

Por si fuera poco, los análisis realizados durante la prueba pericial a las míseras muestras entregadas a los peritos (y de cuya procedencia ni siquiera estamos seguros, a falta de la demostración de que existió una cadena de custodia) dejan claro que no pudo estallar Goma2-ECO en los trenes, como el perito Antonio Iglesias demuestra en el libro Titadyn, que se presenta el lunes a las 19:00 en el Hotel Intercontinental de Madrid (Paseo de la Castellana 49), en un acto en el que intervendrán el propio autor, Casimiro García Abadillo, Pedro J. Ramírez y la presidenta de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, Angeles Domínguez. 

El análisis lógico que cabe hacer en la situación actual es muy claro: si rechazamos las muestras que se entregaron a los peritos, dado que su origen es dudoso, entonces el sumario del 11-M se cae, a falta de datos con los que determinar qué fue lo que estalló en los trenes; y si aceptamos, a pesar de su origen dudoso, las muestras entregadas a los peritos, entonces el sumario también se cae, porque lo que habría estallado en los trenes no sería Goma2-ECO, sino Titadyn. 

En cualquiera de los dos casos, el sumario del 11-M no es más que una inmensa patraña, construida sobre un apriorismo (el de que se había utilizado Goma2-ECO) que no estaba basado en otra cosa que en pruebas manipuladas: un resto de explosivo que los perros no detectaron en la furgoneta Kangoo y una supuesta bomba encontrada en una comisaría de policía 18 horas después de la masacre. 

La versión oficial del 11-M está muerta. Lo está desde hace mucho tiempo. Y a medida que transcurren los meses, el hedor que desprende es más insoportable. Y más gente queda retratada con su silencio o con su inacción. 

Yo no sé si alguna vez conseguiremos demostrar qué fue lo que realmente sucedió el 11-M. Lo que sí se es que, en este tiempo que llevamos empeñados en hacerlo, todos hemos perdido mucha de nuestra inocencia. Y gracias a eso hemos aprendido mucho. 

Sobre todo, hemos aprendido una cosa: que si queremos vivir en un país libre, tenemos que acostumbrarnos a pelear por ello. Porque nadie nos va a regalar ninguno de los derechos que nos corresponden. 

El primero, el derecho a la verdad, sin la cual no hay libertad posible. 


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